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Inmortalidad se escribe con 'ñ'

La búsqueda de la eterna juventud, el gran mito de la humanidad a lo largo de toda su historia, está a punto de encontrar un final feliz

Foto: ¿Nos ofrecerá la tecnología una forma de inmortalidad? (iStock)
¿Nos ofrecerá la tecnología una forma de inmortalidad? (iStock)

El ser humano es el resultado de una realidad inestable que tiene la potencialidad de degradarse a gran velocidad con la amenaza de la enfermedad y la muerte. La hipótesis de que nuestra salud, y en ultimo extremo nuestra vida, pueda estar en manos del azar, ser el resultado de una lotería, nos llevaría a un nihilismo determinista en la concepción del mundo. Sin embargo, hoy estamos seguros de que eso no es así: la ciencia se está encargando de desmentirlo, aunque todavía quedan vestigios de leyendas que levantaron los naturales miedos al envejecimiento prematuro y a la muerte.

La búsqueda de la eterna juventud, el gran mito de la humanidad a lo largo de toda su historia, está a punto de encontrar un final feliz. La esperanza de convertirnos en seres prodigiosos y extraordinarios está al alcance de la mano. No se trata de la fuente de la que hablaban Heródoto o San Juan Bautista, ni de la Piedra Filosofal del Rey Salomón o del lugar que quería descubrir Ponce de León entre los manglares del sur de Florida. No es un elixir o una fuente o lugar alguno, no. Ha sido el desarrollo científico-técnico del ser humano en una progresión sin precedentes el que está dando lugar a la cuarta revolución del ser humano sobre la tierra: la Revolución Científica, que según Yuval N. Harari, conseguirá lo aún inconcebible: “Convertir a un animal en un dios”. Esta nueva realidad dotará al ser humano de tal poder que hace preciso ser lo suficientemente responsables para manejarlo sabiamente en beneficio del común.

El desarrollo de la ciencia y la tecnología, junto con una consciencia social más advertida de los riesgos medioambientales y unos individuos libres y capaces de tomar las riendas de su propia vida, está abriendo las puertas a la inmortalidad del ser humano, y en este empeño la aportación de nuestro país es trascendental. El sueño de la inmortalidad ha dejado de ser una utopía para convertirse en un objetivo.

Ha sido el desarrollo científico-técnico del ser humano en una progresión sin precedentes el que está dando lugar a la cuarta revolución del hombre sobre la tierra

Las ciencias sociales, ambientales, naturales, y particularmente la ciencia médica, están alcanzando tal nivel de desarrollo que su aplicación a la prevención de los azares de la vida está ampliando la expectativa de esta en periodos impensables hace apenas unas décadas.

Por su parte, tecnologías como la nanotecnología ('nanomedicamentos' capaces de ser direccionados a las células afectadas, y las 'nanomáquinas', que surgen de emular el concepto de fábrica de la célula, son capaces, entre una pléyade de funciones logísticas, de detectar anomalías orgánicas precozmente; estas tecnologías tan trascendentes, reconocidas este año por la Fundación del Premio Nobel en el campo de la química, están siendo desarrolladas también por un grupo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid), biotecnología, tecnología de la información e hipotéticas futuras tecnologías, incluyendo la realidad simulada, inteligencia artificial, superinteligencia, transferencia mental, preservación química cerebral y criónica, están poniendo a disposición del hombre tal arsenal de herramientas que le permiten expandir la vida activa hasta fronteras insospechadas, incluso por la ciencia ficción.

Todo ello implicará una nueva forma de vida, sin duda diferente, pero con toda certeza muchísimo más larga, al trascender los límites biológicos del ser humano

Todo el caudal de conocimiento que brota de los anteriores instrumentos está sirviendo para comprender el entorno de tal manera que nos permita intervenir en los procesos naturales que condicionan los entornos ideales para que impere la naturaleza humana, como ni siquiera sospechara Charles Darwin en su revolucionario trabajo 'The origin of species'. La importancia de este universo medioambiental ha sido puesta de manifiesto a nivel molecular en la importancia de la epigenética, en tanto que una diferente expresión de los genes.

Igualmente, el perfeccionamiento de los sistemas políticos ha empoderado al individuo, reconociéndole libertades civiles nuevas, como la de conocimiento, la morfológica, sexual, procreativa, etc. En este contexto de libertad, las personas tienen la posibilidad de usar la ciencia y la tecnología de mejora humana en sí mismos y sus hijos.

Todo ello está a la vuelta de la esquina, e implicará una nueva forma de vida, sin duda diferente (transhumanismo, posthumanismo, etc.), pero con toda certeza muchísimo más larga, al trascender los límites biológicos del ser humano tal como lo conocemos hoy. El azar del nacimiento, el sufrimiento, la enfermedad, y también el envejecimiento y la muerte podrán estar definitivamente condicionados por la ciencia y la tecnología. Los retos que esta transformación humana presenta habrá que considerarlos muy detenidamente desde muy diversas ópticas (filosóficas, religiosas, éticas, jurídicas y políticas) para no errar la dirección correcta. Esta nueva aventura del Homo Sapiens no está exenta de riesgos, algunos de consecuencias inasumibles. Entre ellos, una latente tendencia al perfeccionismo del cuerpo humano que puede conducir a un ciego narcisismo que desdeñe las metas del humanismo, la Ilustración y la justicia social.

