Tribuna
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E-moción de censura
Populismo en estado puro. La voz del pueblo. La voz de la calle. La voz de las redes sociales. Iglesias contra la casta y la trama. Corrupción. Corrupción. Corrupción.
Finalmente los astros se han vuelto a alinear y Pablo Manuel Iglesias ha tenido una visión: la imagen de Felipe González, sin cal, para proponer una moción de censura en el Congreso de Diputados contra el presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Pablo Manuel se parece cada día más a Donald Trump. Entiende la política desde el espectáculo mediático. Sorprender. Situarse en el centro de los focos. Ser noticia. Convertir la calle en su parlamento propio y las redes en sus parlamentarios.
Pero Iglesias, igual que Trump, siempre tiene un plan. No sabemos cuál. No improvisa. Es un estudioso de la política y como tal sabe qué hacer y cómo aplicarlo. La sorpresa es su credo. Mediática, por supuesto.
Veamos los motivos posibles de esta moción sin posibilidades de triunfar. En primer lugar, crear la noticia y situarse en el centro del debate mediático. Los medios de comunicación y los opinadores ya han gastado una parte de su tiempo a criticar, mofarse o denigrar la propuesta. Primer objetivo conseguido. Solo hablan de mí.
La pregunta retórica que nos podemos plantear es: ¿quién es mejor secretario general para Iglesias? Respuesta: Susana Díaz
En segundo lugar, interfiere en las primarias del PSOE. Abre un debate no deseado en el seno del PSOE y de los candidatos. El "no es no" esta vez es unánime pero con matices. Y los matices son importantes. La pregunta retórica que nos podemos plantear es: ¿quién es mejor secretario general para Iglesias? Respuesta: Susana Díaz. Podemos sabe que una victoria de Susana abre un boquete en el flanco izquierdo del PSOE y el famoso sorpasso está más cerca. Pero una victoria de Pedro Sánchez le crea un problema muy serio a Podemos y seguirá como tercer partido en discordia en el Congreso. Además, la moción no tiene fecha y puede entrar en la campaña primaria (21 mayo) o en la celebración del Congreso del PSOE (17-18 junio).
En tercer lugar, la moción abre otro interrogante, ¿quién será el candidato propuesto? Xavier Doménech propuso a Pedro Sánchez como candidato alternativo en una intervención digna del Club de la Comedia. Lo normal sería que el candidato fuera Pablo Manuel Iglesias. Pero nunca se sabe qué puede pasar en las filas de Podemos.
En cuarto lugar, un debate en una moción de censura es homérico para el candidato. Este se enfrenta al Gobierno no solamente al presidente. Pueden intervenir los ministros. En un debate normal parlamentario este sería el guión. Pero me temo que el guión será el que marcará Iglesias. Populismo en estado puro. La voz del pueblo. La voz de la calle. La voz de las redes sociales. Iglesias contra la casta y la trama. Corrupción. Corrupción. Corrupción.
En quinto lugar, la E-Moción de redes sociales es una propuesta de Iglesias para blindar su liderazgo interno después de haber tomado unas decisiones más cercanas al comunismo de la Guerra Fría que a un movimiento transparente y transversal. Silenciar a Íñigo Errejón de las tertulias, actos y conferencias recuerda al viejo partido comunista, en su caso a las juventudes comunistas. Mala imagen para el líder de los sinvoz.
Finalmente, la declaración de Iglesias que “esto no va de pensar en clave de partido sino en clave de país. Quien sostiene al PP está traicionando a España”. Nunca nadie se ha definido mejor. Iglesias traicionó España al sostener al PP con su no a la investidura de Pedro Sánchez. Tampoco pensó en clave de país sino de partido. Forzó unas segundas elecciones para superar al PSOE. Y su frivolidad permitió que Mariano Rajoy siga siendo presidente y él y su partido sean irrelevantes en la política española. Es lo que tiene ser hijo político de Julio Anguita.