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La interventora del PP que traicionó a Rajoy
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Javier Caraballo

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La interventora del PP que traicionó a Rajoy

Has cambiado la papeleta y te has negado a votar a Albiol porque te gustaba Arrimadas. Pero no debes preocuparte, entre votar con la nariz tapada y votar sin complejos, elige siempre lo segundo

Foto: El cabeza de lista del PPC en las elecciones del 21D, Xavier García Albiol.(EFE)
El cabeza de lista del PPC en las elecciones del 21D, Xavier García Albiol.(EFE)

Dices que tienes remordimientos, que te duele, pero que has hecho lo que pensabas que era mejor para resolver este conflicto odioso de Cataluña. Cuando lo has contado, he querido imaginar el momento sublime y definitivo, la traición al Partido Popular de los suyos, de sus propios cuadros, porque resume lo ocurrido en las elecciones del jueves pasado. Hablábamos de cómo había transcurrido la jornada electoral, de la experiencia dura de colgarse al cuello una tarjeta de interventora del Partido Popular y entrar, con esa marca, en un colegio electoral que, como todos en Cataluña, estaba controlado y dominado por los apoderados e interventores de los partidos independentistas, mesa a mesa.

Fue entonces cuando encontré algo en tu mirada que me hizo sospechar: “¿No me dirás que has votado a Ciudadanos?” Imagino la escena, ese momento sublime: En la mano, con el puño cerrado, el sobre apretado con la papeleta de voto. Te aproximas a la mesa de votación nerviosa y, con tu acreditación azul de interventora del Partido Popular, acercas la papeleta de voto a la rendija de la urna de metacrilato. “Puede votar”, dice el presidente de la mesa tras comprobar tus datos. Dudas un instante, porque sabes lo que significa esta decisión, y lo haces. Ahí va, la interventora del PP introduce en la urna su papeleta de voto con la candidatura de Ciudadanos. “Sí, lo he hecho; no he votado a Albiol, he votado a Inés Arrimadas”.

Dices que lo has pasado mal cuando has visto el resultado, el hundimiento del Partido Popular, hasta la humillación. “Nadia podía esperar esta faltad de lealtad de los votantes del PP”, te ha dicho uno de tus compañeros del partido y tú has bajado la mirada, para que el bochorno se pudiera confundir con un gesto de desolación. Porque, al instante te habrás hecho la misma reflexión que me he hecho yo, que se hace cualquiera, cuando he visto en tus ojos la clave fundamental de lo ocurrido: “Al Partido Popular no lo votan en Cataluña ni sus interventores”. No hay más explicación.

Y será inevitable que en los próximos días, cuando veas cómo crece el acoso a Mariano Rajoy, cuando empiecen las dimisiones en tu partido, cuando oigas cómo se ceban con la derrota del Partido Popular hasta convertirlo en mofa pública, cuando todo eso ocurra, como ya está sucediendo, volverás a pensar en el instante decisivo, sublime, en el que la representante legal de un partido político decide votar por el candidato de otro partido, mientras en su pecho se bambolea la acreditación azul de interventora colgada en el cuello.

Dices que tienes una sensación extraña, como de abatimiento, porque al final, después de todo, nada sustancial ha cambiado en el Parlament catalán y otra vez los independentistas podrán formar gobierno mientras que vosotros, los representantes del Gobierno de España, los representantes del partido que ha tenido que asumir el desgaste de gestionar este descomunal desafío a la Constitución española, tenéis que soportar aún la burla de haberos hundido en las elecciones.

La hiriente mofa callejera de quienes te conocen, tus vecinos, tus amigos y hasta algunos de tus familiares que se declararon ‘indepes’ en algún momento del este endiablado proceso de irracionalidad colectiva. Verás, la situación del Partido Popular en Cataluña es muy compleja de analizar, porque ahí se suman odios enfermizos que se acaban agrandando con una inexplicable tendencia de tu partido a hacer las cosas mal. Tú misma lo has reconocido cuando has cambiado la papeleta y te has negado a votar a Xavier García Albiol porque te gustaba más Inés Arrimadas. Para votar a tu partido en estas elecciones, tenías que hacerlo con la nariz tapada, y se trataba de unas elecciones decisivas.

La torpeza del PP radica en que no solo no ha sabido combatirlo, sino que algunos dirigentes han acabado alimentándolo con sus actuaciones

En todos estos años, ¿cuándo ha acertado el PP con la estrategia política en Cataluña y con la designación de candidatos? Muchos en el PP catalán se remontan para responder a Josep Piqué, a principios de siglo, pero tampoco entonces tu partido logró salir de la cuarta posición. Aquellas fueron, además, las elecciones del ‘Pacto del Tinel’, con dos consecuencias demoledoras, cuyos efectos se están pagando ahora en la sociedad catalana: el tripartito que llevó a los independentistas por primera vez al Gobierno, les dio poder y presupuesto, y el ‘cordón sanitario’ que decidieron establecer para aislar al PP, como si fueran unos apestados. Esa es la parte de disculpa que tiene la debacle del PP en estas elecciones, que el cainismo de la política española ha creado un monstruo, un rechazo patológico a unas siglas, a unos políticos, a unos colores. Cuando se siembra odio, lo que se cosecha es odio. De eso, vosotros no tenéis la culpa. La torpeza del PP radica en que, muchas veces, no solo no ha sabido combatirlo, sino que algunos dirigentes han acabado alimentándolo con sus actuaciones.

Arrimadas celebra su victoria en las elecciones de Cataluña.

Dices, y hasta lo imploras, que por favor preserve tu identidad, que nunca haga público tu nombre porque sabes cómo son los medios de comunicación y rápidamente te etiquetarían en toda España como ese triste lema, la interventora del PP que votó a Ciudadanos. Pero no debes preocuparte por eso porque lo fundamental está en el simbolismo de tu acción, lo que representa y lo que explica de los resultados. Durante la jornada electoral, las estimaciones que iban llegando al propio Gobierno de España, que organizaba estas elecciones, ya alertaban de “un trasvase de votos descomunal” del Partido Popular hacia Ciudadanos, con lo que, al final, tu acción ha sido la misma que la de la inmensa mayoría de los votantes españolistas y de centro derecha que hay en Cataluña y que, no lo olvides nunca, habéis conseguido el objetivo: ganar las elecciones. Eso es lo más importante; lo otro, lo tuyo, lo de tantos miles, se explica con la campaña más efectiva del ‘voto útil’ en España porque la llamada de Ciudadanos ha llegado hasta los cuadros de los partidos rivales, que es lo que demuestra tu ejemplo. Entre votar con la nariz tapada y votar sin complejos, elige siempre lo segundo, la sinceridad contigo mismo.

Dices que tienes remordimientos, que te duele, pero que has hecho lo que pensabas que era mejor para resolver este conflicto odioso de Cataluña. Cuando lo has contado, he querido imaginar el momento sublime y definitivo, la traición al Partido Popular de los suyos, de sus propios cuadros, porque resume lo ocurrido en las elecciones del jueves pasado. Hablábamos de cómo había transcurrido la jornada electoral, de la experiencia dura de colgarse al cuello una tarjeta de interventora del Partido Popular y entrar, con esa marca, en un colegio electoral que, como todos en Cataluña, estaba controlado y dominado por los apoderados e interventores de los partidos independentistas, mesa a mesa.

Mariano Rajoy Xavier García Albiol