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Manuel Pimentel, de ministro a editor multitarea
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Agustín Rivera

Tinta de Verano

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Manuel Pimentel, de ministro a editor multitarea

El ex ministro con cara de niño y flequillo nervioso se zampa dos manuscritos a la semana. Y al menos una novela y un ensayo. Menos

Foto: Manuel Pimentel, de ministro a editor multitarea
Manuel Pimentel, de ministro a editor multitarea

El ex ministro con cara de niño y flequillo nervioso se zampa dos manuscritos a la semana. Y al menos una novela y un ensayo. Menos en su despacho, lee en cualquier sitio. Aunque donde mejor se concentra  -en silencio, sin música- es por la noche, en el sillón de su casa de las afueras de Córdoba. Manuel Pimentel pasará una semana en Marruecos (Fez y Tetuán). Algún fin de semana en la Costa del Sol. “Me encanta la noche de Málaga. Es muy variopinta, alegre y cosmopolita. También me divierte el chiringuito, es muy nuestro”. En agosto baja el ritmo y traza planes para septiembre. Busca nuevos autores, escucha los cambios tecnológicos y sigue la política, aquella pasión que no olvida y a la que no regresará. Asegura que jamás.

Pimentel, el ex titular de Trabajo y Asuntos Sociales que presentó en 2000 su dimisión a José María Aznar tras treces meses de gestión, lleva seis años pilotando la editorial andaluza Almuzara. Este sevillano, cordobés de sentimiento y vocación, de la añada del 61, regresó para afincarse en su terruño vital, la tercera ciudad andaluza, que fue capital de un Imperio.

Aunque sus paisanos abundan en Torre del Mar y Los Boliches (Fuengirola), históricas  sucursales de estío de Córdoba, a él le gusta perderse cualquier día de julio y agosto por el centro histórico cordobés la Judería, la más grande de Europa. Encuentra fascinantes los cines de verano, enclavados en los patios de casas señoriales, rodeados de tabernas centenarias y literarias, “joyas antropológicas”.

“Córdoba está estable, pero con una dulce melancolía de su pasado”. Eso sí, la urbe de los califas y omeyas padece un shock emocional. Ha perdido a Cajasur, la joya financiera de la provincia, donde él, como el 40% de los cordobeses, tiene cuenta. “A una actividad mercantil hay que ponerle poca política. Habría que preguntarse porqué entre uno y otro se han escrito estos capítulos. No soy revisionista, ni diré que se saque el dinero de Cajasur”.

Antes de volver a la conversación del negocio editorial, respalda a Miguel Castillejo, el ex presidente de la entidad cordobesa, más conocido como Fray Langostino. “Le tengo aprecio. Está siendo muy injustamente tratado, con un castigo muy excesivo. Cajasur llegó a ser lo que es gracias al cura Castillejo, cometió errores en el inmobiliario, pero ¿qué cajas no? Y soportó un acoso de la Junta de Andalucía muy importante [de Magdalena Álvarez en su etapa de Consejería de Economía y Hacienda de la Junta]. Su balance fue positivo para Córdoba”.

El hombre multitarea (editor/novelista/ahora también defensor del asegurado de la compañía Arag), que solicitó la baja del PP en 2003 por el apoyo de este partido a la guerra de Irak, tiene problemas con su negocio de tinta, pero confía en resolverlos. No quiere desvelar la deuda de Almuzara. El problema, argumenta, reside en la falta de liquidez. “Ahora mismo sobrevivimos. Nos quebró un distribuidor y hemos estado muy apretados”.

El talento y el riesgo de las ventas

Pimentel no quiere crecer. Apuesta por la estabilidad accionarial y no muestra ningún interés en comprar otras editoriales. Tampoco está en venta. “Tenemos que estabilizarnos. Aún somos un proyecto. Nuestro catálogo es bueno, pero sacar talento tiene el riesgo de las ventas. A veces nos puede más la afición que los números. Editamos libros que serán rentables a largo plazo”.

La considerada ahora mismo como gran editorial andaluza edita autores variopintos, de distinta ideología. Comunistas (Antonio Romero, látigo de Felipe González en los noventa); socialistas (publicará las memorias del el ex alcalde Pedro Aparicio) y periodistas críticos contra el régimen andaluz (Francisco Rosell, director de El Mundo de Andalucía). “Hay editoriales con línea editorial, pero nosotros no. Tenemos un respeto muy grande a la libertad. Creo en la heterodoxia; también tendemos a editar a mucha gente por vez primera, al proscrito, al marginado, a darle salida a personas que quedan fuera”.

Peter Viertel era un desconocido en España hasta que Berenice (del grupo Almuzara), editó varias novelas del que fuera gran amigo de Ernest Hemingway y guionista de Alfred Hitchcock y de John Huston (creó el guión de La reina de África). Algunos nombres de su catálogo, ley de oferta, abandonan la editorial cuando son conocidos. Es el caso de Chris Stewart, ex batería del grupo Génesis, descubierto por Almuzara para el público español y fichado por la ya potente editorial barcelonesa Salamandra. “No entramos en el juego de los anticipos”, admite.

