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Puigdemont y su penúltima mentira
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Verónica Fumanal

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Puigdemont y su penúltima mentira

El 'expresident' no es un político coherente, ni un tipo de fiar, ni siempre ha defendido lo mismo. Es un hombre que engañó a los suyos en lo más básico, y que es consciente de que una vez se apruebe la amnistía, sus mentiras quedarán en el pasado

Foto: Puigdemont, durante una marcha independentista previa al 1-O. (EFE/Quique García)
Puigdemont, durante una marcha independentista previa al 1-O. (EFE/Quique García)
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Es realmente sorprendente ver a parte de la derecha española elogiar a Puigdemont. Alaban su supuesta coherencia… que si él sí es una persona coherente, que si siempre ha defendido lo mismo, que es un tipo de fiar.

Y entiendo, que este argumento se utilice para atacar al PSOE y evidenciar que los socialistas negaban la amnistía con la misma vehemencia que ahora la defienden.

Pero, Puigdemont no es un político coherente, todo lo contrario. Los hechos han desmentido algunas de sus compromisos políticos más transcendentales.

La última, el voto negativo a la tramitación de la ley de amnistía, que desmiente que Junts la defienda para todos los implicados, porque principalmente su objetivo es que Puigdemont y algunos de sus más estrechos colaboradores sean los principales beneficiados.

No había un plan independentista

El 9 de junio del 2017, Carles Puigdemont, como president de Cataluña, convocó un referéndum unilateral de independencia en el que afirmó que su gobierno se comprometía a aplicar el resultado del mismo. Aquello nunca fue verdad.

Puigdemont no tenía un plan para separar a Cataluña del conjunto de España, ni tenían preparadas las estructuras de Estado, ni el reconocimiento de terceros países. Nada de los que prometió a nivel nacional o internacional fue verdad. Cada una de las amenazas del estado español eran soflamas que calentaron la calle, pero que conducían a un callejón sin salida.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont, durante una conferencia de prensa en Bruselas, Bélgica, el pasado septiembre. (EFE/Olivier Matthys)

El 1 de octubre del 2017 se celebró un simulacro de referéndum que no tenía ninguna validez legal para el Estado español, pero que el propio govern de la Generalitat tampoco se tomó en serio. De hecho, el 27 de octubre de ese mismo año, Carles Puigdemont declaró con toda solemnidad la Declaración Unilateral de Independencia, para dejarla en suspenso pocos minutos después.

Ni una bandera española fue arriada en su mástil, ninguna catalana izada. Las caras de los congregados en el evento describía a la perfección la frustración de una parte del pueblo conducido hacia un precipicio, el del artículo 155. Según las informaciones periodísticas que se han publicado posteriormente, Puigdemont en lugar de declarar la DUI, se comprometió con algunos actores políticos a convocar unas elecciones en Cataluña. También, en esa ocasión mintió.

El 30 de octubre, tres días después, Puigdemont huía para no ser detenido por la justicia española. Nunca dijo que se iría a aquellos a los que había involucrado en el procés independentista. Lo coherente hubiera sido afrontar las consecuencias de sus acciones políticas. Sin embargo, el único plan bien diseñado fue el de huida. Sabía dónde ir, cuándo y cómo para sortear la persecución policial y evitar una extradición. Fue lo único que le salió bien, porque a día de hoy, los tribunales españoles han sido incapaces de sentarlo en un banquillo.

Dijo que volvería a Cataluña si ganaba las elecciones

Las elecciones de diciembre del 2017 fueron convocadas por Mariano Rajoy, en virtud de la aplicación del artículo 155. Puigdemont, desde Bruselas, protagonizó la campaña de su partido como candidato y número 1 de la lista de Junts. Como candidato realizó todos los actos relevantes menos los debates electorales, porque ningún medio aceptó poner un plasma para que él pudiera ejercer de candidato.

En aquella campaña, volvió a engañar a todos sus votantes. El 17 de diciembre, Carles Puigdemont aseguró en una entrevista a la Agència Catalana de Notícies que si ganaba las elecciones volvería a Cataluña. "Que nadie tenga duda" "Si la decisión es que el Parlament invista al Govern [cesado] y a mí, si el Parlament tiene mayoría independentista y me hace confianza, esto no tiene plan B. Este es el plan. Yo volveré al Palau de la Generalitat". Mentira.

Puigdemont sabía perfectamente que no podía regresar a España y ser investido por el Parlament, sin embargo, era el mensaje que debía decir para arañar algunos votos independentistas que dudaban entre votar a Junts, a ERC o a la CUP. No había sido suficiente patraña la performance de la DUI, sabiendo que no estaba haciéndolo en serio y ahora prometía volver a sabiendas, de nuevo, de que no era cierto.

Dice quiere la amnistía para todos

Desde que Carles Puigdemont fue investido president de la Generalitat por un chantaje de la CUP, toda su carrera política se basó en la mentira. Nunca hubo un plan para declarar la independencia con garantías, proclamó la DUI como pudo haber convocado elecciones, afirmó que volvería a Cataluña, sin importarle las consecuencias… y ahora, cuando sus electores le dieron la posibilidad de aprobar una amnistía general para todos los encausados, la torpedea porque lo único que le importa es tener garantías de que él será amnistiado.

Sin embargo, el mago del ilusionismo secesionista asegura que Junts lo único que busca es la amnistía para todos, sin excepción. La diferencia con Marta Rovira es sonrojante.

Ambos están en la misma situación, en el objetivo del juez García-Castellón. La diferencia es que en ERC buscan aprobar la ley para librar de las causas a la mayoría de los acusados por el procés, y Puigdemont quiere garantías personales. Una amnistía para él.

Puigdemont sabía perfectamente que no podía regresar a España y ser investido, era el mensaje que debía decir para arañar algunos votos

El pasado 8 de febrero, Puigdemont publicaba un post en X, en el que afirmaba que si hubiera apoyado a Feijóo, todo esto (en referencia a las acusaciones de terrorismo) no pasaría. Esta publicación evidencia lo falaz de su argumento actual cuando afirma que Junts votó contra la amnistía porque no la garantiza para todos.

El sujeto político de la acción es él, quien le preocupa es él, todo el post se refiere a su situación y no a la de los miles de personas que le siguieron en cada una de sus mentiras. Las que votaron en un referéndum sin validez, las que se ilusionaron ante la posibilidad de una DUI que duró segundos, los que le votaron en el 2017 para que regresara como president, los que le volvieron a votar en el 23 para que consiguiera una amnistía.

Así que, no. Carles Puigdemont no es un político coherente, ni un tipo de fiar, ni siempre ha defendido lo mismo. Es un hombre que engañó a los suyos en lo más básico, que solo vela por su presente y su futuro, por cómo pasará a la historia, por su prestigio internacional. Su voluntad es seguir siendo eurodiputado, algo que tiene garantizado porque los suyos, aunque ya no lo sean, temen el señalamiento de sus redes sociales. Él es consciente de que una vez se apruebe la amnistía, le incluya a él o no, en Cataluña se pasará página y sus mentiras quedarán en el pasado.

Es realmente sorprendente ver a parte de la derecha española elogiar a Puigdemont. Alaban su supuesta coherencia… que si él sí es una persona coherente, que si siempre ha defendido lo mismo, que es un tipo de fiar.

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