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Indulto Griñán: rebelión en el banquillo
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Javier Caraballo

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Indulto Griñán: rebelión en el banquillo

Ni siquiera el otro expresidente condenado, Manuel Chaves, supo de la existencia de la carta, a pesar de que estuvo conversando con él solo unos días antes de que se hiciera pública

Foto: Griñán, en la entrada a la Audiencia de Sevilla. (EFE/Julio Muñoz)
Griñán, en la entrada a la Audiencia de Sevilla. (EFE/Julio Muñoz)
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Están molestos. Y no es uno solo, son varios los condenados en la pieza política del fraude de los ERE quienes han expresado su malestar por la forma en la que se está tramitando el indulto de José Antonio Griñán, como ha podido constatar El Confidencial a través de varios testimonios de socialistas veteranos del PSOE de Andalucía. "Griñán ha decidido ir por libre, sin consultar ni preguntarle a nadie", y eso los deja a ellos en mal lugar, aseguran y añaden a continuación: "aunque no es solo lo que sorprende, ni lo que molesta, porque durante el juicio también ha querido ir por libre".

Tampoco le reprochan, al menos abiertamente, que se haya dejado guiar por el cinismo, la indiferencia o el egoísmo de un 'sálvese quien pueda'. No, todos coinciden en que cualquier consideración personal hacia Griñán no puede ignorar que el expresidente andaluz lo está pasando muy mal, que no imposta cuando se muestra hundido anímicamente, como aquella vez que dijo en la radio, con Carlos Alsina, que con esta condena por el fraude de los ERE su vida se ha terminado. "Pepe está noqueado, derrotado", dicen unos y otros.

Foto: Ilustración: Laura Martín.

Pero nada de eso impide que estén molestos por cómo les afecta a ellos, social y jurídicamente, esta forma de tramitar el indulto que parece dar a entender que solo hay una persona que merezca de verdad que la eximan de la pena. Como si en el banquillo de los acusados se hubieran sentado dos tipos de imputados, aquellos que merecían la condena y quienes no tendrían que haber pasado por ese calvario.

Pero Griñán no es el único condenado, ni el único sobre el que pesa una pena de cárcel, ni, sobre todo, el único de ese procedimiento que no se ha llevado ni un céntimo, según la sentencia, pero cualquiera lo diría al contemplar la campaña de presión que ha iniciado su familia y a la que se van sumando diferentes personalidades del Partido Socialista, a partir de las dos primeras firmas, la de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.

La primera sorpresa, o más bien asombro, de los compañeros de banquillo de José Antonio Griñán fue la redacción de la petición de indulto, adelantada por El Confidencial, que no fue comunicada previamente, ni, por supuesto, consultada, con ninguno de los otros condenados. Aseguran que ni Manuel Chaves supo de la existencia de esa carta, a pesar de que estuvo conversando con Griñán tan solo unos días antes de que la hiciera pública mi compañero, José Antonio Zarzalejos.

Griñán no es el único condenado, ni el único con una pena de cárcel, ni el único que no se ha llevado ni un céntimo

Tampoco supieron nada, obviamente, ninguno de los otros ocho condenados con penas de cárcel, varios de ellos con sentencias incluso más severas que la de Griñán. En concreto, además de Griñán deberían ingresar en prisión —cuando así lo decida a Audiencia de Sevilla—, cuatro consejeros (Antonio Fernández, José Antonio Viera, Francisco Vallejo y Carmen Martínez Aguayo), dos viceconsejeros (Agustín Barberá y Jesús María Rodríguez Román), y dos directores generales (Juan Márquez y Miguel Ángel Serrano Aguilar).

"Ni siquiera le dijo nada a Carmen Martínez Aguayo", afirman, de su fiel viceconsejera, y después consejera, que, en su día, se inmoló al afirmar, ante el juez, que "nunca" le había dado traslado a Griñán de los informes de la Inspección de la Junta de Andalucía, que alertaban de las irregularidades de los ERE. Llegó incluso más lejos y, en una ocasión, señaló directamente como "responsables políticos" a los antiguos consejeros de Trabajo y de Empleo, pero no Griñán, que "ni supo, ni tapó, ni permitió" ninguna irregularidad en los ERE. Los jueces, como es sabido, ni en la Audiencia Provincial de Sevilla ni en el Tribunal Supremo, han respaldado esa versión.

La segunda sorpresa, o asombro, ante la campaña de presión de la familia de José Antonio Griñán se produjo por la redacción de la carta y los motivos que se aducen para justificar el indulto. Veamos cómo ha sido la secuencia desde el principio: Tras conocerse el fallo anticipado de la sentencia a finales de julio (el texto íntegro se conocerá en septiembre), el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y todos los portavoces del Partido Socialista utilizaron la misma objeción a la sentencia: "pagan justos por pecadores".

