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PSOE 2017, sin tutelas ni líneas rojas
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Rubén Juste

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PSOE 2017, sin tutelas ni líneas rojas

Las actuales propuestas de este PSOE empiezan a adoptar el morado de Podemos y apuestan por una “interlocución preferente” con Iglesias. Ni C's, ni la vieja guardia, ni el Ibex

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Después de más de siete años de crisis económica y seis de gobierno del PP, la sociedad española está cansada, pero no derrotada. Corrupción endémica, ausencia de cambios, parálisis institucional, falta de acuerdos de calado. Un contexto que se plasmó en 2016, cuando el Gobierno de Rajoy pudo continuar gracias al apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE, y tras la opción frustrada de un Gobierno alternativo comandado por las dos fuerzas alternativas mayoritarias, el PSOE y Podemos. Líneas rojas y tutelas provocaron el distanciamiento frente a esa alternativa, y el posterior pacto del PSOE con Ciudadanos.

Más de un año después, aparecen los mismos actores con una idea que parece similar: un pacto para derrocar al PP que alienta el ansia de cambio, y se apacigua con el recuerdo de marzo de 2016. No siendo optimistas, pero sí realistas, todo el mundo sabe que para cambiar el orden de las cosas hay que dejar de repetir los errores del pasado. Un problema de pareja no se resuelve sin cambiar las circunstancias que los distancian, como el conflicto político no se resuelve si se mantienen los mismos ingredientes. Siendo así, para evaluar un posible matrimonio fructífero entre Podemos y PSOE, ¿qué ingredientes lo diferencian del posible acuerdo de 2016?

Sánchez era claro: no pactaría con Podemos, “ni antes ni durante ni después”. Era el mismo mantra que Sevilla repetía despacho a despacho del Ibex 35

El primero es la tutela de los patrones. En diciembre de 2015, Pedro Sánchez se había presentado con un programa abanderado por Jordi Sevilla, el mismo que se reunió con los mandamases del Ibex35 para consensuar los pormenores del mismo, bajo la batuta de Pedro Solbes y Carlos Solchaga, artífices de la política económica de Felipe a Zapatero. Unos años antes, el hoy fichaje estrella del BBVA para defender las cláusulas suelo había mostrado una cierta afinidad con las tesis de De Guindos en un libro en el que preconizaban el fin de las cajas de ahorros. Todos ellos eran un grupo que había dominado el país durante décadas y que mantenía una influencia incuestionable en la ejecutiva que salió del congreso de julio de 2014, en la que Pedro Sánchez venció rodeado de González, Zapatero, Rubalcaba y Almunia. Entonces, Pedro Sánchez era claro en sus declaraciones: no pactaría con Podemos, “ni antes ni durante ni después”. Era el mismo mantra que Sevilla repetía despacho a despacho del Ibex 35, “estamos más cerca de Ciudadanos que de Podemos”. Y era verdad, aquel grupo estaba más cerca de Ciudadanos que del PSOE, algo que se plasmó cuando Manuel Conthe, el expresidente de la CNMV con Zapatero, pasó a ser el cerebro económico del partido de Rivera. ¿Qué se podía esperar de un PSOE que mantenía más lazos con el Ibex 35 que con las bases?

placeholder Sánchez y Escudero. (EFE)
Sánchez y Escudero. (EFE)

Esa contradicción entre bases y jefes se hizo carne con la destitución 'in extremis' de Pedro Sánchez por una gestora y se superó, en parte, con el auge de Pedro Sánchez, aupado de nuevo por unas bases que le recuperaron en el 39º Congreso del PSOE. La rebelión de las masas que tanto temía el desdeñoso y adusto González se cumplió, y unas bases liberadas de las cortapisas de los delegados, tanto en las primarias como en el congreso, optaron por rechazar el PSOE de Susana, de Felipe, de Zapatero, de Rubalcaba, y al programa neoliberal que lo hacía indistinguible del PP. Un freno a la liberalización creciente y la devaluación de los derechos laborales y un freno al programa monocolor de 2014. Las líneas rojas las difuminaba el cerebro económico de Pedro Sánchez, Manuel Escudero: “Podemos no es el enemigo. Ellos son nuestros hijos”. Tras la victoria en las primarias y el congreso, vendría la propuesta plurinacional de Pedro Sánchez, en la que el encaje de Cataluña no sería sin el PSC y sin la asunción de la singularidad catalana. La propuesta federal del PSOE pasaba a una nueva etapa, sin bandera de España al costado y sin el condicionamiento de los barones regionales.

Así pues, las líneas rojas han perdido el color alarmante que antes tenían: plurinacionalidad frente a unidad férrea, banca pública frente a oligopolio bancario, derogar la reforma laboral frente a mayores ajustes, renta básica frente a la mochila austriaca. Medidas y propuestas de este PSOE que empieza a adoptar el morado de Podemos y apuesta por una “interlocución preferente” con la formación de Pablo Iglesias. Ni Ciudadanos, ni la vieja guardia, ni el Ibex estarían en medio —nunca se sabe si detrás—. Sin tutelas ni líneas rojas, dos partidos autónomos pero aliados, que avanzan hacia un nuevo acuerdo de país.

Rubén Juste es asesor parlamentario de Podemos y autor de 'Ibex 35, una historia herética del poder en España'.

Después de más de siete años de crisis económica y seis de gobierno del PP, la sociedad española está cansada, pero no derrotada. Corrupción endémica, ausencia de cambios, parálisis institucional, falta de acuerdos de calado. Un contexto que se plasmó en 2016, cuando el Gobierno de Rajoy pudo continuar gracias al apoyo de Ciudadanos y la abstención del PSOE, y tras la opción frustrada de un Gobierno alternativo comandado por las dos fuerzas alternativas mayoritarias, el PSOE y Podemos. Líneas rojas y tutelas provocaron el distanciamiento frente a esa alternativa, y el posterior pacto del PSOE con Ciudadanos.

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