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El otro día estuve charlando mientras comía con un querido amigo y fenomenal empresario, al que no veía desde hace tiempo porque se esconde cuando se

El otro día estuve charlando mientras comía con un querido amigo y fenomenal empresario, al que no veía desde hace tiempo porque se esconde cuando se pone enfermo. La conversación se centró en la alocada actividad política que estamos viviendo y en los motivos por los que, con total convicción, he decidido apoyar, ahora más que nunca, la unidad del Partido Popular en torno a Mariano Rajoy.

Como empresario procuro tomar mis decisiones huyendo de consejos envueltos, y por ello tengo claro que en la actualidad nuestro país sufre, casi ciego, el desequilibrio mediático más insensato que una sociedad democrática pueda soportar. La opinión pública, en una parte influida por los medios afines a Zapatero y en la otra por los interesados en influir -o más- en los designios del PP, está obviando una gestión desastrosa del gobierno, llena de datos dramáticos y de mentiras perfectamente planificadas.

El problema es que esto ya no es un juego político. Actualmente son miles de familias, de trabajadores y de empresarios los que están sufriendo, y más aún los que van a sufrir, el resultado de esta negligente y engañosa gestión de la crisis. La oposición es un derecho de los ciudadanos que los medios de comunicación y los políticos deben anteponer a sus ambiciones particulares. Seamos claros: no hay dos facciones enfrentadas en el PP. Hay una dirección legítimamente elegida y una facción interesada en dinamitar y desprestigiar al líder para ocupar el asiento del poder.

Y es que hasta un gran periódico ha dejado de serlo para convertirse en un descarado blog obsesionado por disparar -con pólvora del rey, en este caso italiana- al presidente del PP y a su entorno con la “sutil” intención de imponer su alternativa. Manda huevos.

Y a todo esto yo no consigo entender cuál ha sido el error de un líder recién elegido por el 75% de su partido. Quizás sea su independencia e integridad. O que pasa de golf, de Gstaad, de Briatore y de tonterías en general y que para permitirse su vicio –disfrutar de la buena mesa y fumarse un puro- no tiene que dorar la píldora a nadie.

Política de ‘cinco tenedores’

La sociedad empieza a estar harta de Audis con “dispositivo” distribuyendo políticos zampones entre “cinco tenedores”. Harta de chorras excitados por la erótica de poder, harta de los absurdos valores que han contribuido a llevarnos a la situación actual.

Ante toda esta ordinariez, si alguien puede presumir de discreción, de una ética intachable y una templanza ejemplar, es Mariano Rajoy. Un hombre de consenso en donde hasta las más grandes arpías pueden pacer. Quizás no es el mejor candidato, pero si es una persona incapaz de manipular por ambición individual, que no hace ni dice tonterías y que siempre luchará por el bien común. Quizás, si es el mejor presidente.

Los díscolos deben entender que España no está ahora para satisfacer ambiciones ni rencores particulares. Ahora toca alinearse con el partido y sacar esto adelante porque ellos también tienen deberes, compromisos y obligaciones con la sociedad. Luego, cuando la gente recupere su trabajo, estén a salvo nuestras familias, nuestros ahorros y nuestro futuro, podrán solucionar cívicamente sus diferencias y proponer sus alternativas. Sin engaños, asaltos, ni conspiraciones. Y de frente, por la puerta principal.

La situación del PP no es tan grave. Al comienzo de la crisis las cuatro potencias europeas, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia, tenían a una oposición más fortalecida que sus respectivos gobiernos. Durante este periodo convulso todos sus mandatarios han demostrado el liderazgo, la capacidad y la transparencia suficientes como para dar la vuelta a las encuestas. Zapatero, pese al desaguisado y dinamitado promovido por algunos políticos y periodistas en el seno del PP, no ha aumentado la distancia.

Por otro lado, Rajoy debe empezar ya a tomar decisiones concretas. Debe trabajar en la estrategia, optimizar su equipo, aunar talento, marcar objetivos y, sobre todo, coordinar un mensaje claro con portavoces veraces, motivados y dinámicos. Una armada de apóstoles a la altura en número y en calidad de los que tiene el PSOE. Y si, eso se puede y se debe hacer. Tiene que arreglar la situación mediática actual y debe asumir que los españoles no tenemos porqué entender lo que no se nos explica, y que el descontento actual de los simpatizantes del Partido Popular es palpable y ello es responsabilidad suya también.

Por ahí deben ir los tiros porque si no, a saber quien acabará manejando el PP. Y en los próximos comicios, Rosa Díez, popular y valiente mujer pero sin luces en gestión o en economía, se lo agradecerá. Y Zapatero mucho más.

Al final de la comida, Óscar, mi amigo que tiene cáncer, me ha sugerido que diga claramente lo que pienso. Porque si, porque es bueno. Con Rajoy nunca tendré problemas por ello. Con los demás, que Dios me pille confesao. Ahora, cúrate.

 

*Alfonso de Senillosa (Barcelona, 1968) es el fundador de la cadena Workcenter, Premio Joven empresario de la Comunidad de Madrid en 2006 y Premio Nacional al riesgo empresarial 2007. Su trayectoria se refleja en el que fue elegido como “mejor caso de estudio 2007” en el Instituto de Empresa. Su compañía fue elegida como una de las 200 mejores empresas de Europa en creación y crecimiento de empleo.

El otro día estuve charlando mientras comía con un querido amigo y fenomenal empresario, al que no veía desde hace tiempo porque se esconde cuando se pone enfermo. La conversación se centró en la alocada actividad política que estamos viviendo y en los motivos por los que, con total convicción, he decidido apoyar, ahora más que nunca, la unidad del Partido Popular en torno a Mariano Rajoy.

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