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Una de cada tres

A la política —institucional o no— le cuesta mucho trabajo incorporar a su agenda, como objetivo central, la erradicación de la violencia que padecen millones de mujeres y niñas en el mundo

Foto: Manifestación contra la violencia de género en Argentina. (EFE)
Manifestación contra la violencia de género en Argentina. (EFE)

Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia sexual o física en algún momento de su vida. Las víctimas de abusos sexuales suelen recurrir a abortos —muchas veces inseguros— y son también infectadas por el virus del VIH/sida en el doble de casos que el resto de las mujeres. Todas ellas padecen depresiones y graves secuelas en su autoestima. No conocemos cuántas mujeres mueren asesinadas en el mundo por sus parejas, exparejas u otros miembros de sus familias y allegados. En España, la media es de una mujer a la semana.

Esta realidad justificaría por sí sola una revolución de quienes se levantan contra la injusticia y el dolor de los seres humanos. Sin embargo, no sucede así. La lucha contra la violencia de género sigue siendo un asunto de mujeres y, afortunadamente, de algunos expertos cuya tarea es imprescindible.

Foto: Manifestación en contra de la violencia de género. (EFE)

A la política —institucional o no— le cuesta mucho trabajo incorporar a su agenda, como objetivo central, la erradicación de la violencia que padecen millones de mujeres y niñas en el mundo. Los tímidos avances producidos en algunos países o la toma de conciencia por una parte de la comunidad internacional no llegan ni al esbozo de una verdadera acción global contra una realidad insoportable que somete a las mujeres al miedo y al sufrimiento casi permanentes.

Hasta la fecha, tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo, los compromisos para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas se han mostrado débiles, insuficientes, dotados de escasos recursos, intermitentes y parciales.

Existen muy pocos políticos (varones) que dediquen minutos de su tiempo o de sus discursos (el expresidente Zapatero es una de las excepciones a esta regla mundial) a la pedagogía imprescindible para que las sociedades tomen conciencia de lo intolerable que debería resultar esta violencia estructural contra millones de mujeres: una de cada tres.

Si una de cada tres mujeres es víctima, dos de cada tres o, mejor dicho, todas perciben el mensaje letal y casi eterno: "Si no eres mía, no serás de nadie"

Una violencia basada en la desigualdad, en el control que una parte de la humanidad ejerce sobre la otra parte de norte a sur, de este a oeste, en los barrios altos y en los suburbios; cuando son niñas o cuando llegan a ancianas, bajo cualquier credo, en el seno de cualquier etnia… ¿no debería ser objeto de cumbres de Estado y atención de la comunidad internacional a su más alto nivel?

La iniciativa del Congreso de los Diputados, aprobada por todos los grupos parlamentarios hace unos días, es un buen paso en el camino de ir articulando pactos políticos y sociales a favor de la seguridad, la dignidad y la libertad de las mujeres. Eso es, en definitiva, lo que significa erradicar la violencia de género.

No hay que olvidar que si una de cada tres mujeres es víctima, dos de cada tres o, mejor dicho, todas las mujeres perciben la amenaza, el mensaje letal y casi eterno: “Si no eres mía, no serás de nadie. Si no me obedeces, serás castigada. Tu cuerpo me pertenece, yo soy el dueño de tu vida”.

*Elena Valenciano. Eurodiputada socialista y presidenta de la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo

Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia sexual o física en algún momento de su vida. Las víctimas de abusos sexuales suelen recurrir a abortos —muchas veces inseguros— y son también infectadas por el virus del VIH/sida en el doble de casos que el resto de las mujeres. Todas ellas padecen depresiones y graves secuelas en su autoestima. No conocemos cuántas mujeres mueren asesinadas en el mundo por sus parejas, exparejas u otros miembros de sus familias y allegados. En España, la media es de una mujer a la semana.

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