Es noticia
Portugal. El cordón sanitario que, aquí, no pudo ser
  1. España
  2. Sin permiso
Verónica Fumanal

Sin permiso

Por

Portugal. El cordón sanitario que, aquí, no pudo ser

La comparación del caso Portugal no es válida en España. Ni Alianza Democrática es el Partido Popular, ni a estos les avergüenzan los apoyos de los ultras

Foto: El líder de Alianza Democrática (AD), Luis Montenegro. (EFE/EPA/Tiago Petinga)
El líder de Alianza Democrática (AD), Luis Montenegro. (EFE/EPA/Tiago Petinga)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Elecciones generales en Portugal y las lecturas, como no, aquí se hacen en modo "España". Tras las elecciones generales ninguna fuerza tiene mayoría absoluta para formar gobierno y uno de los debates durante la campaña fue precisamente qué pasaría en este escenario. El Partido Socialista prometió que, si ganaba el centro derecha sin el apoyo suficiente, se abstendrían para que en Portugal la extrema derecha no fuera decisiva en a la conformación del gobierno. Un argumento que ha sido rápidamente importado a la política patria, para afearle al PSOE que no hiciera lo propio con Núñez Feijóo y asumir su papel subalterno tras las elecciones del 23 de julio. Pero este argumento, tiene trampa.

En Portugal, el centro- derecha ha ganado las elecciones celebradas el 10 de marzo por un margen muy ajustado, 79 diputados de Alianza Democrática, frente a los 77 del partido socialista, quien ha perdido la mayoría absoluta que consiguió hace 2 años. El mayor ascenso ha sido protagonizado por el partido ultra portugués, Chega, que consiguió pasar de 12 a 48 diputados. La cámara de representación parlamentaria seguirá contando con 8 fuerzas políticas: 5 para una izquierda fragmentada y 3 para la derecha, que ha conseguido ganar por la mínima. Pero la cuestión fundamental que se compara con el modelo español es sobre el papel de la ultraderecha en la conformación del futuro gobierno.

En primer lugar, habrá que reconocer que Alianza Democrática ha hecho la reflexión política que no se ha producido en el Partido Popular. Desde que llegó Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP tras el golpe de mano a Pablo Casado el partido conservador no ha hecho un congreso con una ponencia política que dirima qué hacer con Vox. Todo lo contrario. Feijóo llegó al frente de los populares de forma simultánea a la conformación del primer gobierno PP- Vox autonómico: el de Castilla y León. El expresidente gallego abordó la cuestión ausentándose de la toma de posesión de Mañueco, por eso de los "ojos que no ven…". Sin embargo, aquel día el Partido Popular de Feijóo estaba asumiendo por la vía de los hechos que en España los pactos con la ultraderecha eran deseables. En Castilla y León había alternativa. Luís Tudanca, líder de los socialistas, ofreció al PP gobernar en solitario para evitar que Vox gobernara en la comunidad. La respuesta del PP fue poner a Gallardo en una vicepresidencia bien pagada.

Si el PP considera que los pactos con Vox son asumibles y deseables, si los socialistas de Castilla y León ofrecieron un pacto alternativo en la comunidad que fue la primera como laboratorio de pruebas del gobierno de coalición ¿Quién ha desdeñado el cordón sanitario en España, el PP o el PSOE? Porque resulta sorprendente escuchar como muchos analistas culpabilizan a los socialistas de no haber dejado gobernar a la derecha las pasadas elecciones de julio, cuando fue el PP quien eliminó cualquier posibilidad de explorar un pacto PP- PSOE en la primera comunidad que fue posible hacerlo.

Además, existe otro pequeño detalle que se pasa por alto cuando se sugiere que el PSOE prefiere pactos del PP con Vox. Quien realmente reivindica esos pactos son todos aquellos que los han firmado sin buscar vías alternativas. O estamos pensando que la señora Ayuso preferiría un gobierno hortofrutícola que pactar con aquellos que ella reivindica sin complejos. Y, en este caso, ¿por qué se le pide al PSOE que salga al rescate de un PP que no quiere ser rescatado?

En segundo lugar, el Partido Popular ha hecho de la crítica a los socios del PSOE su principal arma arrojadiza. Empezó el señor Casado acusando al gobierno de pactar los "comunistas de Podemos" y los "herederos de ETA", y siguió el señor Feijóo acusando al PSOE de pactar con todos ellos, más con los "golpistas" de Junts. En el año 2019, por dos veces, el PSOE ganó las elecciones ante un PP hundido. En abril les separaban casi 12 puntos de distancia, en la repetición de diciembre, casi 8. Los populares ansiaban el pacto del PSOE con Podemos porque sabían que sería controvertido en algunas bases socialistas. Por eso, en ningún momento, los populares lanzaron la propuesta de dejar gobernar la lista más votada y ejercer la responsabilidad de apoyar la investidura de Sánchez para evitar un pacto con quienes ellos calificaban de "chavistas".

Foto: El líder de la Alianza Democrática (AD), Luis Montenegro. (EFE/José Coelho)

Cómo pueden elogiar la política de pactos de Portugal todos aquellos que sacrifican al PSOE únicamente por sus pactos, cuando el PP, nunca, repito, nunca, ha ofrecido lo que el PSOE hizo en las elecciones del 2016: dejar la lista más votada o el cordón sanitario que ofreció Luis Tudanca en Castilla y León. Existe una cierta percepción pública sobre que los pactos PP-Vox son por culpa del PSOE, debemos reconocer cierta maestría del PP en fomentar ese relato. Pero es completamente falaz. Ni el PP ha renunciado nunca al apoyo de Vox; ni el PP ha recogido el guante del apoyo del PSOE para evitar los pactos con Vox; ni el PP ha respetado nunca eso de la lista más votada, o si no que se lo digan a la señora Guardiola -yo sí tengo el respeto de aprenderme su apellido-; ni el PP ha ofrecido nunca sus votos para evitar pactos con fuerzas que ellos mismos criticaban – el ejemplo de BCN no sirve, la alcaldía hubiera ido para Junts-. Por lo tanto, la comparación del caso Portugal no es válida en España. Ni Alianza Democrática es el Partido Popular, ni a éstos les avergüenzan los apoyos de los ultras.

Elecciones generales en Portugal y las lecturas, como no, aquí se hacen en modo "España". Tras las elecciones generales ninguna fuerza tiene mayoría absoluta para formar gobierno y uno de los debates durante la campaña fue precisamente qué pasaría en este escenario. El Partido Socialista prometió que, si ganaba el centro derecha sin el apoyo suficiente, se abstendrían para que en Portugal la extrema derecha no fuera decisiva en a la conformación del gobierno. Un argumento que ha sido rápidamente importado a la política patria, para afearle al PSOE que no hiciera lo propio con Núñez Feijóo y asumir su papel subalterno tras las elecciones del 23 de julio. Pero este argumento, tiene trampa.

Portugal
El redactor recomienda