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Susana Díaz calienta el relevo de Sánchez
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Susana Díaz calienta el relevo de Sánchez

Es la hora de remover los rescoldos del susanismo, avivarlos, allí donde haya agrupaciones socialistas que buscan en ella un referente distinto al de Pedro Sánchez, que le hunde las encuestas

Foto: Susana Díaz, en el Senado. (EFE/Zipi Aragón)
Susana Díaz, en el Senado. (EFE/Zipi Aragón)
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La venganza en política se sirve fría porque las ansias se mantienen ahí, congeladas, como odio coagulado en las sienes. Nada es casual, nada se produce por un imprevisto, porque todo está calculado, este paso y el siguiente, hasta llegar a la meta que se desea. Quiere decirse, en fin, que si Susana Díaz ha decidido regresar es porque habrá calculado ya dos cosas, que el final de Pedro Sánchez como líder socialista está cerca y que, cuando llegue ese momento, ella debe estar preparada para continuar en el camino del liderazgo del que fue apartada en aquellas elecciones primarias del PSOE en las que arruinó su carrera política.

Por esa razón, ha decidido regresar en esta campaña electoral de mayo, después de dos años y medio de silencio, porque ya se ha desperezado de su letargo impuesto, para decirles a todos que no está muerta políticamente, que ha regresado, que es joven, muy joven todavía, y que jamás se va a retirar de la política, que esta es su vida. El primer acto de su regreso tuvo lugar a finales de febrero, en un pueblo de Málaga, Villanueva del Rosario, al que acudió para acompañar al alcalde socialista en uno de los mítines de la precampaña. Así que se subió a las tablas del mitin, se colocó delante del micrófono en el atril, y volvió a sentir, como nunca antes, que la adrenalina le corría por el cuerpo, desde la cabeza a los pies, como un latigazo de vida. No pudo contener lo que llevaba dentro, "ya llevo demasiado tiempo en el banquillo, estoy de vuelta".

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (Ilustración: Raúl Arias) Opinión
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Se había comparado con el jugador del Betis, con el emblemático Joaquín, para decir que se siente como él, que está "mejor que nunca" y que, por eso, lo que quiere es volver a salir al campo y jugar de titular. La comparación con el futbolista, obviamente, es interesada y parcial, pero tiene un significado político y subliminal. Está claro que ella no se quiere comparar con un jugador que está en su última etapa de la vida deportiva, a punto de retirarse de los estadios, pero sí quiere equipararse al símbolo, a aquel que representa mejor que ningún otro al legendario y popular equipo de Sevilla. "Joaquín es al Betis lo que Susana Díaz al Partido Socialista", ese sería el mensaje subliminal más acertado para entender al personaje y sus ambiciones inmediatas en el PSOE.

Para los que crean en las casualidades en política, les llamará la atención que estos días, justo cuando la expresidenta andaluza anunciaba que salía de su destierro de silencio, se ha publicado un extraño estudio universitario en el que se concluye que Susana Díaz fue víctima de una campaña de descrédito mediático para presentarla como una persona "altanera, arrogante, soberbia e ignorante, utilizando en contra su condición de mujer y andaluza". En fin, sin más… El supuesto estudio se hace con el estudio de noticias y artículos de cuatro periódicos, entre ellos El Confidencial. Y la autora del trabajo es María Lucía Carrillo Expósito, nacida en Middelburg, Países Bajos, en 1973. Según reza la información facilitada, es doctora en Eurolenguajes y Terminología Especializada por la Universidad de Córdoba y por la Università degli Studi di Nápoles.

Coincidencias al margen, el momento elegido para regresar a la primera línea de la política tampoco puede ser pasado por alto. Este es, quizá, el peor momento por el que atraviesa el PSOE desde que Pedro Sánchez alcanzó la secretaría general del partido y la presidencia del Gobierno de España. En Andalucía, que era donde ella reinaba y manejaba los hilos de toda la organización socialista, Juan Espadas, exalcalde de Sevilla, que es el sustituto que le impuso Pedro Sánchez, ha resultado, por ahora, una sonada decepción. Ni ha superado los pobres resultados que heredó de Susana Díaz, cuando el PSOE perdió la presidencia de la Junta de Andalucía en 2018, ni ha conseguido reactivar el ánimo de las agrupaciones, deshilachadas y apáticas.