Foto: Manuel Chaves y José Antonio Griñán, de espaldas, durante el juicio de los ERE. (Julio Muñoz / EFE)
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La declaración, de forma explícita o subyacente, siempre estaba referida a Manuel Chaves y a José Antonio Griñán, especialmente a este último, que es de los presidentes de la Junta de Andalucía, y también del PSOE, el único que está condenado a prisión. Por esa razón, toda declaración se acompaña, además, de otra frase: "Pepe Griñán es un hombre honesto, honrado, que no se ha llevado ni un céntimo", como dijo Susana Díaz, la mujer que lo sucedió en la presidencia del Gobierno andaluz y que los forzó, por cierto, a abandonar el partido ("Pepe, Susana nos ha matado; es como si nos hubiese clavado un puñal", como dijo Chaves en 2014. Fuente: 'Delfines y Tiburones', de Manuel Pérez Alcázar. Editorial Almuzara).

Ya se escribió aquí una vez que el único problema de utilizar esa expresión de "justos por pecadores", es que, subliminalmente, se establece una diferencia entre los condenados, ya que no se dice, como podría hacerse, que todos ellos son inocentes e injustamente condenados. Si hay pecadores es que se reconoce el pecado, pero ¿quiénes son entonces los pecadores? La carta de los familiares de Griñán incluye un párrafo al respecto que, sin que se refiera explícitamente al resto de los condenados en esta pieza, ha llegado a enervar a algunos de los compañeros de banquillo del fraude de los ERE. Dice así: "La condena impuesta, sin entrar en valoraciones comparativas en el plano jurídico, guarda una absoluta desproporción con la impuesta a otras personas que, a diferencia de José Antonio Griñán, sí incrementaron su patrimonio en este mismo caso o en otros de similar repercusión".

En todo caso, por encima de los aspectos anteriores, lo fundamental para el futuro de la petición de indulto de José Antonio Griñán son dos circunstancias personales: la relevancia pública y la edad. "Estamos ante un ciudadano de setenta y seis años de edad, con una intachable trayectoria vital caracterizada por su lucha por la democracia, la igualdad, el Estado del Bienestar, y un profundo respeto a las instituciones del Estado, incluidos, por supuesto, los tribunales de Justicia", afirman en la carta que solicita el indulto.

Si hay pecadores es que se reconoce el pecado, pero ¿quiénes son entonces los pecadores?

Estos argumentos son esenciales porque lo que se persigue es que el Gobierno pueda indultar a Griñán por el delito de malversación, que es el que acarrea la condena de prisión, aduciendo "razones de humanidad y de equidad", que junto a las de justicia y utilidad pública, son las que se contemplan para la medida de gracia. En la comparación con otros procesos penales, ya se ha destacado que la concesión tiene que ser individual y motivada por parte del Gobierno, lo que provoca que no todos los condenados de un mismo proceso reúnan las mismas características, personales y sociales, para beneficiarse de un indulto.

Eso es, exactamente, lo que ocurre en el caso de Griñán al contemplar las razones de equidad y de humanidad, a juicio de quienes están promoviendo y apoyando su indulto. Hasta el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo, presidente del Partido Popular, ha anticipado ya que no tiene "ningún interés personal ni político en ver en la cárcel a un presidente del PSOE, exministro y expresidente de la Junta de Andalucía".

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en Porto do Son (A Coruña). (EFE)

¿Tiene algo que ver que uno de los condenados, José Antonio Griñán, se adelante tanto a los demás en la petición de indulto, incluso sin que se conozca la sentencia? ¿Quiere decir algo que uno de los condenados, José Antonio Griñán, reitere que no se ha llevado un céntimo y que está pagando por culpa de otros? ¿Supone algo que la oposición pueda transigir con un indulto, el de José Antonio Griñán, pero si no es generalizado?

No debemos olvidar un último detalle, esencial: entramos en un año electoral y es posible que el presidente Pedro Sánchez no quiera comprometerse plenamente con un indulto general para los condenados de los ERE, pero que, para contentar a unos y a otros, se incline por una medida de gracia particular, quirúrgica, la que exculpe a Griñán y lo libere de la cárcel, mientras que los demás, pecadores, tendrán que aguardar en la trena durante un tiempo, hasta que llegue su momento. De ahí, este alboroto de malestar y de inquietud en el banquillo de los ERE.

Están molestos. Y no es uno solo, son varios los condenados en la pieza política del fraude de los ERE quienes han expresado su malestar por la forma en la que se está tramitando el indulto de José Antonio Griñán, como ha podido constatar El Confidencial a través de varios testimonios de socialistas veteranos del PSOE de Andalucía. "Griñán ha decidido ir por libre, sin consultar ni preguntarle a nadie", y eso los deja a ellos en mal lugar, aseguran y añaden a continuación: "aunque no es solo lo que sorprende, ni lo que molesta, porque durante el juicio también ha querido ir por libre".

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