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La cara dura de Hacienda
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Javier Caraballo

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La cara dura de Hacienda

En total, 2.500 millones de IVA de 2017 que han desaparecido, plof, se han esfumado. Nada por aquí, nada por allá

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)

Para la próxima declaración trimestral, todos los contribuyentes que tengan que pagar IVA, en especial los autónomos y los pequeños empresarios, que son los más puteados, deberían negarse y explicarlo con un documento único: “Don Fulanito de Tal comunica a la Agencia Tributaria que, a consecuencia de que el importe del IVA ya no obra en su poder, no podrá abonar el dinero reclamado pero, a cambio, autoriza al Ministerio de Hacienda a que se endeude por la misma cantidad para satisfacer sus necesidades de tesorería”. La idea, además, es de la propia Hacienda; eso es lo mejor.

Es fantástico: el moroso no paga, pero ‘permite’ que el acreedor se entrampe para satisfacer la deuda. Un argumento así, de un cinismo tan refinado, sólo se le podía ocurrir a alguien con una mente igual de retorcida, como la de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, curtida en el ejercicio político de decir y justificar en cada momento lo que más conviene. Sin problema alguno, puede defender una cosa y la contraria; cuando era consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía culpaba al Gobierno de España constantemente de moroso y cuando es ministra de Hacienda les sisa a las autonomías el dinero que les pertenece. Luego, con el mayor desparpajo, les propone eso, que se endeuden para recuperar el dinero que ella ha decidido no pagarles porque lo habrá destinado a otros menesteres inconfesables. En total, 2.500 millones de IVA de 2017 que han desaparecido, plof, se han esfumado. Nada por aquí, nada por allá.

placeholder María Jesús Montero conversa con Pedro Sanchez en la finca toledana de Quintos de Mora. (EFE)
María Jesús Montero conversa con Pedro Sanchez en la finca toledana de Quintos de Mora. (EFE)

El sistema de financiación es una de las grandes anomalías del Estado de las Autonomías porque, de entrada, no es admisible este modelo que permite al Gobierno de turno ‘premiar’ o ‘castigar’ a algunas comunidades dependiendo de la afinidad política o de que haya partidos nacionalistas con votos decisivos para completar mayorías en el Congreso de los Diputados. Eso es una barbaridad que arrastramos y que, lejos de solventarse, cada vez parece que se agrava más. Pero no se trata ahora de analizar las ventajas y defectos del sistema de financiación, aunque, en el fondo, sea el debate principal, sino de pararse en ese argumento de antes. Como el origen de esta polémica es el pago del IVA y ese dinero ha salido de nuestros bolsillos, lo que ha sucedido es un insulto a todos nosotros.

Foto: Fernández Vara este viernes en Mérida. (EFE)

¿Cómo que han ‘desaparecido’ 2.500 millones de euros del IVA? ¿Qué es eso de que, en vez de pagar, se ofrezca a las autonomías que se endeuden para recuperar el dinero? No debería haber nada más sagrado en un responsable público que el cuidado escrupuloso del dinero público que han pagado sus ciudadanos con los impuestos, sobre todo en los tiempos que corren, de apreturas y sacrificios. El desparpajo del que hace gala siempre la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; esa desenvoltura que es marca de la casa, lo que provoca en esta ocasión es que se agrande la ofensa a los ciudadanos. Porque así es como hay que tomarse que el Ministerio de Hacienda trate el dinero de nuestros impuestos con esa frivolidad.

En la página web de la Agencia Tributaria, existe un ‘portal didáctico’ para explicarle a los escolares la importancia de pagar impuestos en una democracia. Como suele ser habitual es estos casos, se emplean ejemplos personales, equiparando las cuentas del Estado con los gastos de cualquier niño, de cualquier niña, que recibe una paga de sus padres y tiene que administrarse para que no le falte dinero.

¿Qué es eso de que, en vez de pagar, se ofrezca a las autonomías que se endeuden para recuperar el dinero?

La conclusión es la esperada: lo mismo ocurre con el Estado, por eso es tan importante pagar impuestos y administrarlos correctamente. “¿Qué te parecería si no hubiera colegios públicos ni hospitales ni bomberos ni policías, ni pensiones? ¿Qué te parecería si no hubiera luz en las calles o no se recogiera la basura? Los gastos públicos son para beneficio de todos y, por tanto, entre todos debemos pagarlos. Para ello están los impuestos, que son unas cantidades de dinero que tienen que pagar los ciudadanos, obligados por ley”. Con el mismo tono didáctico de parvulario, habría que explicarle a la ministra que los 2.500 millones del dinero del IVA que se han ‘evaporado’ se los han quitado a los niños y niñas de toda España, a los viejecitos y a las viejecitas, a los parados, a los dependientes, a las mujeres maltratadas… Pero también a las carreteras, a los hospitales o a los juzgados.

El Ministerio de Hacienda, el mismo que nos exige con un rigor implacable el pago de cada céntimo, tiene que ofrecer, como mínimo, un ejemplo equivalente de pulcritud y seriedad en su gestión. Los ciudadanos a los que exprime, que somos todos, tenemos derecho a exigirlo así. “Me voy a seguir empeñando en explicar que el hecho de pagar impuestos es una garantía para las sociedades desarrolladas”, dijo mediados de enero la ministra Montero para justificar la nueva subida de impuestos que promoverá este Gobierno. Pues si está tan convencida de ello, lo que tendría que saber también es que la ejemplaridad pública es fundamental para que esas mismas sociedades desarrolladas funcionen correctamente y no caigan en el primer populismo que se les cruce.

No hay comunidad autónoma que no haya mostrado su perplejidad por lo ocurrido porque a todas les afecta, en mayor o menor proporción, desde los 537 millones de euros que le han birlado a Andalucía, hasta los 75 millones que se le adeudan a Asturias, pasando por los 337 millones de euros que le pertenecen a Madrid. Todos los presidentes autonómicos -salvo vascos, navarros y catalanes, por lo que todos sabemos- han puesto el grito en el cielo y han amenazado con llevar al Gobierno a los tribunales por moroso. Todos han replicado los mismos argumentos sobre lo ocurrido con el IVA de 2017 que se ha ‘esfumado’, pero quien mejor lo ha resumido ha sido el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que ha dicho: “Qué jeta, qué morro y qué cara”. Pues eso.

Para la próxima declaración trimestral, todos los contribuyentes que tengan que pagar IVA, en especial los autónomos y los pequeños empresarios, que son los más puteados, deberían negarse y explicarlo con un documento único: “Don Fulanito de Tal comunica a la Agencia Tributaria que, a consecuencia de que el importe del IVA ya no obra en su poder, no podrá abonar el dinero reclamado pero, a cambio, autoriza al Ministerio de Hacienda a que se endeude por la misma cantidad para satisfacer sus necesidades de tesorería”. La idea, además, es de la propia Hacienda; eso es lo mejor.

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