Oriente Medio: la paz inviable

Explicar lo que sucede en Oriente Medio y sus efectos sobre la estabilidad de Occidente, desbordaría con creces el espacio que los medios suelen facilitar a sus articulistas. Resulta que la supervivencia de las civilizaciones más antiguas de la tierra están en permanente conflicto, como si de un choque tectónico se tratase y hemos de acudir a simplificaciones más o menos 'comerciales' en los términos que nuestra sociedad pueda digerirlo en menos de 1.000 palabras.  

 

La verdadera raíz del conflicto, que impide una mejora visible, es la fragmentación tribal y la presencia de esas etnias en diferentes países y no la presencia forzada del estado de Israel, sólo uno más de los focos de conflicto. Dispersión a la que se ha añadido interesadamente un caracter religioso y un injusto reparto de la riqueza potencial que entraña su geografía. 

Israel ha añadido probablemente una ventaja y es la de unir en algunos periodos a los irreconciliables frente a un único enemigo, pero eso resultó siempre coyuntural, no les hizo más amigos entre sí y las diferencias permanecen. Tanto que probablemente ni nosotros ni nuestros nietos lleguen a ver en paz una región que lleva 35 siglos conocidos pleiteando, por mucho que se pudiera replegar/desaparecer Israel.

Incompatibilidades históricas

Ayer fue un dia importante de comunicados y discursos: Al Qaeda y el gobierno saudí dejaron claro, que están dispuestos a combatir al mundo chiíta, claro potencial ganador de las próximas elecciones iraquíes, allí donde se encuentre, erigiéndose en defensor de los ahora -sin su protector Sadam- depauperados sunnies. El KRG que gobierna el norte kurdo de Irak y los chiíes de Hezbolá, entraron también al trapo y difundieron toda clase de amenazas aprovechando la ocasión brindada por la represión saudí a las comunidades chiítas del norte de Yemen. Al Quaeda y su soporte saudí, ha dejado claro que los chiítas son aún peor enemigo que los judíos y extiende de paso sus amenazas al nuevo gobierno afgano y al futuro de Irak.

¿Cómo vive la gente común en este terrible mosaico de sufrimiento e incompatibilidades históricas? Pues con mucha resignación, intentando que la muerte no les alcance y tratando de hallar algún nicho de seguridad y prosperidad familiar. Los más conscientes admiran la laicización de Occidente, pero saben que sus líderes tribales les quieren así de pobres y sometidos, mientras se reparten el botín de las corrupciones más diversas en abastecimiento de armas, energía e infraestructuras a reconstruir y desarrollar; por este orden y en clara concertación con nuestros 'preocupados' gobiernos.

Las minas que mutilan y matan soldados y civiles en aquellos territorios, no pensemos que son todas fabricadas por ambiciosos mercaderes ucranianos, rusos o bielorrusos. Son artefactos fabricados en Bélgica, Italia y España, que salieron al mercado no hace tanto, por un 'error comercial' dificilmente reparable. Las anticarro que segaron reciententemente la vida de nuestros soldados en Afganistán, bien pudieran proceder del abundante stock italiano en poder de Al Qaeda. Los servicios secretos de aquellos países trabajan a destajo para equilibrar las fuerzas en conflicto y tomar comisiones de cuanto se mueve.

Si no fuera porque además aquella región concentra el 30% de las reservas petrolíferas del mundo o tiene un valor geo-estratégico en su transporte, probablemente ni nos enteraríamos. Pero hoy por hoy, esa energía es indispensable a Occidente e intervenimos sin querer o queriendo en planes militares de paz o de guerra, que tienen por objeto principal la protección y precio asequible de esos suministros. 

Internet y la globalización

Formamos parte de ese conflicto, lo explicamos mal interesadamente y lo único que de verdad nos preocupa, es que nuestra intervención mantenga una cínica apariencia progresista. Tomar partido por unos o por otros es ciertamente imposible, no se trata de mejores y peores, sino de gente involucrada en una región y una forma de aprovechamiento político, tribal, militar y económico que les somete sin compasión ninguna a la que respetamos y servimos en aras de seguir disponiendo de sus recursos y de repartir adhesiones de intrínseco valor electoral local.

Alinearse con unos u otros sin formar parte de su historia y geografía es un ejercicio gratuito que ni sirve ni servirá para nada. Sólo internet y la globalización, tras algunas generaciones, como ya se aprecia en Irán, liberará de ese pesado yugo a nuevas generaciones ajenas a esas cadenas aparentemente tan primitivas, que no han hecho otra cosa que poner en evidencia el oportunismo y la cobardía de Occidente frente al problema.

No tendrá solución cercana ese conflicto y se agradecería una visión general más equidistante, por muy conveniente que sea electoralmente apuntarse a las fotos y a declaraciones huecas, carentes de verdadero afecto por todos los que sufren esa interminable y engañosa lacra artificialmente espiritualizada y politizada por la profunda corrupción ideológica y material con la que se gobierna en aquella región del mundo. 

Como siempre, esperamos sus comentarios sobre el papel de Occidente en aquel conflicto. Con ellos elaboraremos nuestro Manifiesto de Proyecto Cívico.