Nuestras universidades y centros de investigación realizan trabajos punteros en el liderazgo en la lucha contra enfermedades asociadas al envejecimiento

Los científicos españoles forman parte sensible y visible del bullicio intelectual que se está produciendo en torno a retrasar el reloj biológico. Nuestras universidades y centros de investigación están realizando trabajos que son punteros en el liderazgo en la lucha contra las enfermedades asociadas al envejecimiento. La hipercolesterolemia, diabetes, obesidad, hipertensión, alzhéimer o el cáncer hoy son curables, lo que implica una buena noticia en cuanto a la esperanza de vida que nos depara el futuro inmediato.

Merece la pena entresacar algunos nombres propios de la larga nómina de científicos españoles que están en las primeras posiciones de esta carrera por alcanzar la inmortalidad del ser humano. La doctora María A. Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, por sus estudios de los telómeros y su relación con el envejecimiento celular, acuñando la feliz frase de “el cáncer ya no es inmortal”; el profesor Carlos López Otín, que, con sus trabajos sobre el genoma humano, esta modificando la secuencia del envejecimiento: Irreversibilidad, universalidad e inexorabilidad que conduce a la MORTALIDAD por la plasticidad, diversidad y reversibilidad, lo que traerá la INMORTALIDAD.

Si comparte la curiosidad por saber qué señalan las agujas del reloj biológico, no pierda la ocasión de seguir este elenco de sobresalientes españoles

También ha establecido un punto de referencia mundial al identificar en su laboratorio de biología molecular de la Universidad de Oviedo el gen de la muerte súbita; el profesor Joan Massagué, destacadísimo investigador que ha desentrañado la clave del origen de la metástasis del cáncer, como director del The Cancer Biology and Genetics Program at Memorial Sloan-Kettering Cancer Center (Nueva York, EEUU); el profesor Valentín Fuster, con su influyente magisterio y sus estudios sobre el endotelio y corazón, desde su Unidad del Hospital Mount Sinaí de Nueva York y en la dirección del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares en Madrid; el investigador José Mª Ordovás, que tanto ha contribuido en combatir las modernas pandemias de las patologías cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, reconciliando la alimentación con los genes, como director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, EE.UU); el doctor Ramón Struch, con sus estudios sobre los efectos de la dieta mediterránea en la prevención cardiovascular y el cáncer desde la dirección del estudio 'PREDIMED', publicado en 2013 en la prestigiosa revista 'The New England Journal of Medicine', que ha sorprendido a la comunidad científica, demostrando algo que la sociedad española conocía de antiguo; y, entre otros muchos, y tal vez uno de los más destacados, el profesor Fernández Cruz, que es reconocido por: su vocacional práctica médica, su legendaria audacia por asistir a sus pacientes con los últimos avances científicos para lograr su pleno bienestar, su empática forma de enseñar y su labor investigadora en las diferentes especialidades de la medicina y, sobre todo, como estimulador científico en tanto que alma máter de la Fundación Fernández Cruz.

La última década la ha dedicado a descifrar las múltiples causas de la senescencia humana, organizando encuentros multidisciplinares en los se han puesto en común los avances producidos en las causas del envejecimiento. De su mano han expuesto su conocimiento en Madrid más de 200 científicos de primer nivel, de los cuales siete han sido reconocidos en algún momento de su carrera profesional con el Nobel de Medicina. Todo un esfuerzo solo al alcance de un currículo contrastado y una energía inagotable como la suya.

En esa línea, este miércoles 26 de octubre, en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, tuvo lugar la lección del doctor Juan Carlos Izpisua, director de los Gene Expression Laboratories del Salk Institute (San Diego, EEUU), el cual ha expuesto sus estudios sobre los avances de la medicina regenerativa con sus ensayos y experimentos en la regeneración endógena, los progenitores endógenos, la complementariedad endógena y la edición genética: un corta y pega genético (cirugía genómica), que funciona como un editor de texto para corregir el daño del ADN, lo que constituye, sin duda alguna, una de las claves para evitar el envejecimiento.

Si comparte la preocupación, el interés o, simplemente, la curiosidad por saber qué señalan las agujas del reloj biológico del ser humano, no pierda la ocasión de seguir este elenco de sobresalientes españoles que son, sin duda, la vanguardia del conocimiento del funcionamiento de tan importante mecanismo. Estén atentos a sus trabajos, como seguro está la Academia sueca.

*Pedro Pablo Mansilla Izquierdo, médico.

El ser humano es el resultado de una realidad inestable que tiene la potencialidad de degradarse a gran velocidad con la amenaza de la enfermedad y la muerte. La hipótesis de que nuestra salud, y en ultimo extremo nuestra vida, pueda estar en manos del azar, ser el resultado de una lotería, nos llevaría a un nihilismo determinista en la concepción del mundo. Sin embargo, hoy estamos seguros de que eso no es así: la ciencia se está encargando de desmentirlo, aunque todavía quedan vestigios de leyendas que levantaron los naturales miedos al envejecimiento prematuro y a la muerte.

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