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Griñán ahora quiere imitar a Abraham Lincoln
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Agustín Rivera

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Griñán ahora quiere imitar a Abraham Lincoln

Muy sobrado de sí mismo, encantado de haberse conocido, Pepe Griñán desea más y más, como cantaba La Unión. Tras el desafío total al alquimista Rubalcaba,

Foto: Griñán (PSOE)
Griñán (PSOE)

Muy sobrado de sí mismo, encantado de haberse conocido, Pepe Griñán desea más y más, como cantaba La Unión. Tras el desafío total al alquimista Rubalcaba, el próximo objetivo del director de la Junta de Andalucía, esa suerte de academia de EREs falsos y palos contra los funcionarios, pasa por imitar a Abraham Lincoln.

Griñán ha fijado el 4 de marzo como la fecha de las elecciones autonómicas andaluzas. Al igual que Zapatero ha elegido el 20-N franquista para que Rubalcaba se estrelle –desde su retiro leonés observará con detalle el sexagenario cadáver político de Rubal-, el jefe de la Junta escoge para celebrar su anunciada derrota un día muy especial para los norteamericanos: el 4 de marzo de 1860 Abraham Lincoln es elegido presidente de los Estados Unidos.

Fue en una entrevista en RNE Andalucía cuando el presidente del Gobierno andaluz apuntó por primera vez al primer domingo de marzo. En ese momento Griñán estaba convencido que Zapatero no adelantaría los comicios. Y ahora no quiere juntarse con Ferraz ni con el portavoz de los GAL. El Federal, lo más lejos posible. Porque va de independiente y de listo por la vida.

El ejército sureño alarga esta Guerra de la Secesión socialista y los Griñaninis temen la debacle, un Waterloo que les impida seguir viviendo del cuento/partido. Susana Díaz y Mario Jiménez, pareja de cachorros resabiados del PSOE-A, intentaron convencer a su mentor de la necesidad de unas elecciones conjuntas. Pero Griñán, que escucha poco, se empeña en hacerse el seppuku japonés por la vía lenta de marzo. Díaz y Jiménez, el killer socialista en el Parlamento andaluz, callan con miedo.

Con “más moral que el Alcoyano”, como le tilda la oposición pepera, aún cree en la remontada. El presidente que no quería gobernar, al que le robaron el mes de abril, le ha cogido el gusto al poder. Y se aferra, como el buen piloto de Fórmula 1 a las curvas, a las intrigas del hiperbólico Palacio de San Telmo y a gobernar a golpe de BOJA.

Su coartada es la mayoría absoluta que no consiguió él, sino su (aún) amigo Manuel Chaves, el último dinosaurio. “Si Rajoy gobierna empezará a aplicar un plan como el de David Cameron en Reino Unido. Se producirá un fuerte descontento social que podría conllevar una huelga general y que hubiera una gran movilización socialista”. Este argumentario griñanista lo han comprado sus consejeros, pero no el poder orgánico de la sevillana calle San Vicente, la sede del PSOE-A.

En Galicia, donde veraneará por tercer agosto consecutivo, Griñán tendrá tiempo de organizar la gestión de sus últimos meses de Gobierno y su retiro lejos de San Telmo. Entre lecturas de Thomas Pynchon, novelista aficionado a la paranoia y el apocalipsis, se relajará con sus nietos gallegos y escuchará ópera wagneriana mientras se cree Abraham Lincoln en la última cruzada.

Muy sobrado de sí mismo, encantado de haberse conocido, Pepe Griñán desea más y más, como cantaba La Unión. Tras el desafío total al alquimista Rubalcaba, el próximo objetivo del director de la Junta de Andalucía, esa suerte de academia de EREs falsos y palos contra los funcionarios, pasa por imitar a Abraham Lincoln.

José Antonio Griñán Abraham Lincoln Noticias de Andalucía