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Alvise, el chiquilicuatre de las europeas
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Javier Caraballo

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Alvise, el chiquilicuatre de las europeas

Lo curioso de todo esto es que, si lo miramos con cierta perspectiva, nos daremos cuenta de que estos discursos antisistema constituyen, al mismo tiempo, una prueba de la consolidación de un sistema democrático y de los peligros que lo acechan

Foto: Alvise Pérez, en las manifestaciones contra Sánchez en Ferraz. (Jaime Alekos)
Alvise Pérez, en las manifestaciones contra Sánchez en Ferraz. (Jaime Alekos)
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No ha empezado la campaña electoral de las elecciones europeas, y ya tenemos una promesa incumplida: la donación por sorteo de un sueldo de eurodiputado entre todos los ciudadanos. Tienen que imaginarlo, todos los meses, un sorteo de casi ocho mil euros; el cuponazo de Estrasburgo. En fin, como para creérselo… La cuestión es que, con ese compromiso de donar su sueldo, ha irrumpido un youtuber en la política española siguiendo la propensión antigua de que a los populismos le nazcan cuñas de su misma madera. Esta vez el fenómeno, que será coyuntural como tantos, es un tipo que se ha hecho famoso en redes sociales, Alvise Pérez, y es la primera amenaza seria que le nace a Vox con la difusión de sus mismos mensajes, "la lucha contra la partitocracia y la casta política".

La sorpresa, al inicio de la campaña de las elecciones europeas, ha sido que el Centro de Investigaciones Sociológicas le concede a este tuitero la posibilidad de sacar hasta dos eurodiputados, lo que lo convertiría en la gran sorpresa del 9 de junio. Por las características del personaje, podría hablarse de él como el Chiquilicuatre de estas elecciones europeas, en recuerdo de aquella campaña exitosa del actor David Fernández, que acabó situando a España en uno de los mejores puestos que ha conseguido en las dos últimas décadas. Lo del Chiquilicuatre era una parodia del Festival de Eurovisión y, como ese concurso consigue aglutinar a tantos friquis, consiguió el éxito que buscaba. Lo del tal Alvise no es una parodia, desde luego, pero sí podemos interpretarlo como una caricatura de esa degeneración progresiva que suponen todos los populismos, sobre todo de extrema derecha.

Como lo que venden es la demagogia más vulgar de todas, pierden todo el crédito que tenían en cuanto llegan a las instituciones que denigran. A todo populista le llega su San Martín por la imposibilidad de mantener mucho tiempo un discurso antisistema desde dentro del sistema. Pueden justificarse haciendo el cafre periódicamente, pero acaban desbordados por otra cuña de su misma madera. Siempre sale uno que presume de mear más lejos. Como este Chiquilicuatre Pérez. Los de VOX cargan en sus mítines contra la "partitocracia" y contra la "aristocracia política", pero ha surgido este hombre, que es de su misma genética ideológica, que los señala a ellos y les abre una brecha importante en su electorado, siempre bronco y avinagrado.

Esto es exponencial: si VOX despreciaba al PP porque era la 'derechita cobarde', ahora el Chiquilicuatre desprecia a Vox porque es la ‘ultraderecha’ acomodada. Y para demostrarlo, ofrece sortear su sueldo de diputado, mientras que los eurodiputados de VOX se lo embolsan. Habrá en esos 'foros de destroyers' en los que cada día vuelcan sus suciedades, hasta quien le recuerde a Santiago Abascal que todo el que sale de VOX va contando cómo se han creado lobbies internos, que se reparten la pasta que reúnen. Macarena Olona, por ejemplo: acusó con cifras, señaló con nombres, y nadie le contestó ni se querelló contra ella.

Foto: Teresa Ribera, durante un mitin del PSOE en Cádiz. (EP/Nacho Frade)

Lo curioso de todo esto es que, si lo miramos con cierta perspectiva, nos daremos cuenta de que estos discursos antisistema constituyen, al mismo tiempo, una prueba de la consolidación de un sistema democrático y de los peligros que lo acechan. Se trata, antes que de una contradicción, de los efectos inevitables de la evolución. Pensemos en la democracia española, por ejemplo, porque el fenómeno es muy llamativo. Cuando ha pasado medio siglo de la muerte del dictador, es cuando surgen más movimientos de este tipo, tanto en la extrema izquierda como en la extrema derecha.

Y son los más jóvenes, como los seguidores de Alvise Pérez, aquellos que están en la franja de 18 a 24 años, quienes secundan principalmente sus discursos antipolítica. Han nacido, todos ellos, cuando la democracia española estaba consolidada y, como todo en la vida, nadie valora aquello por lo que no ha tenido que pelear. Francisco Franco es para los más adolescentes más avezados una mera referencia histórica; para otros, uno de los navegantes que iba con Cristóbal Colón en las carabelas. Medio siglo de democracia ha sepultado medio siglo de Guerra Civil y de dictadura y, necesariamente, eso es una muestra de la consolidación de la democracia. En el olvido del franquismo habita el triunfo de la democracia. Y sus amenazas.

"Cuando ha pasado medio siglo de la muerte del dictador, es cuando surgen más movimientos de este tipo, tanto a la izquierda como a la derecha"

No será necesario repetir una vez más a Churchill, pero tenemos que ser conscientes en todo momento de que estas democracias nuestras son, con todos sus defectos, algunos de ellos graves y degenerativos, los mejores modelos de convivencia que ha encontrado el ser humano. No existe nada que se le parezca, ni siquiera que se le asimile. Por esa razón todos los dictadores, como le pasaba a Franco, desprecian la política, como si fuera uno de los grandes males de la naturaleza. "Haga como yo, no se meta usted en política", aconsejaba cínicamente el dictador.

Con distintas formulaciones, en el panorama político español tenemos formaciones en los dos extremos que transmiten la misma idea, que la política es algo despreciable, que solo sirve para que unos pocos se llenen los bolsillos. Los partidos políticos mayoritarios, dicen, han adulterado la democracia, han constituido una partitocracia aberrante y le han robado a los ciudadanos su poder de decisión. Esto es lo que repiten todos, con las mismas expresiones, y fue con ese discurso con el que irrumpió Podemos hace diez años, precisamente en unas elecciones europeas, las de 2014: lucha contra la 'casta política'.

No había pasado ni un año desde el 'pelotazo' de Podemos, que superó el millón de votos y logró cinco eurodiputados, cuando comenzaron las críticas internas por el 'aburguesamiento' de los nuevos cargos. De ahí, hasta hoy: pueden empatar en eurodiputados con el Chiquilicuatre, que compite en el festival de los populismos con la canción 'Se acabó la fiesta'.

No ha empezado la campaña electoral de las elecciones europeas, y ya tenemos una promesa incumplida: la donación por sorteo de un sueldo de eurodiputado entre todos los ciudadanos. Tienen que imaginarlo, todos los meses, un sorteo de casi ocho mil euros; el cuponazo de Estrasburgo. En fin, como para creérselo… La cuestión es que, con ese compromiso de donar su sueldo, ha irrumpido un youtuber en la política española siguiendo la propensión antigua de que a los populismos le nazcan cuñas de su misma madera. Esta vez el fenómeno, que será coyuntural como tantos, es un tipo que se ha hecho famoso en redes sociales, Alvise Pérez, y es la primera amenaza seria que le nace a Vox con la difusión de sus mismos mensajes, "la lucha contra la partitocracia y la casta política".

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