Matacán
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Un jamón y un móvil gratis para los inmigrantes
No podemos cansarnos nunca de repetirlo, de señalar con el dedo al vecino que propaga la mentira como si fuera un chiste, de denunciar al político que va sembrando patrañas...
El sacerdote José Chamizo, que fue defensor del Pueblo en Andalucía y preside en la actualidad la Fundación Sevilla Acoge y la ONG Voluntarios por Otro Mundo, se sorprendió el otro día cuando se cruzó con un grupo de señoras en una calle de Sevilla. Chamizo las conocía desde antiguo, como a tantas otras personas que lo paran por la calle para pedirle ayuda, para darle ánimos o para saludarle. Pero esta vez, la expresión en el rostro de ese grupo de señoras era distinta, una cara de reproche.
“Chamizo, sabes que siempre te hemos apoyado, pero estamos muy en desacuerdo con lo que estáis haciendo con los inmigrantes. No hay derecho a que se le haya regalado a cada inmigrante un jamón y un móvil”. ¿Un jamón y un móvil? Las señoras estaban seguras y, por eso, muy indignadas. Eran varias personas las que se lo habían confirmado, una de ellas ofrecía, además, un testimonio directo porque conocía a un tipo “que trabaja en la Junta de Andalucía” y le había contado que todo era cierto. ¿Un jamón y un móvil para cada inmigrante, con el dinero de todos los andaluces? ¿Y en las demás autonomías, habrán hecho lo mismo? ¡Seguro que eso es cosa de Pedro Sánchez! Esta vez, ni la certeza de que los musulmanes no consumen carne de cerdo servía como excusa. Ni, por supuesto, el desmentido serio del ex defensor del Pueblo andaluz; no hay prestigio que resista ante un bulo sobre inmigración.
Sabemos ya que uno de los signos de este tiempo que nos ha tocado vivir es este fenómeno mundial en el que la sociedad lo que busca, lo que anhela, es la mentira, en vez de la verdad, para motivarse, para identificarse con un discurso o con un líder y hasta con un sentimiento. Esa inexplicable inercia se vuelve exponencial cuando se trata de inmigración, muy por encima de otras falsedades que se pongan en circulación, sobre políticos o los jueces o sobre conspiraciones mundiales. ¿Un jamón y un móvil gratis? Por supuesto, quién va a negarlo. Lo que quizá no nos damos cuenta es que el racismo y la xenofobia que se va sembrando con cada bulo que se expande se inocula en las sociedades como un virus letal, el más pernicioso de todos.
Por eso, no podemos cansarnos nunca de repetirlo, de señalar con el dedo al vecino que propaga la mentira como si fuera un chiste; de denunciar al político que va sembrando patrañas para recoger cosechas de votos exaltados; al tertuliano que inflama las mañanas con sucia gasolina de odios. Una a una, desmontemos cada mentira de estas que se repiten todos los días:
“Los inmigrantes colapsan la sanidad pública”
No sólo no es cierto, sino que es lo contrario. Piense, en primer lugar en una obviedad biológica: La edad media de los inmigrantes es muy inferior a la de la población local, con lo que hacen un uso muy inferior del sistema sanitario. Si ambulatorios y hospitales no dan abasto con la demanda puede ser por dos razones: falta de inversiones públicas y envejecimiento de la población nacida en España.
La inmigración es el instrumento más efectivo para evitar que quiebre la Seguridad Social en España. Más efectivo que un aumento de la natalidad
Ninguna de esas dos razones tiene que ver con los extranjeros. Pero es que, además de eso, lo que ya sabemos es que la inmigración es el instrumento más efectivo para evitar que quiebre la Seguridad Social en España. Más efectivo que un repentino aumento de la natalidad en España o que un rápido descenso de la tasa de paro. Las cuentas ya están hechas: sólo la llegada de 270.000 inmigrantes netos cada año hasta 2048 nos permitirá reducir en un 2,2 el déficit de la Seguridad Social.
“Los inmigrantes tienen paga y vivienda”
Por una sencilla regla de tres, tendríamos que pensar que si a los inmigrantes que llegan a España les conceden una paga mensual y vivienda gratis, lo que no tiene sentido es que, además, nos quiten los puestos de trabajo, que es otro de los bulos. ¿Para qué iban a querer trabajar los inmigrantes, si le dan casa y dinero? No existe ni una cosa ni la otra, ni se concede una paga a los inmigrantes ilegales, como repiten con frecuencia los dirigentes de Vox y algunos del Partido Popular, ni tienen derecho a una vivienda gratis. En internet se pueden encontrar algunos de los bulos más extendidos, como el de Valladolid, que persiste a pesar de las veces que ha sido desmentido.
Las ayudas están reguladas con requisitos comunes y objetivos y en todo caso siempre están dirigidas a personas que residan legalmente en España
Las ayudas que se conceden en toda España siempre están reguladas a través de requisitos comunes y objetivos, como los niveles de renta, y en todo caso siempre están dirigidas a personas que se encuentren residiendo legalmente en España. Y sobre los extranjeros, lo que sabemos es que adquieren viviendas por encima incluso de la media española. Según los datos del Consejo General del Notariado, los compradores foráneos concentran en los últimos ejercicios una de cada cinco operaciones de adquisición de vivienda en España. Tengamos en cuenta que los inmigrantes en España no llegan al diez por ciento de la población.
“Nos están invadiendo y nos quitan el trabajo”
Vamos a repetir otra vez la cifra de antes: La inmigración en España supone menos del diez por ciento de la población. Para los que dicen eso de que nos están invadiendo y para los que trasladan la imagen falsa de que el problema de España es que no se deporta a los inmigrantes, como si fuesen parásitos del sistema. No sólo no es verdad sino que, contemplados en su conjunto, los inmigrantes le aportan al Estado español más de lo que reciben. El dato no es de ninguna ONG, sino de la misma OCDE, uno de esos organismos internacionales de los ‘hombres de negro’ del capitalismo.
En su informe anual de ‘Perspectivas de la Migración Internacional’ se señala que el saldo fiscal neto de los inmigrantes en España representa el 0,54% del PIB, lo que supone unos 5.500 millones de euros para las arcas públicas españolas. Más mendaz todavía es esa otra acusación, la de que los inmigrantes le quitan el trabajo a los españoles. Son los propios empresarios españoles los que solicitan al Gobierno cupos de trabajadores de otros países para poder atender sus necesidades, sobre todo en la agricultura y en la ganadería. Sobre todo en provincias como Huelva, Almería, Granada o Murcia, hay una alta demanda de mano inmigrante para recoger las cosechas; decenas de miles de personas que llegan cada temporada. En el verano pasado, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos trasladó al Gobierno la importancia de “hacer las cosas bien” para regular y controlar la mano de obra que demandan los agricultores porque “los inmigrantes son un colectivo imprescindible para la agricultura española y sin ellos no podríamos funcionar”. Podemos quedarnos con esto último: hacer las cosas bien y ser conscientes de que nos necesitamos. Y sobre todo, lo fundamental: No mentir y no creerse las mentiras. De jamones y chorreras.
El sacerdote José Chamizo, que fue defensor del Pueblo en Andalucía y preside en la actualidad la Fundación Sevilla Acoge y la ONG Voluntarios por Otro Mundo, se sorprendió el otro día cuando se cruzó con un grupo de señoras en una calle de Sevilla. Chamizo las conocía desde antiguo, como a tantas otras personas que lo paran por la calle para pedirle ayuda, para darle ánimos o para saludarle. Pero esta vez, la expresión en el rostro de ese grupo de señoras era distinta, una cara de reproche.