Maten al mensajero
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Bolaños en el Vaticano: con el fisioterapeuta de Francisco hemos topado
La visita del ministro de Presidencia no contó con el boato esperado. Fue el octavo de las nueve audiencias que el Papa tuvo ese día y le dejó sin comer por ir a tratarse la rodilla
La afición de los ministros de la coalición PSOE-Podemos por el mármol vaticano se estudiará en los libros de historia. En esos en los que cada vez hay más ideología y menos conocimiento. La fórmula no es nueva. Los rebaños son fáciles de manejar desde el pensamiento único. Solo el efecto de pertenencia a un grupo puede justificar la comparación que hizo el ministro Félix Bolaños entre el papa Francisco y Pedro Sánchez. El Pontífice deber haber pensado lo que el presidente le dijo a Rufián tras confundirle con Abascal: "Ha sido un lapsus imperdonable". Pero seguramente ni habrá reparado en las declaraciones.
El lunes, Francisco tuvo una agenda de lo más apretada. Bolaños aparecía en octavo lugar dentro de las nueve audiencias que se había agendado ese día el Santo Padre. Había de todo, desde embajadoras de Chile y Austria hasta varios cardenales. El representante de España era uno más, aunque aquí en Presidencia nos contasen, desde los presentes hasta las sensaciones, como si Bolaños fuera parte de la corte celestial. La Iglesia no permite hacer distingos, aunque el Vaticano es un sitio de intrigas. Las paredes oyen y lo que se escucha es que el hombre fuerte de Sánchez no cae muy bien. Todo lo contrario que la vicepresidenta Yolanda Díaz. La "dama roja" acudió a Roma con la bendición de Manuela Carmena, que tiene relación estrecha y directa con Francisco.
Parece que la opinión que se han formado sobre Bolaños en el Vaticano viene de lo que han transmitido los obispos españoles. No hay sintonía con el encargado de las relaciones Iglesia-Estado. En las conversaciones sobre la investigación de los abusos no jugó limpio. Está haciendo buena a Carmen Calvo, que tuvo también sus encontronazos. En privado, la Conferencia Episcopal no esconde que está molesta porque el portavoz de Moncloa incumple sistemáticamente su palabra para sacar rédito mediático. Le falta experiencia sobre cómo abordar los pactos más allá de lo terrenal.
Es llamativa la cruzada anticlerical de la que hace gala Moncloa y el fervor por besar la mano del papa Francisco
Quizás en la poca motivación que le despertaba el invitado se explica que no contento con el maratón de audiencias, el Papa acudiese al fisio antes del encuentro con Bolaños. Se está tratando la rodilla y parece que su orden de prioridades no es el mismo que el del mortal ministro de Presidencia, al que dejó sin comer por la espera. El encuentro, además de para constatar que Sánchez es San Pedro, tenía como objetivo abordar unos "retoques" en el convenio Iglesia-Estado.
El Gobierno quiere que la Iglesia pague por sus bienes. Traducido es que abone el IBI por sus propiedades. Un colegio o un local de Cáritas tendrían que hacer frente al impuesto y Bolaños poder vender a los suyos que el gobierno más progresista que nunca ha tenido España ha acabado con los privilegios de la Iglesia. Lo que no nos contará es que la ley de mecenazgo exonera a Cáritas, como al resto de ONG, de la tasa y que los centros educativos tampoco deben pagar como el resto de fundaciones. La Iglesia pagará impuestos por las plazas de garaje que posea o las viviendas que alquila cosa a lo que no se ha opuesto. Pero esto no da titulares.
Es llamativa la cruzada anticlerical de la que hace gala Moncloa y el fervor por besar la mano de Francisco, al que definen como un "hombre bueno" con los "mismos valores" que su Gobierno. Creo que sería bueno recordar que este Ejecutivo ha aprobado una ley del aborto de plazos que permite a las menores interrumpir el embarazo sin consentimiento paterno, también ha dado luz verde a la ley de eutanasia y se le olvida que la doctrina que representa Francisco desaprueba la homosexualidad. El Papa es el máximo "jefe" del obispo de Tenerife, que dice que "ser gay es un pecado" y al que Bolaños jamás le obsequiaría con aceite de oliva o azafrán. Debió llevarle también el ministro un ejemplar del libro que encargó con su actuación estelar en la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. La Fe es pura contradicción. También ir en Falcon a Roma con lo caro que está el combustible.
La afición de los ministros de la coalición PSOE-Podemos por el mármol vaticano se estudiará en los libros de historia. En esos en los que cada vez hay más ideología y menos conocimiento. La fórmula no es nueva. Los rebaños son fáciles de manejar desde el pensamiento único. Solo el efecto de pertenencia a un grupo puede justificar la comparación que hizo el ministro Félix Bolaños entre el papa Francisco y Pedro Sánchez. El Pontífice deber haber pensado lo que el presidente le dijo a Rufián tras confundirle con Abascal: "Ha sido un lapsus imperdonable". Pero seguramente ni habrá reparado en las declaraciones.