Es noticia
Venezuela. La maté porque era mía
  1. España
  2. Por si acaso
Nemesio Fernández-Cuesta

Por si acaso

Por

Venezuela. La maté porque era mía

Venezuela está devastada. Un éxodo de 1,7 millones de personas es una tragedia humanitaria de primera magnitud. Los venezolanos son mucho más pobres

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

Hugo Chávez, militar de carrera, se dio a conocer en 1992, cuando encabezó una fracasada asonada militar contra el Gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez. Indultado por el presidente Caldera en 1994, ganó las elecciones presidenciales de 1998 al frente de una coalición de izquierdas con la promesa de reformar la Constitución. Un año después de su victoria, la nueva Constitución fue ratificada en referéndum. Había nacido la República Bolivariana de Venezuela.

Volvió a convocar elecciones en el año 2000, tanto presidenciales como legislativas. Ratificado electoralmente en la presidencia y con el control de la Asamblea Nacional, propició la aprobación de una Ley Habilitante, que le permitía legislar sin control parlamentario durante un año. En 2001, aprobó 49 decretos leyes para “profundizar en el socialismo y en la revolución bolivariana”. Regulaban todos los aspectos de la vida económica venezolana.

Foto: Partidarios del presidente Nicolás Maduro, durante la celebración del 206º aniversario de la Declaración de Independencia del país, el 19 de abril de 2016. (Reuters)
TE PUEDE INTERESAR
Los últimos defensores del chavismo
Víctor Amaya. Caracas

Este avance hacia el socialismo por decreto tuvo una alta contestación. En los tres años siguientes, Chávez tuvo que superar un golpe de Estado (2002), una huelga petrolera (2002-3) y un referéndum revocatorio (2004). Con independencia de las circunstancias particulares de cada evento, la supervivencia de Chávez se debió al apoyo popular con que contaba.

Resultaron premonitorias las palabras de Rafael Caldera en el discurso que pronunció en el Congreso después del golpe de Estado protagonizado por Chávez en el 92: “Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer”. Doce años después, una mayoría del pueblo venezolano antepuso la retórica socialista al concepto abstracto de que la democracia no supone solo el derecho a votar, sino también el respeto a todas las garantías que el Estado de derecho otorga a los ciudadanos. En los 'ranchitos' (asentamientos irregulares de infraviviendas) de Caracas nunca habían tenido atención médica organizada o una mínima escolarización hasta los acuerdos de Chávez con Cuba de intercambio de petróleo por médicos y maestros. La democracia no les daba de comer.

Foto: Promoción de la criptodivisa venezolana, el petro, en Caracas (Efe)

Hoy, 14 años después del referéndum revocatorio, los venezolanos tienen socialismo y carecen de democracia. Se enfrentan a una crisis económica brutal: las previsiones del FMI para este año indican una caída de PIB del 18% (tercer año consecutivo con caída superior a dos dígitos) y una inflación de un millón por ciento. Hay carencia de alimentos y medicinas. En los últimos tres años, más de 1,7 millones de venezolanos han salido de su país huyendo de la crisis.

Foto: Sánchez conversa con el director del Instituto Cervantes, el poeta Luis García Montero, y su esposa, la escritora Almudena Grandes, en la residencia del embajador en Bogotá, este 29 de agosto. (EFE)

El control de precios impuesto en la economía venezolana en 2003 y reforzado año tras año a través de sucesivas leyes ha provocado la inevitable escasez. Si el precio oficial de la leche hace antieconómica su producción, el ganadero vende su ganado para carne. Al cabo de un tiempo, no hay ni leche ni vacas. Si se añade el control de cambios también establecido en 2003, que dificulta la importación de insumos para procesos productivos o la repatriación de dividendos, y la inseguridad jurídica generalizada, se puede entender la inexistencia de inversión productiva en Venezuela desde hace años. La nacionalización de sectores básicos como el cemento o la electricidad no hace desaparecer las pérdidas derivadas de los precios intervenidos.