¿Y paga a los autores? El País denunció el 25 de abril de este año que el escritor y periodista Alejandro Luque había demandado al editor. “Me debe 6.000 euros por un premio de literatura de viajes. En concreto, el Premio Hotel Monasterio San Miguel Puerto de Santa María”, denunció Luque en el diario de Prisa. “Pagamos con retraso, pero pagamos”, aclara Pimentel a El Confidencial.

Papel & E-book

Al ex ministro también le preocupa el inmovilizado de los fondos editoriales (la escasa vida útil de las obras en las librerías) y el debate interno sobre la edición electrónica. Ha usado el que fue Kindle sorpresa. También el Papyre. Al I-pad le está tomando el pulso (“es un gran salto”), pero considera que estos dispositivos sirven para una lectura en diagonal, no muy reflexiva y para documentos no muy largos. “El libro seguirá existiendo, tiene mucha vida por delante. Cuenta con unas prestaciones que el e-book no tiene”.

Pimentel, que acaba de dimitir del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Montilla- Moriles, se levanta a las seis de la mañana y escribe. Algún artículo, el prólogo de un libro, su propia obra. Ahora, en verano, una hora más tarde ya empieza a preparar el día, en el que no olvida ni política (“la andaluza está muy interesante”), aunque no se muestra muy combativo: “Quizá porque haya estado en un Ministerio y entiendo muy bien la lógica tiendo a veces en exceso a ser indulgente y no criticar demasiado algunos temas en los que no me sentiría del todo libre. Conozco las dificultades de la gestión”.

Para 2011, e incluso ya para los últimos meses de 2010, vaticina Expedientes de Regulación de Empleo es un puñado de ayuntamientos andaluces. “Ya hay algunos que no pagan las nóminas. El perfil que han sufrido muchas empresas con falta de financiación lo tendrá la administración local. Será un tema muy impactante. La gente no va a terminar de entenderlo”.

Aquí aparece el diplomado en Alta Dirección de Empresa, el empresario, el ingeniero agrónomo preocupado con el escaso espíritu emprendedor. “Lo público es cómodo y eso hace que tengamos un panorama muy penoso. O en Andalucía multiplicamos por cinco el número de empresas o empresarios o no tenemos ningún futuro con 1,1 millón de desempleados. 300.000 de estos parados se tienen que convertir en empresarios. Hay que hacer un esfuerzo por asumir riesgos”.

Terapia de choque

Un momento. ¡Ve esperanza! “La crisis en su conjunto será positiva. Ahora es dolorosa, pero nos estamos aplicando una terapia de choque que duele mucho, con electro-schok y quien esté libre de dolor que tire la primera piedra: la crisis editorial, la prensa...”. Y destaca cómo los lectores antes buscaban noticias negativas y ahora quieren leer pistas positivas, llamadas de atención.

“Saldremos”, aventura, “más saneados, vivos, con menos grasa, pisando más suelo, de eso no tengo dudas y saldremos con más empresarios. La función pública no crecerá estos años y la demanda pública no será el motor, tendremos que ser los empresarios los que estemos con la maletita intentando vender por ahí nuestros bienes y servicios”.

El futuro. Ya casi presente. “Ahora se están cuajando las grandísimas empresas del mañana, después de la tempestad viene la calma Encontramos un ecosistema más saneado, es el momento de crear empresas. Estamos en la situación más extrema que  nos podíamos figurar”. Remata en plan optimista: “Por vez primera mucha gente que nunca ha contemplado la posibilidad de ser empresario no tendrá otra alternativa, eso le obligará al esfuerzo, a la imaginación. Una vez pasada esa racha esa nueva sociedad que se crea en el esfuerzo será más exigente y segura de sí misma”.

Se levanta del sofá del hall del hotel Málaga Palacio. Revisa la Blackberry y telefonea a un amigo. Se toma un café rápido y acude a la presentación de una obra en la Librería Luces. Habla el editor, pero muchos ven al ministro, al político que fue. Pimentel multitarea sigue en acción. Por la noche regresa a Córdoba. A leer otros manuscritos.

Más en www.agustinrivera.com  y twitter.com/agustinrivera

El ex ministro con cara de niño y flequillo nervioso se zampa dos manuscritos a la semana. Y al menos una novela y un ensayo. Menos en su despacho, lee en cualquier sitio. Aunque donde mejor se concentra  -en silencio, sin música- es por la noche, en el sillón de su casa de las afueras de Córdoba. Manuel Pimentel pasará una semana en Marruecos (Fez y Tetuán). Algún fin de semana en la Costa del Sol. “Me encanta la noche de Málaga. Es muy variopinta, alegre y cosmopolita. También me divierte el chiringuito, es muy nuestro”. En agosto baja el ritmo y traza planes para septiembre. Busca nuevos autores, escucha los cambios tecnológicos y sigue la política, aquella pasión que no olvida y a la que no regresará. Asegura que jamás.