Es noticia
Guerra y Paz en Euskadi: ETA según un vasco alcalde de Hernani, con permiso de Alec Reid
  1. España
  2. Tribuna
Tribunas EC3

Tribuna

Por

Guerra y Paz en Euskadi: ETA según un vasco alcalde de Hernani, con permiso de Alec Reid

Días atribulados éstos del ‘Proceso de Paz’. Las alusiones a la negociación parecen inversamente relacionadas con el ejercicio del diálogo por parte de nuestros políticos. Abundan

Días atribulados éstos del ‘Proceso de Paz’. Las alusiones a la negociación parecen inversamente relacionadas con el ejercicio del diálogo por parte de nuestros políticos. Abundan los sobresaltos, las descalificaciones y las referencias a Irlanda. En estos tiempos de prietas filas, como no soy vasco ni nacionalista, para ganar perspectiva, o quizá para llevar la contraria, me he puesto a repasar un libro escrito en 1998 por José Antonio Rekondo, un vasco nacionalista (EA), alcalde de Hernani entre 1991 y 1999, y que tiene de título Bietan Jarrai. Guerra y Paz en Euskadi. Me lo regaló en 2004 un amigo policía destinado durante años en el País Vasco y me dijo que no había nada mejor para entender ETA y su mundo.

En el libro, he encontrado respuestas -las respuestas de Rekondo- a ocho interrogantes que rondan mi cabeza y seguramente la de otros españoles:

1. ¿Cómo se acaba con ETA? La ofensiva del mundo de ETA es múltiple y para neutralizarla con eficacia no es suficiente con recurrir a la disuasión o a la represión. La respuesta ha de ser, asimismo, múltiple.

2. ¿Qué tiene que ver ETA con el terrorismo “de baja intensidad”? Algunas actividades, aparentemente periféricas al terrorismo, como los disturbios callejeros reflejan los distintos papeles asignados a diferentes actores del entramado. Mientras la lucha callejera (‘kale borroka’ para algunos) contribuye a la proyección de los mensajes en los medios de comunicación, a Herri Batasuna, le corresponde “la creación de las condiciones favorables para la negociación política”.

3. ¿Cómo actúa ETA? ETA pretende “cuestionar el carácter y la dinámica actual de todas las instituciones, dado que éstas... se pretenden superar”. ¿Cómo? Ganando espacios, generando nuevos frentes y señalando centros particulares de poder como objetivos concretos a fin de lograr la inversión de las relaciones de poder que pretenden con sus actuaciones (¿se le ocurre a alguien por qué atacar ahora al representante de un partido que gobierna Navarra y que desde su fundación se ha opuesto a la integración de la Comunidad Foral en el País Vasco?)

4. ¿La gente de ETA y Batasuna son diferentes? Para muestra de ‘talante’, Rekondo cede la palabra al miembro de HB Gorka Martínez quien, en un artículo publicado en Egin (04/08/95), afirma “...en ningún caso, la supervivencia y futuro de Euskalerria, la apuesta por una sociedad justa e igualitaria pueden ser puestas en cuestión por una demagógica y puede que también perversa razón de respeto a las ideologías personales, como expresión de la supremacía de lo individual sobre los intereses colectivos”.

5. ¿Cabe interpretar la tregua como producto de un cambio en los planteamientos fundamentales de ETA? Rekondo nos invita al escepticismo cuando nos remite a un documento de Jarrai (Los movimientos populares y nuestra actuación política) que señala que “la forma de la organización revolucionaria está determinada por las necesidades de la lucha revolucionaria. Si una forma de organización no satisface las exigencias de la lucha revolucionaria, debe ser abandonada”.

6. ¿Qué puede tener de malo la negociación? La negociación constituye un elemento de presión asimétrica a través del cual se responsabiliza a los enemigos de la negociación de los efectos de la actividad terrorista, se divide a las fuerzas contrarias al terrorismo atendiendo a su distinta posición acerca de la conveniencia de la negociación y se influye decisivamente sobre colectivos cuyos planteamientos últimos pueden estar próximos a los sostenidos por la organización terrorista. La supuesta voluntad negociadora de la organización terrorista posibilita su presencia en los medios de manera diferente a la pura cobertura de las acciones terroristas y empuja a ciertos colectivos sociales a asumir una cierta distancia respecto a las posiciones de pura denuncia del terrorismo y de exigencia de su cese. Así, se aísla a los enemigos de los terroristas y se silencia la denuncia de la actividad criminal. Por otra parte, la existencia de una negociación y de acuerdos intermedios constituyen un refrendo implícito si no a la legitimidad, sí al menos a la utilidad del recurso al terrorismo.

7. ¿Por qué acepta un gobierno legítimo negociar? La negociación se abre camino fruto de la combinación de la insoportabilidad del sufrimiento y desmovilización de los sujetos pasivos de la acción terrorista. Así, al tiempo que se aprecian los efectos ciertos de la actividad terrorista y se ofrece aunque sólo sea la posibilidad de un acuerdo, el miedo y la ingenuidad empujan a descuidar el análisis de las posiciones de fondo hasta en sus aspectos básicos y a revindicar un cese del dolor aunque no existan elementos para fundar una expectativa de sostenibilidad de esta interrupción y aún cuando ello lleve al reforzamiento de los terroristas y a un mayor dolor en el futuro.

8. ¿Diálogo o claudicación? Difícilmente puede hablarse de diálogo o negociación cuando éste viene condicionado por el ejercicio de la coacción y su objetivo no es otro que la legitimación de la violencia ejercida. Supone, de hecho, el triunfo de los terroristas que logran a través del recurso al crimen forzar la voluntad de las sociedades contra las que dirigen su acción.

Estas son las respuestas de Rekondo, y tienen ya algún tiempo. La gente cambia, las circunstancias también. Sin embargo, hace ocho años sintetizaban 30 años de enseñanzas. Quizá desde la publicación del libro, o incluso desde que mi amigo me lo regaló, todo haya cambiado; quizá sólo algunas cosas. En todo caso, el debate sobre estas cuestiones es necesario. No puede arreglarse todo con darnos a elegir entre la fe ciega en el gobierno y la acusación de que deseamos que continúe el derramamiento de sangre. Las declaraciones de Batasuna de ayer sobre Navarra son sintomáticas.

Rekondo en su libro incluye una cita de Hans Jonas contenida en su libro El principio de responsabilidad: “En los grandes asuntos caben pocos errores”. Y éste, desde luego, es un gran asunto y es una pena que hayamos perdido la fe en el diálogo entre los que siempre hemos estado a este lado del cañón. Nuestra desunión, en la “Paz” o en la “Guerra”, refuerza a los que mataron a muchos y, al menos hasta ayer, estaban dispuestos a matarnos a cualquiera.

*Isaac Martín Barbero es abogado y economista.

Días atribulados éstos del ‘Proceso de Paz’. Las alusiones a la negociación parecen inversamente relacionadas con el ejercicio del diálogo por parte de nuestros políticos. Abundan los sobresaltos, las descalificaciones y las referencias a Irlanda. En estos tiempos de prietas filas, como no soy vasco ni nacionalista, para ganar perspectiva, o quizá para llevar la contraria, me he puesto a repasar un libro escrito en 1998 por José Antonio Rekondo, un vasco nacionalista (EA), alcalde de Hernani entre 1991 y 1999, y que tiene de título Bietan Jarrai. Guerra y Paz en Euskadi. Me lo regaló en 2004 un amigo policía destinado durante años en el País Vasco y me dijo que no había nada mejor para entender ETA y su mundo.