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Escribir en Andalucía es llorar
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Javier Caraballo

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Escribir en Andalucía es llorar

Después de 40 años de autonomía, en la prensa andaluza hay más precariedad, más limitaciones y más dependencia que cuando comenzó esta etapa única en la historia de autogobierno

Foto: Foto: Enrique Villarino.
Foto: Enrique Villarino.

Si la calidad democrática de una sociedad se mide por la calidad de sus medios de comunicación, lo mejor será no ponerse a resolver ese silogismo en Andalucía para no caer en una depresión profunda. Podría decirse lo mismo de España, y de forma pormenorizada de otras muchas comunidades autónomas, pero esto debe ser como el gazpacho, que como en Andalucía, en ninguna parte. Si “una prensa cínica, mercenaria y demagógica produce un pueblo cínico, mercenario y demagógico”, como sostenía Joseph Pulitzer, más vale que no le demos mucha importancia a esa reflexión porque, sobre todo el verano, no es tiempo de abatimientos. Mejor será que nos detengamos en lo que decía Larra de que “escribir en Madrid es llorar”, aunque cuando decía Madrid se refería a España.

También en Andalucía, escribir, hablar, presentar… trabajar en un medio de comunicación es llorar. Después de 40 años de autonomía, en la prensa andaluza hay más precariedad, más limitaciones y más dependencia que cuando comenzó esta etapa única en la historia de autogobierno. Nadie a quien se le hubiera dicho entonces que la autonomía andaluza iba a provocar la muerte por esclerosis del periodismo andaluz se lo hubiera creído. Pero eso es lo que está ocurriendo, desde hace mucho tiempo, con la exclusiva novedad de que, como en el pensamiento marxista, cada año que pasa se repite la misma historia pero cada vez más cutre, más grotesca, más dolorosa.

Lo que ha procurado siempre el PSOE, partido hegemónico, ha sido fomentar la dependencia y el sectarismo en la prensa andaluza

Por supuesto que nada de esto es casual. Lo que ha ocurrido en Andalucía desde que existe la autonomía es que, en vez de mejorar el entorno, en vez de propiciar el arraigo de medios de comunicación potentes, lo que ha procurado siempre el PSOE, partido hegemónico, ha sido fomentar la dependencia y el sectarismo en la prensa andaluza; como si Canal Sur irradiara como patrón empresarial su propio servilismo político. Si ya existía una situación de debilidad por la dejadez de la sociedad andaluza, a la que no parecen preocuparle estos asuntos, y la inexistencia de grandes empresarios de prensa en Andalucía, que siempre ha sido localista, con la autonomía se han potenciado de forma extraordinaria los dos defectos.

Dos ejemplos de estos días que sirven para ilustrar bien una historia de años: subvenciones y licencias para quien se arrima al PSOE, estrangulamientos y vacío para quien se aleja. La primera tiene que ver con la guerra desatada entre dos grupos periodísticos, Vocento y el Grupo Joly, los dos imperios de prensa local más importantes de Andalucía y, por tanto, competidores directos. Durante varios días consecutivos, el diario 'ABC' ha estado sacando las subvenciones con las que la Junta de Andalucía ha estado financiando los proyectos empresariales del Grupo Joly, con titulares como “La Junta aprobó financiar un ERE antes de que lo solicitara” o “El Gobierno andaluz financió la expansión empresarial del Grupo Joly”.

La contestación de Grupo Joly fue inmediata: “Mentiras, insinuaciones y falseades; ABC, como siempre”. En la réplica aseguraba que toda la información se sustentaba en documentos antiguos, “manipulados y sacados de contexto”, con el único objetivo de desprestigiar a un competidor “en una muestra de falta de rigor profesional que debería alarmar a sus lectores y, como mínimo, sonrojar a sus instigadores, promotores y firmantes”. Por ello, anunciaba acciones legales contra el periódico vecino, el 'ABC de Sevilla'. ¿Llegará la disputa a los tribunales? Pues ojalá acabara en un juzgado y le cayera la denuncia a un juez decidido a tirar de la manta y revisar, como se hizo con los ERE, todas las subvenciones de prensa concedidas por la Junta de Andalucía.

Subvenciones y licencias para quien se arrima al PSOE, estrangulamientos y vacío para quien se aleja

La otra gran polémica periodística es el cierre, o la amenaza de cierre, del periódico decano de la prensa andaluza, 'El Correo de Andalucía', fundado en febrero de 1899. Este periódico, que fue grande e influyente en su tiempo, acabó absorbido por el PSOE andaluz en cuanto llegó al poder, a través de aquella empresa clandestina que se llamaba Prensa Sur, un escándalo de época, y desde entonces su declive ha sido imparable. Ahora que estaba iniciando una nueva etapa, la Junta de Andalucía le acaba de asestar un rejón de muerte: le cierra la televisión, con lo que se viene abajo todo el negocio.

