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Guía para entender cómo nombrará Sánchez a sus ministros
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Pilar Gómez

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Guía para entender cómo nombrará Sánchez a sus ministros

Han de ser capaces de renovar los votos con el líder constantemente, saber que no tiene amigos en política y contar con el "efecto carambola" que ha hecho a más de uno triunfar

Foto: Sánchez, tras finalizar la sesión de investidura. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
Sánchez, tras finalizar la sesión de investidura. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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"A Pedro le tienes que ser útil constantemente". La frase de un exministro de Sánchez es una buena pista para los que estos días aguardan teléfono en mano la llamada del presidente. Les recuerdo, por el caso del antes mencionado, que el presidente comunica en el día tanto los ceses como los nombramientos a los afectados. Eviten interpretar un cálido abrazo en la sesión de investidura, ni siquiera haber sido paño de lágrimas como gesto de ascenso. Sánchez no tiene amigos en esto de la política. Quizás radica aquí parte de su éxito.

El "sanchismo" es un acto de fe. Sus fieles deben renovar los votos sin más ambición que estar sentados a la izquierda del Padre. La derecha está proscrita. Los seguidores de Sánchez tienen algo de secta. Las tragaderas con la ley de Amnistía lo han corroborado. Su voluntad está bajo los efectos de esa carcajada nerviosa del presidente. No hay margen para la disidencia, el debate, la discrepancia. Quienes no comulguen con los actos del líder están invitados a marcharse. Si no se les empuja.

Desterrada del olimpo fue Meritxell Batet. El PSC resucitó a Sánchez en las elecciones del 23-J, pero el monstruo que surgió de "la voluntad popular" la devoró. La expresidenta del Congreso ya no era útil. No contaba con las simpatías de Puigdemont, no estaba cómoda con las cesiones al soberanismo. El prófugo dio el nombre de Francina Armengol. La expresidenta balear era amiga de juventud de Toni Comín, pertenecían al "Bloque de Estudiantes Independentistas".

La pareja de Batet, el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, es otro buen ejemplo de cómo entiende las relaciones humanas y políticas Sánchez. Fue uno de esos a los que en la anterior remodelación de Gobierno les sonó el teléfono sin esperárselo. Iba a ser cesado. La sorpresa fue tan grande como el malestar. Campo había asumido el desgaste de los indultos a los líderes independentistas. Creyó que había cumplido, pero no. Fue parte de un movimiento de piezas que se llevó por delante a José Luis Ábalos, amagó con dejar fuera a Marlaska y afianzó en Defensa, Margarita Robles. Ahora Campo es magistrado de Tribunal Constitucional. La amnistía, de la que renegó en el documento con el que justificó los indultos, llegará a su mesa. Su idea es recusarse por conflicto de intereses al haber estado en el Consejo de Ministros.

Foto: Sánchez conversa con Bolaños en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Y es que más de uno ha sido ministro o ha dejado de serlo por "rellenar huecos". En la lista hay unos nombres "premium". Por ejemplo, en la de Sánchez figuran hoy la ministra de Economía, María Jesús Montero, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, la vicepresidenta, Teresa Ribera, la responsable de Educación, Pilar Alegría, o José Manuel Albares, titular de Exteriores. Nadia Calviño es otra de las fijas a la espera de si es elegida para presidir el Banco Europeo de Inversiones.

A partir de aquí se construye. Félix Bolaños, hacedor de la mayoría de la investidura, siempre ha querido ir a Justicia, por lo tanto, Pilar Llop sería desplazada. Si hay una certeza es que ella no repetirá. Bolaños, después de altibajos con el presidente, ha recuperado toda su confianza. Tiene el perfil que se necesita ante la previsible sublevación judicial por la ley de amnistía. El pulso con la Judicatura va a ser duro. Bolaños tiene experiencia. Ha estado en primera línea en las negociaciones para intentar renovar el CGPJ con el PP. Este será otro frente. El Gobierno puede promover un cambio de mayorías para dejar sin voto al PP.

Miquel Iceta parece también llamado a salir del gabinete presidencial. El ministerio de Cultura está dentro de la cuota de Sumar. Se da por hecho que le sustituirá Ernest Urtasun. El catalán suena para ser candidato en las europeas, aunque hará lo que le digan. Es un soldado. En Defensa quiere seguir Margarita Robles, pero dependerá del encaje. Si finalmente prescinde de Marlaska hay quienes sitúan a la ministra en Interior, otros apuestan por Antonio Hernando, que ya estuvo en la etapa de Rubalcaba. La ministra más combativa con el soberanismo, ya se negó a cambiar de cartera en la gran crisis de julio de 2020. Son posiciones y nombres intercambiables. Incluso pueden permanecer como están. Ya les digo que hay mucho de carambola, según me cuenta quien en su día hizo con el presidente borradores y borradores de ministrables.

"A Pedro le tienes que ser útil constantemente". La frase de un exministro de Sánchez es una buena pista para los que estos días aguardan teléfono en mano la llamada del presidente. Les recuerdo, por el caso del antes mencionado, que el presidente comunica en el día tanto los ceses como los nombramientos a los afectados. Eviten interpretar un cálido abrazo en la sesión de investidura, ni siquiera haber sido paño de lágrimas como gesto de ascenso. Sánchez no tiene amigos en esto de la política. Quizás radica aquí parte de su éxito.

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