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Los chats del PP se equivocan: Ayuso solo depende de Ayuso
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Pilar Gómez

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Los chats del PP se equivocan: Ayuso solo depende de Ayuso

La baronesa ha sido el centro de las críticas internas por su rotundidad en la crisis del CGPJ. Es un error luchar contra quien por su naturaleza política trasciende incluso a sus fallos

Foto: Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Fernando Alvarado)
Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Fernando Alvarado)
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El nombre de Isabel Díaz Ayuso volvió a prender como la gasolina en los chats internos del PP, como en los tiempos de Pablo Casado. Que fuese la primera en dar un paso al frente ante la retirada de Feijóo de la partida para renovar el CGPJ no dejó a nadie indiferente en las filas populares. “No ha cambiado”, “siempre quiere ser la protagonista” o “tiene que atarla en corto” eran algunos de los mensajes que agitaban un partido adormecido por el optimismo de las encuestas. Génova pidió a los otros barones salir para acabar con el relato de que Ayuso marcaba el paso. El despertar fue abrupto. Sánchez había engañado a Feijóo. Es la naturaleza del escorpión.

Foto:  La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (S. B.)

La presidenta madrileña nunca será la rana de la fábula. Ayuso se mueve en otras coordenadas. Seguramente menos elaboradas pero imbatibles de cara a la ciudadanía. La lideresa está hecha de una pasta especial. Son pocos los afortunados en política capaces de generar esa sustancia, similar a la endorfina, que atrae. Estos días de apología del felipismo han rescatado a un líder que también poseía ese don. Están por encima de sus palabras, incluso de sus hechos. Son diferentes entre ellos o antagónicos como los dos citados, pero en común tienen que trascienden a sus errores. Termómetros de sociedades.

Generan odio entre los que nunca les votarían y veneración en los que les dan su papeleta. Ayuso puede ser un verso suelto o lo que quiera porque lo que esperan de ella es que sea libre. Se ha erigido en un contrapoder a Génova. A la de Feijóo o a la que toque. Es importante que la dirección nacional lo entienda o acabará autodestruyéndose como ocurrió con el anterior equipo. No esperen que cambie porque ni quiere ni debe. Los otros barones prefieren a Juanma Moreno. No se fían de ella. Representa un PP demasiado duro para algunos, inconsistente para otros. Tendrán que empezar a encajar que no es una cuestión ideológica ni un debate intelectual sobre el futuro de la derecha, es algo más pedestre: una especie de atracción fatal que acaba con sus enemigos.

placeholder Ayuso y Feijóo clausuran la convención 'Juventud, un proyecto de vida'. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Ayuso y Feijóo clausuran la convención 'Juventud, un proyecto de vida'. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

En el PP de Madrid ya ocurrió con Esperanza Aguirre. No había tractor que se le resistiera. En Génova también mandaba un gallego como ahora. Rajoy supo jugarle la ambición a Aguirre. Ella andaba midiéndose con Gallardón. Qué tiempos aquellos en los que el futuro se decidía en un ascensor que bajaba de la séptima a la primera. En el caso de Almeida ha elegido un perfil bajo. Está entre los hombres de confianza de Feijóo, pero no aspira nada más que a colocar bien a los suyos en la lista. Las intrigas contra Ayuso en el pasado casi acaban con su carrera.

Cuando aterrizaron en la política local, tanto dentro como fuera de su partido, a ambas se les menospreció. La “rubia tonta” y la que venía de llevar las redes del perro de “la rubia tonta”. No hay nada peor que equivocar la medida del desafío. El gatillazo en sus primeras elecciones tapó el animal político que son. Sus asesores Isabel Gallego y Miguel Ángel Rodríguez se encargaron del resto. Olfato y material con el que trabajar es una combinación imbatible en política. A Rivera le falló el olfato y a Iglesias, la materia prima.

Foto: Almeida y Ayuso, en el 425 aniversario de la creación del Colegio de la Abogacía de Madrid. (EFE/Javier Lizón) Opinión

Aguirre está retira de la política activa, pero no es pasiva. Habla frecuentemente con su “pupila”. Le tocó ver como sus hijos políticos se devoraban. Optó por Ayuso sin ningún miramiento con Casado. Los que dan por amortizados a satélites como la expresidenta madrileña se equivocan. Comen, juegan a golf, hablan con empresarios, políticos y periodistas. En el mundillo de la derecha mediática son prescriptores. Prenden mechas que pueden rodear una sede. Feijóo casi se quema.

El nombre de Isabel Díaz Ayuso volvió a prender como la gasolina en los chats internos del PP, como en los tiempos de Pablo Casado. Que fuese la primera en dar un paso al frente ante la retirada de Feijóo de la partida para renovar el CGPJ no dejó a nadie indiferente en las filas populares. “No ha cambiado”, “siempre quiere ser la protagonista” o “tiene que atarla en corto” eran algunos de los mensajes que agitaban un partido adormecido por el optimismo de las encuestas. Génova pidió a los otros barones salir para acabar con el relato de que Ayuso marcaba el paso. El despertar fue abrupto. Sánchez había engañado a Feijóo. Es la naturaleza del escorpión.

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