Foto: Un bebé desnutrido en un hospital de Puerto Ordaz, en el Arco del Orinoco (A. Hernández)

El flujo de caja después de impuestos de Petróleos de Venezuela (PDVSA) ha servido para todo menos para financiar las inversiones necesarias para mantener la producción de petróleo. Se han garantizado préstamos soberanos y se ha financiado a los países del Caribe y Centroamérica con ventas subvencionadas. La plantilla pasó de 25.000 personas a principios del mandato de Chávez a 140.000 en 2017. Ante la escasez alimenticia, la solución encontrada fue la creación de PDVSA Alimentos (PDVAL), empresa encargada de efectuar la importación a pérdida de los bienes necesarios. En 2010 fueron encontradas 130.000 Tm de alimentos en mal estado en distintos almacenes portuarios. PDVSA también financió directamente las 'misiones bolivarianas', proyectos estatales de construcción de viviendas y escuelas.

Foto: Un grupo de venezolanos cruza la frontera hasta Colombia para comprar alimentos y medicinas. (EFE)

El tinglado se sostuvo hasta la caída de los precios del petróleo. PDVSA producía en el año 2000 algo más de tres millones de barriles diarios. La producción del pasado mes de junio, afectada no solo por la falta de inversión sino por el abandono del país de ingenieros y técnicos medios, se situó por encima de 1,3 millones de barriles. Menos de la mitad.

Un déficit público superior al 30% del PIB financiado con emisión de dinero nuevo es el origen directo de una inflación del millón por ciento y de la consiguiente devaluación del bolívar, anunciada el pasado 18 de agosto. Parece increíble, pero si alguien hubiera cambiado un millón de dólares a bolívares en 2013, hubiera conservado los bolívares y hoy volviera a cambiarlos, obtendría menos de un centavo de dólar.

Foto:  Opinión
TE PUEDE INTERESAR
Imprimir moneda no ha evitado la quiebra de Venezuela
Juan Ramón Rallo

Las devaluaciones son efectivas si van acompañadas de medidas de ajuste. El paquete de medidas del pasado 18 de agosto mantiene la tradición 'bolivariana': retórico, impreciso y contradictorio. Incluye hasta la utilización de una criptomoneda, el petro, para fijar el salario mínimo. Las dos cuestiones clave, cómo hacer efectivo el anuncio de reducir a cero el déficit público y cómo controlar la oferta monetaria quedaron, sin respuesta.

Tras la dictadura de Pérez Giménez, la democracia venezolana (1959-1999) en la que se turnaron en el poder Acción Democrática (socialdemócratas) y Copei (democristianos) fue incapaz de integrar en una esperanza y convicción de progreso común a las capas más desfavorecidas de la sociedad. Por esa brecha se abrió paso la revolución bolivariana, mezcla exuberante de nacionalismo, populismo y socialismo que, 20 años después, se ha revelado como la mejor receta para el desastre.

Foto: Inmigrantes venezolanos cruzan a Brasil en el paso fronterizo de Pacaraima, en noviembre de 2017. (Reuters)

Venezuela está devastada. Un éxodo de 1,7 millones de personas es una tragedia humanitaria de primera magnitud. Los venezolanos son mucho más pobres. El salario mínimo mensual fijado en las medidas del 18 de agosto, después de una subida del 3.500%, es de 30 US$, unos 25 euros. Según el FMI, dominicanos, peruanos o ecuatorianos son más ricos en términos de PIB per cápita (corregido por poder de compra) que los venezolanos, habitantes de un país con una de las mayores reservas de petróleo del mundo.

La democracia desaparece en Venezuela. La revolución llegó para quedarse. Los acontecimientos de los últimos años demuestran que el desalojo democrático y pacífico de Maduro de la presidencia es impensable. No lo va a permitir la oligarquía revolucionaria en el poder.

Hugo Chávez, militar de carrera, se dio a conocer en 1992, cuando encabezó una fracasada asonada militar contra el Gobierno democrático de Carlos Andrés Pérez. Indultado por el presidente Caldera en 1994, ganó las elecciones presidenciales de 1998 al frente de una coalición de izquierdas con la promesa de reformar la Constitución. Un año después de su victoria, la nueva Constitución fue ratificada en referéndum. Había nacido la República Bolivariana de Venezuela.