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Suárez y la televisión del cambio

6 de julio de 1976, son las 21:30 horas. Adolfo Suárez, que acaba de ser nombrado presidente del Gobierno, comparece ante la televisión

6 de julio de 1976, son las 21:30 horas. Adolfo Suárez, que acaba de ser nombrado presidente del Gobierno, comparece ante la televisión. Los españoles contemplan desde sus hogares una imagen nunca vista. Suárez aparece sentado en un sofá de su propia casa dispuesto a explicar a los ciudadanos cuál es su proyecto político después de haber leído duros titulares en periódicos nacionales e internacionales acerca de su persona y de la decisión del Rey de nombrarle Presidente. Se muestra cercano, tranquilo y miraa la cámara mientras da las gracias por esas críticas que califica de alentadoras, explica qué objetivos se ha propuesto y asegura que su deseo es “gobernar con el consentimiento de los gobernados”. La Transición acababa de comenzar.

Suárez no solo gozaba de una telegenia y una capacidad de transmitir mensajes extraordinarias sino que además conocía bien el poder de influencia que tiene la televisión y más en la década de los setenta en una España donde sólo existía la televisión pública. Sus años al frente de RTVE durante el franquismo y el impulso que gracias a su gestión como director logró la imagen del futuro rey, Juan Carlos I, le llevaron a entender que si el cambio político no iba acompasado por las imágenes de la televisión, este no sería posible de acuerdo con la hoja de ruta marcada de una reforma sin ruptura.

“Las elecciones se ganarán en TVE”, llegó a afirmar Suárez pocas semanas antes de los primeros comicios generales, los de junio de 1977. Y así fue

“Las elecciones se ganarán en TVE”, llegó a afirmar Suárez pocas semanas antes de los primeros comicios generales, los de junio de 1977. Y así fue. En todo momento, en cada paso que se daba en la Transición democrática, el presidente abulense gobernó de la mano de las cámaras de televisión acompañado de un equipo de expertos que le aconsejaban y que sabían sacar de él lo mejor de su imagen y de su capacidad de comunicar. No fue casualidad que el primer nombramiento que llevó a cabo fuera el de un nuevo director de RTVE, Rafael Ansón Oliart, que también será responsable, pocos meses después, de la campaña electoral televisiva del partido que nació para arropar al Presidente ante las urnas: Unión de Centro Democrático (UCD).

Como primer vídeo-líder de la historia política de España, Adolfo Suárez, desde las cámaras de la televisión pública convocó a los españoles “a un nuevo horizonte” horas antes de las votaciones del 15J, con firmeza tranquilizó a los ciudadanos durante la oleada terrorista de la Semana Negra (enero de 1977) -“que quede una cosa muy clara: de preocuparnos ante los grandes temas que puedan rozar la unidad nacional o la seguridad de la Patria, nada. Pero, en cambio, sí decimos que de actitud y predisposición al diálogo pacífico, todo” – puesto que la violencia no frenaría el avance hacia la democracia. El objetivo era “elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle era simplemente normal” y “hacer posible que no parezcan más quienes más se oyen sino que se oiga más a quienes son mayoría”.

Suárez fue convirtiéndose en un líder respaldado por la opinión pública mientras aprobaba amnistías, sacaba adelante la Ley para la Reforma Política, legalizaba el Partido Comunista, veía como UCD ganaba las elecciones de 1977, promovía los Pactos de la Moncloa y la reforma del Código Penal y, a pesar de la crisis económica, las continuas muertes y secuestros a manos de terroristas y las dificultades que entrañaba el Cambio, lograba que los españoles aprobaran en referéndum la Constitución de 1978 y se dieran pacíficamente un marco legal que permitía gobernar en democracia.

La televisión era para Adolfo Suárez un eslabón más del proyecto de Transición que lideró

Fueron años difíciles e inciertos. Y entre el “Puedo prometer y prometo” de los comicios del 77 y el “Dicho y hecho” de las votaciones del 79, los españoles fueron cambiando al ritmo que cambiaba su sistema de gobierno, sus políticos, sus medios de comunicación, los apoyos de los que gozaba el Presidente y mientras cambiaba también el propio Adolfo Suárez. Lejos fueron quedando las alusiones al consenso, la conciliación, la concordia e incluso Suárez modificó su discurso ante las elecciones del 79 y apostó por el voto al miedo y por revivir el fantasma del marxismo por temor a perder las votaciones frente a un potente Partido Socialista que comenzará su propia batalla de acoso y derribo del presidente.

Durante la Transición, en cada hito del cambio, Suárez se dirigió a los ciudadanos a través de TVE para explicarles qué estaba sucediendo y por qué los necesitaba y qué actitud esperaba de sus compatriotas. Miraba fijamente a la cámara como si viera a través de ella a cada uno de los espectadores que le contemplaban desde el salón de sus hogares. La televisión era para Adolfo Suárez un eslabón más del proyecto de Transición que lideró. Y, a través de sus cámaras, la sociedad le vio suspirar aliviado ante la aprobación de la Reforma Política, lanzar un mensaje firme ante el chantaje del terrorismo en la Semana negra, transmitir confianza e ilusión ante las primeras elecciones y emocionarse cuando, ante la pequeña pantalla, anunció con los ojos llenos de lágrimas que dimitía porque no quería “que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la historia de España".

Suárez se convirtió ya en vida en un mito de nuestra historia más actual y en esa construcción del mito también trabajó afanosamente la televisión. Tras su fallecimiento nos queda su legado, su ejemplo como protagonista de la historia de España, sus discursos y sus planos televisivos. Esos que han sido rememorados cada año en conmemoraciones históricas en busca de consolidar un imaginario colectivo que nos recuerde quiénes somos como nación y quién no merece ser olvidado.

*Dra. Virginia Martín Jiménez. Profesora de Periodismo de la Universidad de Valladolid y autora de la obra Televisión Española y la Transición democrática: la comunicación política del Cambio (2013).

6 de julio de 1976, son las 21:30 horas. Adolfo Suárez, que acaba de ser nombrado presidente del Gobierno, comparece ante la televisión. Los españoles contemplan desde sus hogares una imagen nunca vista. Suárez aparece sentado en un sofá de su propia casa dispuesto a explicar a los ciudadanos cuál es su proyecto político después de haber leído duros titulares en periódicos nacionales e internacionales acerca de su persona y de la decisión del Rey de nombrarle Presidente. Se muestra cercano, tranquilo y miraa la cámara mientras da las gracias por esas críticas que califica de alentadoras, explica qué objetivos se ha propuesto y asegura que su deseo es “gobernar con el consentimiento de los gobernados”. La Transición acababa de comenzar.

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