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Madrid, ‘mafia friendly’
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Irene Lozano

Palabras en el Quicio

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Madrid, ‘mafia friendly’

Si Rajoy pretende que no le estalle ninguna nueva imputación, corruptela, trama o red en plena campaña, estará caminando hoy entre los populares madrileños como por un campo de minas

Foto: Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre, en 2010 (EFE)
Francisco Granados, Ignacio González y Esperanza Aguirre, en 2010 (EFE)

Cuando los políticos no abordan los escándalos de corrupción, los jueces irrumpen en la política. A Rajoy no parecía incomodarle hasta ahora que el juez Ruz le formara los gobiernos. Cuando hubo de destituir a Ana Mato, a consecuencia de su incriminación como beneficiaria de la trama corrupta Gürtel, no movió una ceja. Pero estas rondas no salen gratis, las pagan las instituciones con su crédito, que el PP empezó a parasitar desde que se le acabó el propio.

Ahora viene la segunda parte: Ruz ha abierto juicio oral y sentará en el banquillo a cuarenta vinculados a la trama. El problema comienza a ser metafísico, pues uno de los encausados es el Partido Popular, a quien el juez considera partícipe a título lucrativo, es decir, que se benefició del dinero de la trama corrupta sin saberlo. ¿Cómo iba a saberlo? ¿Puede un partido “saber”? Y al no poder saber el partido como tal, ¿quién se hace responsable de no haber sabido? El sentido común nos indica que su máximo responsable, es decir, Rajoy, quien debería tener la omnisciencia de que carece un ente como el PP. Sin embargo, por el momento, tampoco él está capacitado para saber nada.

¿Qué decir de cuanto sucede a escala regional en Madrid? En este caso, son los investigadores policiales quienes van tomando decisiones con consecuencias políticas, porque los políticos no han querido asumir sus responsabilidades. Aquella comunidad que la expresidenta Esperanza Aguirre vendía como business friendly se revela como mafia friendly. En Madrid, todo es corrupción y no debemos descartar que el alegre reguerillo de sangre que van dejando la Púnica y la Gürtel acaben confluyendo.

El PP es el partido con más poder en España, pero no sabe ni quiere sanearse a sí mismo, y se encuentra paralizado ante la corrupción que lo corroe

Si Rajoy pretende que no le estalle ninguna nueva imputación, corruptela, trama o red en plena campaña, estará caminando hoy entre los populares madrileños como por un campo de minas. Para posar su dedo sobre los candidatables, con ciertas precauciones, habrá debido de eludir a la mismísima Aguirre, jefa de muchos de los encausados por corrupción, entre otros el preso Francisco Granados. También a Ignacio González, un hombre normal, salvo porque incurre en extravagancias con los áticos y se cita de forma extraña con los policías.

Muchos políticos madrileños, pese a pertenecer a distintos partidos, están casados entre ellos por lo penal, y la prueba es que los implicados en la querella de Bankia pertenecen a todos los partidos viejos. También a los sindicatos y a la patronal, a su vez implicados de nuevo en los fraudes de la formación. Los lazos se entrecruzan una y otra vez, como en las buenas famiglias. Madrid, mafia friendly again.

¿Tenemos que lamentar que en este decisivo 2015 jueces y policías hagan gobiernos, señalen o descarten candidatos y confeccionen listas electorales? No seré yo quien censure de forma hipócrita la judicialización de la política, menos siendo responsable UPyD de haber emprendido numerosas denuncias contra responsables públicos a los que no fue posible exigirles la rendición de cuentas correspondiente por vías políticas. Los ladrones deben estar en la cárcel y punto.

Sin embargo, como síntoma resulta absolutamente alarmante: es el retrato de la parálisis política más acuciante, especialmente en lo tocante al PP: en estos momentos es el partido con más poder en España, pero no sabe ni quiere sanearse a sí mismo, y se encuentra paralizado ante la corrupción que lo corroe, como si sufriera gangrena galopante en distintas partes del cuerpo. Al no hacer nada para amputarse esos miembros, convierte a policías y jueces en cirujanos. Y tal vez la razón de este desmembramiento es que quien debía tomar medidas se ha convertido él mismo en un órgano muerto. Respira, sigue ahí, pero ya no puede nada. Si es que alguna vez quiso.

Cuando los políticos no abordan los escándalos de corrupción, los jueces irrumpen en la política. A Rajoy no parecía incomodarle hasta ahora que el juez Ruz le formara los gobiernos. Cuando hubo de destituir a Ana Mato, a consecuencia de su incriminación como beneficiaria de la trama corrupta Gürtel, no movió una ceja. Pero estas rondas no salen gratis, las pagan las instituciones con su crédito, que el PP empezó a parasitar desde que se le acabó el propio.

Caso Gürtel Operación Púnica Francisco Granados Ignacio González Esperanza Aguirre