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El mentiroso de los Mossos, sesión final
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Javier Caraballo

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El mentiroso de los Mossos, sesión final

Trapero tiene voz de doblaje, grave y serena, lo cual complica mucho la principal incógnita que se quiere despejar en el segundo gran proceso judicial contra la revuelta soberanista

Foto: Josep Lluís Trapero, durante su declaración en la Audiencia Nacional. (EFE)
Josep Lluís Trapero, durante su declaración en la Audiencia Nacional. (EFE)

Josep Lluís Trapero tiene voz de actor de doblaje, grave y serena, lo cual complica mucho la principal incógnita que se quiere despejar en el segundo gran proceso judicial contra la revuelta independentista de Cataluña que ha comenzado en la Audiencia Nacional: ¿mienten los mandos de los Mossos d’Esquadra cuando afirman que este cuerpo policial nunca se sumó a la estrategia secesionista del Gobierno de la Generalitat? “Les dijimos que no se equivoquen con nosotros, que no íbamos a secundar ninguna ruptura de la legalidad, ni de la Constitución”. Trapero responde a todas las preguntas con esa voz, con esa firmeza, y, al contrario de lo que les ocurre a otros muchos testigos, las acusaciones tienen más difícil desarmarlo porque quien se sienta allí contesta a todas las preguntas con el tono grave de actor de doblaje, ceñido a un guion, sin descomponer el gesto en ningún momento, ni titubear. Pero, desde el primer juicio del 'procés', el que se celebró en el Tribunal Supremo contra los cabecillas de la revuelta, sabemos que alguien de los Mossos miente.

Trapero niega que los Mossos estuviesen al servicio de los intereses de los separatistas

Existe una contradicción ambiental, latente, entre lo que afirman en el juicio los mandos de los Mossos, como el mayor Trapero, y lo que sabemos que ocurrió aquellos días y, sobre todo, lo que han contado los mandos de otros cuerpos policiales. Todo podría resumirse en dos dudas, que serán las que tenga que resolver el tribunal: ¿hubiese permitido Puigdemont, entonces presidente de la Generalitat, que Trapero fuera el jefe de los Mossos si, como ha afirmado en el juicio, le dejó muy claro que estaba con la Constitución, con la legalidad y que le pidió que no celebrase el referéndum de independencia? Más aún: ¿se podría haber celebrado aquel referéndum y, por consiguiente, la posterior declaración de independencia, si la plana mayor de los Mossos d’Esquadra se planta públicamente aquellos días y acusa al Gobierno independentista de estar presionándoles para saltarse la legalidad?

Foto: Vista general del comienzo del juicio al mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Trapero. (EFE)

En la primera jornada del juicio de la Audiencia Nacional contra los mandos de los Mossos, el mayor Josep Lluís Trapero aumentó exponencialmente la distancia que viene marcando desde que la revuelta catalana se estampó contra el muro de la legalidad española y comenzaron los encarcelamientos y los procesamientos de los responsables. Si en el juicio del 'procés' que se celebró en el Tribunal Supremo, en el que Trapero declaró voluntariamente como testigo —podría haberse opuesto, al estar enjuiciado en este otro caso—, el mayor de los Mossos contribuyó con su declaración a la condena de los dirigentes políticos independentistas, en la vista oral de la Audiencia Nacional ha elevado la distancia a la frialdad, con una ligera pátina de desprecio. Trapero cada vez se parece más a aquel agente de los Mossos d’Esquadra que, en abril pasado, le dijo a un independentista en una manifestación: “¿Pero qué independencia? ¡La república no existe, idiota!”.

Trapero llega a la Audiencia Nacional

Ante el tribunal, cuando Trapero se refiere al ‘procés’ que los líderes independentistas siguen glorificando y magnificando, como un hito histórico irreversible de Cataluña, lo hace con un desapego absoluto de cuanto se decía y, por supuesto, de cuanto ocurría y se decidía; solo tenía información de medios de comunicación. Cuando el teniente fiscal, Miguel Ángel Carballo, lo iba conduciendo en su interrogatorio por el laberinto de esa contradicción ambiental de la que se hablaba antes, Trapero se sacudía toda implicación, connivencia o afecto con la independencia y con los independentistas. Frases así, tan explícitas: “No los conocía, no valoramos lo que se dice o lo que se hace, siempre que no fuera un delito (…) Nosotros nos dedicábamos a apagar fuegos (…) Con Puigdemont no tenía una relación estrecha, ni buena ni mala (…) Y lo que supe del señor Jordi Sànchez es que era una de las voces cantantes del tema este de la independencia, de votar”. ¡El tema ese de la independencia! En su ánimo evidente de agradar a quienes le acusan, el mayor Trapero, exhaustivo en cada respuesta, con constantes invocaciones al respeto a la Constitución, solo admite que pudo equivocarse, pero lo rodea de dos adverbios consecutivos: “No voluntariamente equivocadamente”.

placeholder Josep Lluís Trapero, a su llegada a declarar. (EFE)
Josep Lluís Trapero, a su llegada a declarar. (EFE)

Alguien miente en los Mossos d’Esquadra y, con este juicio de ahora, esa trama llega a su sesión final. Antes de que se dicte sentencia, sobrevolará más veces en el juicio la misma contradicción ambiental; sobre todo cuando se oiga otra vez a los agentes que llegaban a los colegios, en la jornada del referéndum trampa, y “nos llamaron maricones, basura, escoria, mercenarios, terroristas (…) mientras había una patrulla de Mossos en la acera contraria al colegio, una presencia absolutamente testimonial”. ¿Quién es Trapero de verdad? ¿Lo engañaron o se engañó? ¿Lo utilizaron o se prestó? En los perfiles biográficos que se han publicado estos días, se dice de él que es un hombre reservado, que rehúye cualquier protagonismo y que se revuelve molesto cuando le intentan implicar de nuevo en el independentismo. Es posible que si al entonces secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, lo llaman a declarar en este juicio, vuelva a repetir lo que ya dijo en una entrevista en El Confidencial: “Trapero tenía una ambición, quería ser mayor de los Mossos, que es un cargo que no se otorgaba desde hacía bastante tiempo. Se lo concedieron y Trapero, que no es independentista, en compensación cumplió el 'capricho' del presidente de la Generalitat, aunque sabía que iba en contra del espíritu de todo cuerpo policial, como es incumplir un mandato judicial. Si los Mossos no se hubieran alineado con la Generalitat, el 1 de octubre se habría desconvocado”.

Josep Lluís Trapero tiene voz de actor de doblaje, grave y serena, lo cual complica mucho la principal incógnita que se quiere despejar en el segundo gran proceso judicial contra la revuelta independentista de Cataluña que ha comenzado en la Audiencia Nacional: ¿mienten los mandos de los Mossos d’Esquadra cuando afirman que este cuerpo policial nunca se sumó a la estrategia secesionista del Gobierno de la Generalitat? “Les dijimos que no se equivoquen con nosotros, que no íbamos a secundar ninguna ruptura de la legalidad, ni de la Constitución”. Trapero responde a todas las preguntas con esa voz, con esa firmeza, y, al contrario de lo que les ocurre a otros muchos testigos, las acusaciones tienen más difícil desarmarlo porque quien se sienta allí contesta a todas las preguntas con el tono grave de actor de doblaje, ceñido a un guion, sin descomponer el gesto en ningún momento, ni titubear. Pero, desde el primer juicio del 'procés', el que se celebró en el Tribunal Supremo contra los cabecillas de la revuelta, sabemos que alguien de los Mossos miente.

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