Mirada libre
Por
¿Qué ha pasado?
Los populistas neocomunistas ya no ocultan su filiación como hasta ahora: han incorporado nombres, ideas e iconos que remiten al núcleo duro de IU, el PCE
El próximo viernes empieza oficialmente la campaña para las nuevas elecciones generales del 26-J, después de que los dirigentes de los cuatro partidos políticos que en diciembre obtuvieron una significativa representación parlamentaria hayan fracasado en sus intentos de articular una mayoría para investir a un presidente del Gobierno.
A estas nuevas elecciones se presentan los mismos partidos con los mismos candidatos y casi con las mismas imágenes y con los mismos programas.
Y digo 'casi' porque, aunque los demás se presentan con lo mismo, hay un partido, Podemos, que sí ha efectuado cambios en su imagen y en su programa. Ese cambio consiste en la incorporación a sus listas, a sus programas y a sus imágenes de nombres, ideas e iconos provenientes de Izquierda Unida. En realidad, provenientes del núcleo fundamental de Izquierda Unida, que es, como ha sido siempre, el Partido Comunista de España, o lo que queda de él.
El apoyo de comunistas convencidos, como el veterano Julio Anguita, la presencia en sus mítines de las banderas rojas con la hoz y el martillo y la utilización de eslóganes inequívocamente marxistas acerca de la propiedad son las novedades que presenta la formación que dirige, con maneras caudillistas, Pablo Iglesias, para estas elecciones generales.
Podemos es el único de los cuatro grandes partidos que sí incorpora novedades para el 26-J: el abandono de su careta para destapar su verdadera filiación
Y lo sorprendente es que la fusión de estas dos fuerzas, el populismo criptomarxista de Iglesias con el comunismo sin tapujos de Garzón, parece, según las encuestas, que está camino de convertirse en la segunda fuerza política de España después del 26-J.
Esto nos coloca ante una preocupante paradoja: hasta ahora, los profesores de la Complutense que lideran Podemos se habían esforzado enormemente en disimular los orígenes totalitarios de su ideología, en busca de un votante más moderado. Pues bien, es ahora, al juntarse a los comunistas y aceptar sus símbolos y su lenguaje, cuando van a lograr adelantar al PSOE en la carrera por ser el primer partido de la izquierda española.
Ante esta situación es inevitable -y, además, es un acto de estricta responsabilidad- preguntarse: ¿qué ha pasado para que estemos así?
¿Qué ha pasado para que un partido liderado por dirigentes que ya no ocultan su filiación comunista, que no disimulan que han crecido mediáticamente gracias a una productora de televisión pagada por el régimen de los ayatolás de Irán, que han presumido de asesorar a un régimen tan catastrófico y liberticida como el chavista, que desprecian la libertad de expresión (véase en YouTube la actuación de Iglesias contra Rosa Díez), que predican la guillotina, que dicen abiertamente que “no han venido para gestionar el sistema, sino para derribarlo” (Sánchez Mato, concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid), que desprecian abiertamente la propiedad (apoyan sin reservas la okupación de inmuebles), o que, incluso, han sido pillados 'in fraganti' cobrando una beca de dinero público sin hacer nada (Errejón) o un informe sobre la moneda común en Hispanoamérica sin tener ni idea de esa materia (Monedero), cómo es posible, repito, que con todos estos antecedentes, la formación Unidos Podemos pueda ser clave en el futuro de 46 millones de españoles?
La corrupción de los dos partidos tradicionales, PSOE y PP, puede justificar el enfado y hasta la ira de los ciudadanos, pero ¿hasta el punto de echarse en brazos de una formación como esa?
Puede haber más causas, pero hoy me quiero fijar en dos: el desconocimiento general que hay en España acerca de lo que es y ha sido el comunismo y el desprecio que existe hacia la propiedad.
El desconocimiento acerca de lo que ha supuesto el comunismo y el desprecio por la propiedad en España alimentan la causa de los discípulos neopopulistas
Y aquí tiene mucho que ver lo que se enseña en los colegios e institutos. Hace ya más de 10 años, mi siempre admirado y añorado, el gran economista y profesor Manuel Jesús González, publicó un estudio acerca del tratamiento que los libros de texto de Primaria y Secundaria daban a la iniciativa privada y al capitalismo.
Aquel estudio, sin ser exhaustivo, era demoledor: nuestros alumnos, desde que entran en la escuela (y ahora entran a los tres años) hasta que salen (y eso puede ocurrir pasados los 18), todos los mensajes que reciben en las aulas van encaminados a denigrar el ánimo de lucro, el afán de superación y, en definitiva, el capitalismo.
En ningún momento se les dice a nuestros escolares que el capitalismo es el sistema económico que más ha beneficiado a los más desfavorecidos en la historia de la humanidad. Ni se les dice que atacar la propiedad privada es la forma más letal de acabar con la libertad de los ciudadanos. Ni, por supuesto, se les exponen los crímenes y la miseria absoluta que el comunismo ha llevado allí donde se ha aplicado.
Puede haber más explicaciones para el éxito de una formación como la del neocomunismo populista de Iglesias, pero estas que aquí expongo son algunas de ellas. Seguro.
El próximo viernes empieza oficialmente la campaña para las nuevas elecciones generales del 26-J, después de que los dirigentes de los cuatro partidos políticos que en diciembre obtuvieron una significativa representación parlamentaria hayan fracasado en sus intentos de articular una mayoría para investir a un presidente del Gobierno.