En la conexión con el pasado del PSOE va a estar la clave del regreso de Susana Díaz y de sus aspiraciones para alcanzar la secretaría general

La primera mayoría absoluta que consiguió el centroderecha de Juanma Moreno en junio del pasado año lo dice todo en esta comunidad en la que gobernó ininterrumpidamente el PSOE desde la muerte del dictador; de hecho, en comparación con la dictadura, el PSOE estuvo en Andalucía más tiempo que lo que duró el franquismo.

Pero eso es meramente anecdótico, lo esencial del momento es que el PSOE de Pedro Sánchez y de Juan Espadas ha conseguido hundir más el legado que Susana Díaz malgastó y depreció. Y como la percepción política se establece por comparaciones inmediatas, ahora puede volver como la única esperanza que les queda a los socialistas para identificarse de nuevo con un partido y unas siglas.

En esa comunicación no verbal, la conexión con el pasado del PSOE, va a estar, sin duda alguna, la clave fundamental del regreso de Susana Díaz y de sus aspiraciones para alcanzar la secretaría general que nunca pudo ocupar. Si existe en la actualidad una censura mayoritaria al Partido Socialista de Pedro Sánchez es que ha desnaturalizado o desfigurado el proyecto socialista al alinearlo, bruscamente, con la izquierda radical y antisistema de España, incluyendo a los independentistas vascos y catalanes.

Es la hora de remover los rescoldos del susanismo, avivarlos, allí donde haya agrupaciones socialistas

¿Es, por tanto, el momento de que vuelva a la dirección del partido la mujer que fue señalada por todos los referentes del PSOE, desde Felipe González a Rodríguez Zapatero, pasando por Alfonso Guerra o José Bono, como la futura líder socialista, la que mejor representaba a este partido, socialdemócrata en lo ideológico, centrado en sus estrategias políticas y profundamente español en sus convicciones y sus alianzas? La respuesta a la pregunta, desde luego, tendrá que contestarse cuando pase este año electoral y podamos contemplar el paisaje institucional que se queda en España.

Si Susana Díaz ha decidido regresar, dejar el ostracismo que se impuso, y volver a las agrupaciones, es porque su olfato político le dice que está cerca el final del sanchismo. De lo contrario, de contar Pedro Sánchez con encuestas que vaticinaran una victoria holgada en las próximas elecciones, su ímpetu de revancha, o de venganza, se habría mantenido congelado, odio criogenizado, como suelen en política, mucho antes de que Disney buscara la inmortalidad.

Es la hora de remover los rescoldos del susanismo, avivarlos, allí donde haya agrupaciones socialistas que buscan en ella un referente distinto al de Pedro Sánchez, que le hunde las encuestas. Entonces, ella acudirá dispuesta para hablarles como solía, como agarrándose el escudo en la camisa, igual que hacen los futbolistas cuando marcan: "Soy una socialista hasta las trancas y cuando mis compañeros silban, ahí estoy yo". Pues eso, que ha vuelto.

La venganza en política se sirve fría porque las ansias se mantienen ahí, congeladas, como odio coagulado en las sienes. Nada es casual, nada se produce por un imprevisto, porque todo está calculado, este paso y el siguiente, hasta llegar a la meta que se desea. Quiere decirse, en fin, que si Susana Díaz ha decidido regresar es porque habrá calculado ya dos cosas, que el final de Pedro Sánchez como líder socialista está cerca y que, cuando llegue ese momento, ella debe estar preparada para continuar en el camino del liderazgo del que fue apartada en aquellas elecciones primarias del PSOE en las que arruinó su carrera política.

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