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Solbes camina por el alambre: El crecimiento económico depende ya del aumento del precio de los pisos
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Carlos Sánchez

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Solbes camina por el alambre: El crecimiento económico depende ya del aumento del precio de los pisos

La economía española camina por un alambre. Y el funambulista se llama Pedro Solbes. Lo malo es que si el templado ministro de Economía pierde el

La economía española camina por un alambre. Y el funambulista se llama Pedro Solbes. Lo malo es que si el templado ministro de Economía pierde el equilibrio, es muy probable que este país acabe rodando por los suelos.

Zapatero y Sebastián pensarán que el mundo está lleno de agoreros y que no hay razones para alarmarse. Es lo bueno de ser optimistas antropológicos. Solchaga también lo era y la fiesta acabó como el rosario de la aurora en la primera mitad de los noventa. Jaime Caruana no es menos templado que el ministro de Economía, y a él le acaba de enviar un recado sin matices. Si el patrón de crecimiento no cambia, España morirá de éxito. Los datos que aporta el Banco central son contundentes, al tiempo que estremecedores.

El endeudamiento de la familias en relación a su renta bruta disponible se situaba antes de la llegada del Partido Popular al poder -o, mejor dicho, al Gobierno-, muy lejos del 90% alcanzado como promedio en los doce países que forman parte del euro. Pues bien, ahora se encuentra en el 104%, cerca ya del 115% que registra el país más endeudado del mundo: Estados Unidos, cuyas familias llevan muchos años viviendo muy por encima de su capacidad para generar renta.

Los hogares españoles también. Y para llegar a esta conclusión no hay más echar un vistazo al último Informe Anual del Banco de España, en el que se dice lisa y llanamente que la capacidad de ahorro de las familias españolas se encuentra “muy cerca de cero”. Más claro no se puede decir. Las familias ahorran poco -lo que desde luego es una mala noticia a la hora de financiar actividades económicas de carácter productivo y no especulativo-, pero es que además están endeudadas hasta las cejas.

“Siempre negativos, nunca positivos”, habrá pensado el barcelonista Zapatero emulando al histriónico Van Gaal. Pero es que algunos argumentos debe tener el Banco de España para llegar a la siguiente conclusión: el gasto de las familias, que representa nada menos que las dos terceras partes de la demanda interna, depende cada vez más del precio de la vivienda, lo que supone, sin duda, un factor de riesgo para la sostenibilidad del crecimiento. Y los datos que ofrece son sorprendentes. Si los pisos suben un 10% respecto a sus niveles actuales, el consumo privado aumenta nada menos que ocho décimas del Producto Interior Bruto. Unos 6.649 millones de euros. Dicho en otros términos: por cada cien euros que suba una vivienda, el consumo anual de la familia propietaria se incrementa en dos euros.Es decir, el aumento del precio de los pisos ha acabado por contaminar el crecimiento global de la actividad, lo que significa que si no sube la vivienda, la economía –el gasto de las familias- se deteriorará de forma severa.

La propensión al consumo de los hogares en relación al aumento de su riqueza financiera la justifica el Banco de España por varias razones. La más importante es que las familias cuyas viviendas suben más tienen más tendencia al gasto, ya que su colchón de seguridad dependerá precisamente del valor de su hogar, lo que hace que no tengan ninguna necesidad de ahorrar. Sus rentas sobrantes, por lo tanto, la destinarán al consumo. El alza de la vivienda también está empezando a financiar consumo en determinados segmentos de población, principalmente los mayores de 65 años, que tienen la posibilidad de trasladarse a un piso menor y utilizar la diferencia para gastos corrientes. En España todavía está poco generalizada la refinanciación de la hipoteca para destinar el dinero a consumo.

El hecho de que el patrón de crecimiento esté basado en el gasto familiar puede parecer intranscendente. Ya lo decía Felipe González: Gato blanco o gato negro es lo mismo. Lo importante es que cace ratones, pero la historia económica demuestra que ningún país ha salido indemne si ha vivido un periodo largo de tiempo por encima de sus posibilidades. Es el caso de España.

La economía española camina por un alambre. Y el funambulista se llama Pedro Solbes. Lo malo es que si el templado ministro de Economía pierde el equilibrio, es muy probable que este país acabe rodando por los suelos.

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