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'Correos Serrano', el inútil del año
Ha dirigido Correos con un sueldo anual de más de doscientos mil euros, provocó un agujero de mil millones y, al despedirse, le han dado una indemnización de 25.000 euros. Delirante
En el despilfarro, también hay clases. Y lo de 'Correos Serrano' es casi insuperable, hay que advertirlo: lo colocan para dirigir una empresa, la arruina y, al marcharse, cobra una indemnización porque no le parecerían suficiente los más de doscientos mil que cobraba. Impresionante. Por ese motivo, este hombre, Juan Manuel Serrano, buen amigo de Pedro Sánchez, reúne todos los méritos para ser designado el inútil del año, que es el ejercicio de desahogo civil que hacemos todos los años en cuanto acabamos de liquidar con Hacienda.
Primero se paga hasta el último euro de lo que nos corresponde en el IRPF, sin escatimar ni un céntimo, y luego señalamos a un inútil público que ha malgastado el dinero que tendría que haberse dedicado a Educación, a la Sanidad pública, a los servicios sociales, a la mejora de los transportes públicos, a las infraestructuras que se prometieron hace una década y todavía están por comenzar… Es un acto de rebelión cívica, sí, ciertamente. De hecho, siempre se ha reivindicado aquí que en las declaraciones de la Renta figure una casilla, como la de la Iglesia, para que cada contribuyente pueda señalar a un inútil público, de su comunidad autónoma, de los ayuntamientos, de las diputaciones, que suelen ser un chollo, o de la espesa red de la administración del Estado, como es el caso. La elección como inútil del año de Serrano puede ser secundada o modificada, según cada cual, pero ya se advierte que lo de este hombre, que hasta diciembre del año pasado —el año fiscal del que hablamos— fue presidente de Correos, no hay quien lo supere en desastre público.
Al remarcar el carácter 'top' de este despilfarro, lo que se pretende reseñar es que siempre hay candidatos muy meritorios al premio de 'inútil del año', a veces por la simple nadería, la pomposa insignificancia de sus altos cargos. O por duplicidades inconcebibles, tan propias de la burocracia política española. Por ejemplo, cuando a principios del año pasado se informó del nombramiento de 'la jefa de gabinete del jefe de gabinete del presidente del Gobierno'. Ni siquiera se molestan en cambiarle el nombre, asesora principal o así, para evitar la burla de que "la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte".
Como esos, siempre hay muchos. Pero Juan Manuel Serrano los supera a todos. Breve descripción de su paso por este despilfarro. La amistad con el presidente Pedro Sánchez surge de los peores momentos del líder socialista, cuando lo apearon de la secretaría general y tuvo que emprender un tortuoso, y exitoso, camino de regreso que culminó con su victoria en las elecciones primarias de 2017. Muchos fueron los que lo abandonaron, pero Serrano, su jefe de gabinete en la ejecutiva socialista, se mantuvo fiel. Por esa razón, un año después, cuando Pedro Sánchez ganó la moción de censura contra Mariano Rajoy en 2018, lo envió a uno de los mejores despachos de la cosa pública, a Correos, con un sueldazo.
Serrano, según su currículum, se diplomó en Ingeniería Técnica en Informática por la Universidad Pontificia de Salamanca, luego se licenció en Derecho por la UNED, la Universidad de Educación a Distancia, y, al entrar en política, lo nombraron gerente de la Federación de Municipios y Provincias. Es decir, que no tenía experiencia alguna en la gestión de empresas, pero sabemos bien que tampoco este es un requisito en política. De hecho, a Serrano lo pusieron al frente de Correos nada más llegar Pedro Sánchez a la Moncloa y el primer año de gestión dicen que fue el único que no perdió dinero la empresa.
Habrá quien piense´que ese primer año de estabilidad empresarial fue fruto de la inercia, el tiempo justo en el que el nuevo presidente comenzó a tomar decisiones. Puede ser, al ver que Correos funcionaba como un reloj, el hombre se vino arriba y por poco hunde la empresa.
De hecho, la arruinó: un agujero de más de mil millones en cuatro años con los que ha tenido que cargar la SEPI, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. En su último año de 'gestión', justo en julio del año pasado, los sindicatos UGT y CCOO hicieron público un comunicado conjunto que se asemejaba al grito desesperado del náufrago, batido por las olas, tratando de alcanzar la orilla. "La magnitud de la catastrófica gestión de Correos se agrava año tras año con la publicación de las cuentas de la compañía. Cifras sonrojantes que parecen no afectar al presidente del Gobierno, quien, a pesar de haber cambiado de opinión en otros temas, no parece tener intenciones de rectificar su mala decisión, la de nombrar a Serrano, asumiendo así, de forma personal, la responsabilidad de la deficiente gestión de la mayor empresa pública del país en términos de número de trabajadores, con presencia diaria en más de 8.000 municipios de España".
Alguien debió soplarle a Pedro Sánchez al oído que el agujero negro de Correos no podía ensancharse más. De modo que, a final del año pasado, lo cambió de despacho; ahora es director general de la Sociedad Estatal que gestiona las autopistas rescatadas por el Estado en 2017. Ya veremos la que forma ahí. Crucemos los dedos. El porqué sigue confiando Pedro Sánchez en este hombre es, desde cualquier punto de vista técnico o empresarial, completamente absurdo, inexplicable, con lo que no merece la pena darle ni una sola vuelta.
Lo que sí sabemos es que, además de su amistad con el presidente, Serrano mantiene una buena relación con su esposa, Begoña Gómez, a la que ha ayudado con patrocinios y ayudas en su actividad académica, según hemos conocido por algunas de las informaciones de El Confidencial. Pero todo eso es ya harina de otro costal. Lo de ahora es lo que debemos resaltar: ha dirigido Correos con un sueldo anual de más de doscientos mil euros, provocó un agujero de mil millones y, al despedirse, le han dado una indemnización de 25.000 euros. Delirante. Encima, una indemnización. Como para no señalarlo como el inútil del año que ha despilfarrado el dinero que le pagamos a Hacienda.
En el despilfarro, también hay clases. Y lo de 'Correos Serrano' es casi insuperable, hay que advertirlo: lo colocan para dirigir una empresa, la arruina y, al marcharse, cobra una indemnización porque no le parecerían suficiente los más de doscientos mil que cobraba. Impresionante. Por ese motivo, este hombre, Juan Manuel Serrano, buen amigo de Pedro Sánchez, reúne todos los méritos para ser designado el inútil del año, que es el ejercicio de desahogo civil que hacemos todos los años en cuanto acabamos de liquidar con Hacienda.
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