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Vox y la política de los chats de madres del colegio
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Pilar Gómez

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Vox y la política de los chats de madres del colegio

Los de Abascal suben en las encuestas porque su discurso es visceral. Nunca han gestionado y en sus planes no está por ahora entrar en el gobierno de Castilla y León

Foto: Santiago Abascal en un acto de su partido en Soria. (EFE/Wifredo García)
Santiago Abascal en un acto de su partido en Soria. (EFE/Wifredo García)
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El mundo de la demoscopia es impredecible, aunque su misión sea predecir. A veces unos sondeos son radicalmente opuestos a los otros o, simplemente, como ha ocurrido en las elecciones de Portugal, se equivocan de plano. En el país vecino vaticinaban un empate entre los bloques de izquierda y derecha y arrasó el socialista António Costa que, a diferencia de Pedro Sánchez, supo marcar límites a sus socios podemitas. Pero, como dicen los que saben de esto, lo que hay que descifrar de lo que se pregunta y se cocina son las tendencias. Dónde va la política en España si parecen coincidir todas las empresas serias (acoto en serias para que cuando lea deje fuera al CIS de Tezanos). El único partido al alza es Vox. Los de Abascal no solo crecen en sus expectativas a nivel autonómico donde, si Mañueco no lo remedia, serán decisivos tras el 13-F en Castilla y León, sino que en el Congreso ya rozan los sesenta escaños.

Tan fuerte se siente Santiago Abascal que se ha erigido en anfitrión de lo mejor de cada casa en la política europea o más bien antieuropea. Porque ustedes deben saber que, igual que a los catalanes se les alertaba de que la independencia supondría salir de la Unión Europea, votar a Vox es renegar de esta tal y como la concebimos. Abascal recibió al primer ministro polaco, Mateusz Morawiechi, al húngaro Viktor Orbán y a la líder francesa Marine Le Pen. Quiere ser el padre de la entente de ultraderecha en Europa a pesar de que, como él mismo reconoció, lo "pasó un poco mal con el inglés". Un par de días después de esta reunión, Orbán se cambió de chaqueta, al menos de forma figurada, y se reunió en Moscú con Putin en pleno conflicto con Bruselas por Ucrania. Este tipo de socios es lo que tiene.

Vox conecta con mucha gente porque dice lo que quieren escuchar, porque se ven reflejados en sus problemas, porque nada parece imposible

Pero el fenómeno Vox no debe abordarse desde la gran política o las estrategias porque tiene mucho de sentimiento, de bilis. A veces hay que recurrir a lo más simple para dar respuesta a lo complicado. Es por esto por lo que me pareció genial cuando una mujer, alto cargo del PP, explicó que los de Abascal defendían sus propuestas y las negociaban como lo hacen las madres en los chats del colegio. Vaya por delante mi respeto a las madres, que son el motor no solo de las casas, sino del universo en sí mismo. Simplificando tanto se entiende bien y les explico por qué.

Vox conecta con mucha gente porque dice lo que quieren escuchar, porque se ven reflejados en sus problemas, porque nada parece imposible y todo parece justo. Porque por fin alguien se preocupa de lo mismo que usted y apela a su corazón y no a su cerebro. Eso es lo que hace que una madre tenga razón o no. En esos chats, cada una de ellas y de ellos (también hay padres) defiende lo suyo sin importarle el interés general, nada parece imposible porque, cuando se aporta una solución, solo se busca el interés propio. Nunca es el propio hijo el que actúa mal, siempre es el ajeno. Todo se puede hacer y denunciar porque no son las integrantes de este grupo las que tienen que llevar a término las fórmulas que en ellos se proponen. Soluciones fáciles a problemas complejos. En política eso se llama no haber gobernado jamás. Abascal tiene esa ventaja y, pese a que ahora en campaña amague con entrar en el gobierno de Castilla y León, rompería su magia. Ciudadanos ya ha sufrido en sus propias carnes lo que desgasta entrar en un gobierno y más cuando es el socio dominante el que tiene la llave para echarte. Como me explicó un expresidente del Gobierno, cuando se llega a la Moncloa no se puede hacer todo lo que se quiere, hay que hacer todo lo que se debe. Y ya se sabe que el deber tiene muchos menos adeptos que el querer.

El mundo de la demoscopia es impredecible, aunque su misión sea predecir. A veces unos sondeos son radicalmente opuestos a los otros o, simplemente, como ha ocurrido en las elecciones de Portugal, se equivocan de plano. En el país vecino vaticinaban un empate entre los bloques de izquierda y derecha y arrasó el socialista António Costa que, a diferencia de Pedro Sánchez, supo marcar límites a sus socios podemitas. Pero, como dicen los que saben de esto, lo que hay que descifrar de lo que se pregunta y se cocina son las tendencias. Dónde va la política en España si parecen coincidir todas las empresas serias (acoto en serias para que cuando lea deje fuera al CIS de Tezanos). El único partido al alza es Vox. Los de Abascal no solo crecen en sus expectativas a nivel autonómico donde, si Mañueco no lo remedia, serán decisivos tras el 13-F en Castilla y León, sino que en el Congreso ya rozan los sesenta escaños.

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