La historia del cierre es interesante. La abogada del medio, Eloísa Pérez Andrés, ha explicado que El Correo TV se presentó a un concurso público para que le concedieran la explotación definitiva de la licencia de televisión. En ese concurso, según la abogada, se exigía que la documentación del proyecto televisivo que se presentaba en papel también se adjuntara de forma digitalizada, en un CD. Según esta abogada, en la baremación que se realiza, la oferta de El Correo queda por encima de las demás, pero se encuentran con la sorpresa de que la Junta de Andalucía la rechaza, y la excluye, porque no ha adjuntado el duplicado en formato digital.

La oferta de El Correo queda por encima de las demás, pero la Junta la rechaza, y la excluye porque no ha adjuntado el duplicado en formato digital

El Correo afirma lo contrario, que sí entregó los duplicados correspondientes en formato CD, pero la Junta vuelve a negarlo y, entonces, le pide que, al menos, se le conceda la posibilidad de subsanarlo, ya que la oferta principal, la de papel, no se cuestiona, solo las copias. Pero la Administración andaluza es inflexible y los deja fuera del concurso público. Consecuencia, pues que sin la televisión, el actual propietario de El Correo anuncia que piensa cerrar todo el grupo, también el periódico y la web. Medio centenar de contratos que se extinguen. Seguramente, hasta serán contratos de muy escaso nivel salarial, pero en esas andamos, hasta los contratos precarios son un bien preciado en el erial de la prensa andaluza.

Cualquiera podría sorprenderse de lo ocurrido solo comparándolo con el desastre de los ERE, ese fraude milmillonario en el que ninguno de los controles funcionaba; la misma Administración que concedía subvenciones millonarias con la única documentación de un pósit en la pantalla del ordenador del director general de Empleo, ahora se muestra inflexible por la falta de una copia en un concurso público. ¿Estamos hablando de la misma Administración, el desastre y el rigor, el caos y la formalidad, como si fueran hermanos gemelos?

Ni lo de los ERE fue un despiste ni lo de los medios de comunicación es una muestra de eficacia y rigor

Evidentemente, no existen demasiados misterios en todo esto, y ni lo de los ERE fue un despiste ni lo de los medios de comunicación es una muestra de eficacia y rigor. Siempre ha habido un interés político detrás y, en el caso de El Correo, lo único que debe esconderse es el afán por allanar el camino a los otros grupos de televisiones locales, como el de Onda Luz, en perfecta sintonía con la Administración socialista, como tantos otros, para que se quede con toda la cuota televisiva de Sevilla. No es que 'El Correo' haya sido un gran dolor de cabeza para el Gobierno socialista, que no era 'The Washington Post' en el Watergate; no, que de eso apenas hay por aquí: se trata, sencillamente, de beneficiar a un grupo amigo excluyendo a los rivales para no tener que repartir la tarta publicitaria.

¿Y dicen algo las asociaciones de la Prensa o los profesionales? Aquí no hay ‘camisetas negras’, no. Todo lo más, algún comunicado de ‘bien queda’ y mucho 'hashtag' lacrimógeno. Ni siquiera los partidos políticos se atreven a poner el dedo en esa llaga, será que es demasiado comprometido y complejo; prefieren el juego conocido de la confrontación y el argumentario. Siempre ha sido así a lo largo de toda la historia de la autonomía andaluza y la tendencia, ya asentada, no iba a cambiar ahora. La única diferencia es que, cuando la historia se repite, lo hace siempre en un peldaño más bajo. Y lo que quedaba por ver en la lucha por la libertad de prensa es que se ofreciera una misa rociera en la que el sacerdote intercedió ante Dios para la salvación de 'El Correo'. Y eso ha ocurrido ya. “Dios nos bendiga con la continuidad de 'El Correo de Andalucía”. Así que nada... Eso, amén.

Si la calidad democrática de una sociedad se mide por la calidad de sus medios de comunicación, lo mejor será no ponerse a resolver ese silogismo en Andalucía para no caer en una depresión profunda. Podría decirse lo mismo de España, y de forma pormenorizada de otras muchas comunidades autónomas, pero esto debe ser como el gazpacho, que como en Andalucía, en ninguna parte. Si “una prensa cínica, mercenaria y demagógica produce un pueblo cínico, mercenario y demagógico”, como sostenía Joseph Pulitzer, más vale que no le demos mucha importancia a esa reflexión porque, sobre todo el verano, no es tiempo de abatimientos. Mejor será que nos detengamos en lo que decía Larra de que “escribir en Madrid es llorar”, aunque cuando decía Madrid se refería a España.

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