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Obama: el primer presidente de los internautas
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Obama: el primer presidente de los internautas

Pocas veces como ahora, las elecciones a la presidencia de los EEUU han despertado un interés tan universal. Sea por la personalidad y el simbolismo de

Pocas veces como ahora, las elecciones a la presidencia de los EEUU han despertado un interés tan universal. Sea por la personalidad y el simbolismo de Barack Obama, sea por el deseo de cambio que la administración Bush consiguió despertar en millones, o incluso por el candidato McCain, lo cierto es que el deseo virtual de votar en las elecciones se ha extendido por  todos los rincones del  mundo. 

Esta vez el deseo casi se ha hecho realidad. Internet nos ha permitido participar de una forma virtual: aunque no se ha podido introducir la papeleta en la urna, claramente se ha escogido a un líder. Los internautas de todos los rincones de la tierra hemos tomado parte comentando, subiendo fotos, visitando vídeos, dando nuestro apoyo a los candidatos en las redes sociales y buscando la información que más nos interesaba.

Y el resultado que nos ha deparado esta contienda es que Barack Obama ha ganado con un amplio margen. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ha alcanzado en la Red una cuota de reconocimiento mayor que la que se obtiene sumando la de los cinco líderes políticos que le siguen en la lista.

Una de las grandes ventajas de la Web es que podemos medir el impacto de este tipo de fenómenos. Al margen de intuiciones, es posible contar con indicadores que nos muestran el grado de popularidad de una marca comercial, un movimiento social o una persona.
En el caso de Barack Obama  es indiferente con que indicador quedarse. Bate al resto en cada uno de los aspectos que muestran la presencia en Internet. Si se atiende a las menciones en la Blogosfera, Obama ha recibido cinco veces más menciones que los dos siguientes en la lista (George W. Bush y Nicolás Sarkozy). Si se toma de referencia  la presencia en buscadores, el que será el nuevo Presidente de los Estados Unidos duplica a su antecesor y cuenta con diez veces más documentos que Gordon Brown. En el caso de las Redes Sociales, la relación es de uno a veinte comparándolo con sus homólogos europeos.

Esta distancia refleja el enorme capital acumulado en la larga campaña electoral. Un capital que no sólo se mide en términos de notoriedad público, sino también crematísticos. Obama ha batido todos los records en la obtención de donaciones en la historia política americana, e Internet ha sido su más generoso aliado. Sólo en septiembre, sumó 600.000 nuevos donantes a su campaña y superó con creces la cifra de los 3,5 millones desde que iniciara su camino hacia la Casa Blanca. Y lo que es más destacable: el 94% de los donantes aportó una cantidad inferior a los 200 dólares. Un éxito total de una estrategia que apostó por el “poco de muchos” como alternativa al “mucho de pocos” que había sido tradicional en las campañas presidenciales, y que el equipo de McCain se empeñó en mantener con escasos resultados.
En el caso de Obama, se aplicó una teoría que ha reportado importantes éxitos a Google o Amazon, y que es conocida como “The Long Tail”, (la cola larga, en traducción literal). Esta teoría, definida por Chris Anderson en 2005, parte del hecho de que la desaparición de muchas limitaciones  en Internet exige modificar la forma de afrontar los negocios: ahora se trataría de vender menos (cantidad, volumen, importe, etc.) de más (variedad de productos, servicios, etc.)  Para dar sentido a esa decisión, el equipo de Obama se inclinó por Internet como el medio óptimo. Recicló la plataforma que puso en marcha Howard Dean en las Elecciones de 2004, y que había demostrado una enorme efectividad en su momento, y sobre ella crearon My.BarackObama.com. En menos de dos años, han conseguido subir a esta red, similar a Facebook, a un millón de activistas. Ellos han sido el motor de un gestor de relaciones sociales casi perfecto entre cuyos cometidos ha destacado el de captar fondos para la campaña.
A tres meses de ocupar el despacho oval de la Casa Blanca, todos los “votantes virtuales” de Obama disfrutan de las grandes expectativas que ha generado su vendaval de cambio. Pero surge ya una pregunta en el horizonte: ¿Qué va a hacer Obama con esta comunidad mundial de seguidores? ¿Seguirá gestionando las plataformas puestas en marcha o, concentrado en los quehaceres de su nueva ocupación, dejará que languidezcan desprovistas ya de su valor electoral?

Como pudieron constatar primero Hillary Clinton y luego John McCain, la comunicación online no se mide en impactos en el corto plazo, sino en contactos duraderos.  Dar la espalda a esa realidad puede costarle caro en un futuro inmediato. Tendremos fácil averiguarlo. Mediremos y podremos comprobar la evolución. Cuatro años no son nada.

Adolfo Corujo es director senior de Comunicación Online de Llorente & Cuenca

Pocas veces como ahora, las elecciones a la presidencia de los EEUU han despertado un interés tan universal. Sea por la personalidad y el simbolismo de Barack Obama, sea por el deseo de cambio que la administración Bush consiguió despertar en millones, o incluso por el candidato McCain, lo cierto es que el deseo virtual de votar en las elecciones se ha extendido por  todos los rincones del  mundo.