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Las consecuencias de la convocatoria catalana
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Verónica Fumanal

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Las consecuencias de la convocatoria catalana

Ganar no es gobernar y en Cataluña, las dos últimas convocatorias, las han ganado fuerzas no nacionalistas, pero han acabado gobernando partidos independentistas

Foto: Aragonès convoca elecciones anticipadas. (Europa Press/David Zorrakino)
Aragonès convoca elecciones anticipadas. (Europa Press/David Zorrakino)
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Nuevo giro de guion de la serie de intriga en la que se ha convertido la política española; si el 24 ya venía cargado con las elecciones gallegas, vascas y europeas, las catalanas han irrumpido en el calendario con el ímpetu de las grandes convocatorias, aquellas que cuentan más de lo que dicen. Las lecturas de lo que ocurra el próximo mes de mayo en el Palau de la Generalitat trascenderán los límites de la comunidad catalana, porque las consecuencias de esta convocatoria no se han hecho esperar. Este es un repaso de cómo ha cambiado la política nacional la mera convocatoria.

La primera consecuencia ha sido inmediata. La caída de los presupuestos catalanes ha precipitado la caída de los nacionales; y no porque ninguna de las fuerzas independentistas que apoyan al Gobierno —Junts y ERC— hubieran amenazado con abstenerse. Ha sido una retirada preventiva. La estrategia es clara, no das tiempo a que los Presupuestos Generales del Estado se conviertan en un arma arrojadiza para ver quién atornilla más al Gobierno. Este año se prorrogan y se evita el vía crucis parlamentario y mediático. Nótese la diferencia de la política catalana y la vasca. En la misma situación con los socios parlamentarios de Euskadi y unas elecciones autonómicas en abril para la Lehendakaritza, el Gobierno no temía una competición entre PNV y Bildu que dificultara la aprobación. En esta tesitura, Sumar es quien más tiene que explicar, porque la decisión de los Comunes en Cataluña ha vuelto a situar la legislatura española en el limbo.

La segunda consecuencia es la paralización sine die de los traspasos de competencias acordados entre PSOE y Junts, y para muestra, la trasferencia en materia migratoria. Aquel acuerdo en los últimos momentos para convalidar los Reales Decretos del Gobierno fue altamente polémico y opaco. Esta reivindicación de Junts no se entiende sin el temor de esa formación política del ascenso de Aliança Catalana, el partido independentista y xenófobo que ya gobierna en dos ayuntamientos catalanes, el más importante, Ripoll. El principal nicho de crecimiento electoral de AC es el electorado de Junts y éstos no estaban dispuestos a renunciar a una de sus principales banderas. El pasado 13 de enero, Junts realizó una convención en la provincia de Tarragona, con una única cuestión como foco: la migración y su control, con discursos que firmarían desde las bancadas de Vox. Por lo tanto, la convocatoria electoral no veo cómo puede acelerar este traspaso de competencias, que ya era muy complejo con una Generalitat en manos de ERC. Solo si Junts vuelve al Govern se podría retomar este acuerdo.

La tercera consecuencia es la misma puesta en marcha de la legislatura. Yo misma afirmé que la aprobación de la ley de amnistía suponía sacar la legislatura del limbo en el que se encontraba. Dinamizar la aprobación de los presupuestos, las leyes pendientes, en fin, salir de la parálisis. Pues bien, de nuevo, los pronósticos decaen ante una realidad descontrolada. Pero nuestro trabajo es seguir intentándolo. Las elecciones vascas, catalanas y europeas devuelven la legislatura a un agujero negro del que es muy difícil salir. La retirada de los presupuestos es la prueba de la resignación del Gobierno ante la endiablada aritmética parlamentaria. Por lo tanto, podemos presumir, aunque no podemos dejar de advertir que todo es susceptible de volver a cambiar, que legislativamente volvemos al limbo, en el que encontraremos mucha retórica política y nada de política.

El PP planea la posibilidad concluir la opa hostil a Ciudadanos iniciada por Pablo Casado

Pronosticar resultados en Cataluña es un ejercicio no imprudente, sino imposible. Cuando escribo estas líneas hay muchas incógnitas sobre las candidaturas en liza. Según publicó Reyero en El Confidencial, Junts estaría valorando que Puigdemont volviera en plena campaña para que fuera detenido como elemento disruptivo, como arma contra ERC. Además, Gómez, también en El Confidencial, ya avisó que Feijóo estaría buscando alternativas al candidato popular, Alejandro Fernández, que desautorizó a la dirección de Génova en varias ocasiones. Además, planea la posibilidad de que PP acabe con la opa hostil a Ciudadanos iniciada por Pablo Casado y compitan juntos en bajo las siglas de los populares. Aliança Catalana estaría valorando presentarse a las elecciones y, según algunas encuestas preelectorales, podrían obtener representación. Lo único que parece claro a estas alturas es que Illa será el candidato del PSC, Aragonés lo será de ERC y Albiach de los Comunes.

La jugada de ERC de adelantar elecciones ha generado el efecto esperado: ha roto la partida y se han vuelto a repartir las cartas. A priori, no estoy segura de que esta jugada le venga a bien a un actor u otro. Las decisiones a última hora y por resignación no suelen funcionar en política. Por lo tanto, de momento es ERC quien controla los tiempos y quien ha podido diseñar la estrategia para este escenario. Todas las encuestas que se publiquen, si no tienen en cuenta todos los actores no servirán de mucho… y los resultados de otras convocatorias tampoco porque en esta ocasión Cataluña se juega seguir anclado en un procés zombie o pasar página.

PD: recuerde el lector que ganar no es gobernar y que en Cataluña las dos últimas convocatorias las han ganado fuerzas no nacionalistas, y que en ambas ocasiones han acabado gobernando partidos independentistas.

Nuevo giro de guion de la serie de intriga en la que se ha convertido la política española; si el 24 ya venía cargado con las elecciones gallegas, vascas y europeas, las catalanas han irrumpido en el calendario con el ímpetu de las grandes convocatorias, aquellas que cuentan más de lo que dicen. Las lecturas de lo que ocurra el próximo mes de mayo en el Palau de la Generalitat trascenderán los límites de la comunidad catalana, porque las consecuencias de esta convocatoria no se han hecho esperar. Este es un repaso de cómo ha cambiado la política nacional la mera convocatoria.

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