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Las verdaderas razones del declinante ‘efecto Carmena’
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José Antonio Zarzalejos

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Las verdaderas razones del declinante ‘efecto Carmena’

La suma de yerros en el interior del Consistorio podría tumbar a la exmagistrada y relegar su “efecto” a un episodio fugaz caracterizado ya por el sobresalto de permanentes y agrias polémicas

Foto: Manuela Carmena recibe a la Cofradía del Entierro de la Sardina. (EFE)
Manuela Carmena recibe a la Cofradía del Entierro de la Sardina. (EFE)

El episodio de los titiriteros del carnaval de Madrid –al margen de la responsabilidad penal que les adjudica el fiscal por presunto enaltecimiento del terrorismo y aparte, igualmente, de la proporcionalidad de su prisión incondicional decretada por el juez- remite urgentemente a una valoración política de la eficiencia y sostenibilidad de la fórmula política en la que Manuela Carmena se mantiene en la alcaldía de la capital de España.

La ex magistrada es, con Ada Colau en Barcelona, Xulio Ferreiro en A Coruña y José María González Santos (Kichi) en Cádiz, una de las grandes referencias de los “ayuntamientos del cambio”, posibles gracias a la mal calculada colaboración del PSOE con las plataformas de izquierda que, en torno a Podemos, obtuvieron en mayo pasado buenos resultados electorales.

La gestión de la alcaldesa madrileña está resultando decepcionante y cabe albergar serias dudas de que pueda culminar su mandato si el ritmo al que ella y su equipo perpetran errores continúa como hasta el presente. Se imputan estos patinazos al sectarismo ideológico incompatible con la cierta asepsia que requiere en todo caso una buena gestión municipal. Explicación insuficiente.

Es cierto que la extrema ideologización de no pocos concejales de Ahora Madrid es incompatible con la naturaleza del gobierno municipal, pero hay otros factores –incluso más importantes- que están en la raíz de una mala administración de la ciudad.

El primero y fundamental es que la alcaldesa es una independiente que debe dirigir a 19 concejales de Ahora Madrid con procedencias demasiado heterogéneas. Vienen de Podemos, de Ganemos (que reúne a movimientos, partidos y agrupaciones) y otras formaciones de izquierda alternativa sin trabazón entre sí.

Ahora Madrid se ha definido como una “candidatura ciudadana de unidad popular” que se constituye en partido “instrumental” pero sin “vida orgánica”. O sea, se trata de una organización magmática en la que los conceptos de coherencia, disciplina y coordinación son muy difíciles de implantar, más aún cuando Manuela Carmena no pertenece a ninguno de los grupos que integran la organización ante los que su figura provoca suspicacias.

No sería imposible que el PSOE llegase a replantearse el apoyo a Ahora Madrid si no prosperan las conversaciones de Sánchez e Iglesias

El segundo factor que condiciona a Carmena y a su equipo es la precariedad con la que ejercen el gobierno municipal. Ahora Madrid logró 20 concejales (21 el PP y 7 Ciudadanos) que con los 9 del PSOE, componen la mayoría absoluta (29 sobre 57). Los socialistas se muestran siempre reticentes a Carmena y a su gestión.

Con frecuencia las críticas más acerbas proceden de las filas del PSOE que no se siente cómodo con el apoyo imprescindible que presta a Carmena y a sus concejales. El socialismo español sabe bien que su conducta reactiva contra el PP tras las elecciones locales de mayo pasado favoreció el éxito electoral de Podemos y sus confluencias en las elecciones generales. No sería imposible que el PSOE llegase a replantearse el apoyo a Ahora Madrid si no prosperan las conversaciones de Sánchez e Iglesias para formar gobierno.

El tercer factor que provoca el declinante ‘efecto Carmena’ es la inexperiencia gestora –incluso la ignorancia de asuntos básicos en la administración- de una parte de su equipo de gobierno. Analizadas las biografías profesionales de los diecinueve concejales de Ahora Madrid se echa en falta solvencia y conocimientos contrastados en no pocas.

Muchas de las pifias del equipo municipal madrileño tienen que ver directamente con la incapacidad de los titulares de las distintas áreas de administración. Improvisan, no se atienen a procedimientos pautados, orillan a los funcionarios e incurren en arbitrariedades. En definitiva: no disponen de las habilidades necesarias para la gestión administrativa y la sustituyen por planteamientos ideológicos, muchas veces extremos, que provocan errores de bulto.

Si fracasan los denominados “ayuntamientos del cambio” –precisamente por no serlo- y teniendo en cuenta que son el frente más incisivo de Podemos, la experiencia de la izquierda alternativa podría frustrarse. Carmena es el ejemplo evidente de que el glamur progresista y la eficiencia no van de la mano. Aquel quiebra con facilidad si ésta no lo avala.

De tal manera que tuits brutales como los de Zapata, cabalgatas excéntricas, errática y sectaria aplicación de la memoria histórica, contratación de titiriteros anarquistas más suciedad callejera, mal funcionamiento de los servicios públicos y fiascos en la rehabilitación de edificios y acondicionamientos de la ciudad hacen una suma de yerros que podría tumbar a la exmagistrada y relegar su ‘efecto’ a un episodio fugaz caracterizado ya por el sobresalto de permanentes y agrias polémicas.

El episodio de los titiriteros del carnaval de Madrid –al margen de la responsabilidad penal que les adjudica el fiscal por presunto enaltecimiento del terrorismo y aparte, igualmente, de la proporcionalidad de su prisión incondicional decretada por el juez- remite urgentemente a una valoración política de la eficiencia y sostenibilidad de la fórmula política en la que Manuela Carmena se mantiene en la alcaldía de la capital de España.

Manuela Carmena Ayuntamiento de Madrid Memoria histórica Celia Mayer Guillermo Zapata