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Los vecinos del Bernabéu disfrutan de lo votado
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Verónica Fumanal

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Los vecinos del Bernabéu disfrutan de lo votado

El huracán Taylor Swift ha abierto un debate sobre el modelo de ciudad que en las municipales se nos hurtó, porque el PP se empeñó en que se votara contra Sánchez

Foto: Colas en el Bernabéu para el concierto de Taylor Swift. (EP/Gabriel Luengas)
Colas en el Bernabéu para el concierto de Taylor Swift. (EP/Gabriel Luengas)
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El huracán Taylor Swift ha desencadenado un debate muy pertinente sobre el modelo de ciudad que en las elecciones del 28 de mayo del pasado año se nos hurtó, porque el PP se empeñó en que los ciudadanos votaran contra Sánchez, aunque fueran elecciones municipales y autonómicas. Hace un año que votamos a nuestros alcaldes y alcaldesas, pero no hablamos a penas de qué queríamos para las ciudades, pueblos y concejos. El 28-M fue el primer plebiscito a Sánchez, una fórmula que ahora repite el PP en las europeas, donde también se van a decidir cuestiones vitales para nuestro futuro, como qué modelo europeo queremos: uno más social o más liberal; una Europa de los derechos humanos o la del racismo; una Europa con ejército propio o un continente que promueva la cultura de la paz. Almeida ganó por mayoría absoluta hace un año, y esta semana la cantante americana nos ha devuelto el debate sobre qué Madrid queremos.

El estadio Santiago Bernabéu ya no solo es un icono del fútbol patrio. Es, además, un gran recinto para celebrar conciertos multitudinarios. El último ha sido el de Taylor Swift. Los vecinos de los alrededores del estadio han tirado de redes sociales con sonómetros en la mano para denunciar que el ruido del concierto superaba con creces los límites permitidos, incurriendo en contra de las normativas de medioambiente. Claro, sorprende que determinados perfiles con determinadas opciones de voto ahora se escuden en la contaminación acústica y clamen contra la libertad empresarial, contra el sacro santo derecho de hacer dinero, contra la prosperidad de un concierto que trajo a Madrid un impacto económico de más de 150 millones de euros (9,1 para las arcas del club que les ha alquilado el estadio).

Foto: Marta y Alfonso frente al Bernabéu. (A. F.)

Las reclamaciones de los vecinos son las propias de aquellos que quieren vivir en una ciudad que respete el descanso; que controle la actividad económica; que no dilapide la calidad de vida de la gente que paga sus impuestos; que exige servicios públicos de proximidad, que quiere vivir en una ciudad amable, pensada para los que habitan sus calles y pagan sus impuestos. Vamos, un discurso como el que hace Anne Hidalgo en París, que recuerda mucho al de Manuela Carmena, que decía que quería una ciudad acogedora y amable para sus habitantes. Eso pasa, en este caso, por un poder público que priorice el derecho al descanso de los vecinos por encima de las ganancias multimillonarias de un concierto que quedan repartidas en muy poquitas manos.

Eso me llevó a los resultados de las últimas elecciones municipales, las de hace un año, en las que no se habló nada de Madrid, ni de Cáceres, ni de Valencia, solo se habló de cómo echar a Sánchez. El mismo Almeida pidió el voto para desalojar al PSOE de la Moncloa. Así que, miré los datos. El apoyo al PP en las secciones censales que rodean al estado Santiago Bernabéu oscila desde un mínimo de un 69,5 % de la sección 05-007 hasta el 77,3 % de la sección 05-006. En todas ellas, la segunda fuerza política es Vox, que tiene un suelo del 9,4 en la sección 05-064 y un tope del 17,5 % en la sección 05-004. Entre las dos fuerzas, en la horquilla alta están en un 94,8 % de los votos. Ni Putin obtiene estos resultados.

Foto: Un fan de Taylor Swift frente a la tienda del Santiago Bernabéu. (EFE/Gema García)

Con los datos electorales en la mano, podemos decir que los vecinos del Bernabéu querían un gobierno de derechas, un gobierno business friendly que acabara de una vez por todas con Madrid Central —aunque a ellos no les afectara en su barrio—, y que, como dice el programa de Almeida en su punto 195, posicionara a Madrid como capital de la cultura en español, siendo referente de los destinos urbanos y grandes eventos. Sin embargo, en ese mismo programa, Almeida tiene alusiones muy vagas a la limitación del ruido, y la palabra medioambiental solo aparece en una ocasión. El candidato del PP no engañó a nadie. Así pues, los vecinos que votaron a Almeida deberían estar muy contentos de que el alcalde cumpla con su programa electoral. Disfruten de lo votado.

El huracán Taylor Swift ha desencadenado un debate muy pertinente sobre el modelo de ciudad que en las elecciones del 28 de mayo del pasado año se nos hurtó, porque el PP se empeñó en que los ciudadanos votaran contra Sánchez, aunque fueran elecciones municipales y autonómicas. Hace un año que votamos a nuestros alcaldes y alcaldesas, pero no hablamos a penas de qué queríamos para las ciudades, pueblos y concejos. El 28-M fue el primer plebiscito a Sánchez, una fórmula que ahora repite el PP en las europeas, donde también se van a decidir cuestiones vitales para nuestro futuro, como qué modelo europeo queremos: uno más social o más liberal; una Europa de los derechos humanos o la del racismo; una Europa con ejército propio o un continente que promueva la cultura de la paz. Almeida ganó por mayoría absoluta hace un año, y esta semana la cantante americana nos ha devuelto el debate sobre qué Madrid queremos.

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