Pese a su título, este artículo no trata acerca de la bilis, jugo dominante en el discurso nacionalista, sino de la elección, ya sea sobre la lengua en que deseamos educar a nuestros hijos o sobre si queremos donar los órganos al morir.
Si usted pregunta a sus amigos por qué en algunos países hay muchos donantes de órganos y en otros no, le contestarán que se debe a motivos culturales o religiosos, a la falta de tradición o al carácter intrínseco de los pueblos (unos generosos, otros insolidarios). Donar los órganos es una decisión importante, así que todos tendemos a pensar que debe de haber una razón profunda que explica esos comportamientos. ¿Y si les dijera que en Austria dona el 99% de la población y en Alemania el 12%? ¿O que en Bélgica lo hace el 98% de la gente y en Holanda el 27%? ¿Tan distintos son alemanes y austriacos o belgas y holandeses?
Pese a su título, este artículo no trata acerca de la bilis, jugo dominante en el discurso nacionalista, sino de la elección, ya sea sobre la lengua en que deseamos educar a nuestros hijos o sobre si queremos donar los órganos al morir.