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Política exterior africana... ¿Qué política exterior ?

Los países mas desarrollados demostramos muy poca empatía, solidaridad e interés por los países africanos en vías de desarrollo

Foto: Una mujer con una bandera de Camerún. (Reuters)
Una mujer con una bandera de Camerún. (Reuters)

Son muy pocos los países ricos que hacen una política exterior responsable, inteligente y sensible para con los países menos desarrollados, especialmente los africanos. En el caso de España, por ejemplo, parece como si ni siquiera se hiciese política exterior, aunque solo fuera en beneficio propio.

Para saber qué pasa en un sitio, no hay nada como ir allí, ver y preguntar, y eso es, precisamente, lo que yo he hecho durante un par de semanas en Camerún; viajar por el país, mirar bastante y preguntar mucho. Lo primero que percibes, por contraste, es que uno vive en ese excepcional Estado de bienestar que tan pocos seres humanos disfrutamos en el planeta y que, por cotidiano, tan escasamente valoramos.

Lo segundo de lo que uno se hace consciente es de que en Camerún —un país joven, que ganó su independencia hace poco más de 50 años— existen 259 etnias diferentes y más de 130 reyes y sultanes.

En Camerún existen 259 etnias diferentes y más de 130 reyes y sultanes. Esta peculiar circunstancia resulta decisiva a la hora de hacer política

Esta peculiar circunstancia resulta decisiva a la hora de hacer política en Camerún, ya que, como dice un alto funcionario de exteriores del país africano: “Los sistemas de elección, representación y decisión ciudadana de los países más avanzados —una persona un voto, parlamentos, senados, rigurosa separación de poderes...—, por mucho que supongan las más altas cotas de derechos humanos y democráticos alcanzados en el mundo, no siempre pueden ser de aplicación estricta en lugares como Camerún, donde conviven centenares de etnias distintas y por encima de 100 jefes tribales, que, actuando como lideres naturales, condicionan la vida de más de la mitad de la población, que está más atenta a lo que dicen sus caudillos tradicionales que a lo que decidan los legítimos órganos del Gobierno central. Las naciones occidentales y muchos grandes organismos y organizaciones internacionales —ONU, Banco Mundial...— no terminan de entender, o no se molestan en hacerlo, que, en países como Camerún, para garantizar la paz y la estabilidad es necesario que los poderes públicos nacionales no ignoren —y compartan con ellos sus decisiones de gobierno— a los jefes de tantas y tantas comunidades tribales que se rigen más por costumbres ancestrales que por leyes parlamentarias”.

Parece evidente que los países mas desarrollados demostramos muy poca empatía, solidaridad e interés por los países africanos en vías de desarrollo; salvo raras excepciones, como por ejemplo China, que, en su propio interés, y en su desenfrenado empeño por conquistar la cima del primer mundo, cambia, en buena parte de África subsahariana, grandes infraestructuras por ventajosas concesiones de materias primas, por decenas, cuando no centenares de años.

Camerún forma, junto con República Centroafricana, Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial, Nigeria y el Chad, la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (Cemac), una organización que aglutina buena parte de la actividad del área central del continente negro. El país hegemónico dentro de este importante espacio económico-político es, precisamente, Camerún.

España tiene en Camerún una buena posición de salida para poner a nuestro país en un privilegiado lugar en el motor económico de África central

España, sobre el papel, tiene en Camerún una paradójica pero sorprendente buena posición de salida, para poder colocar a nuestro país en un privilegiado lugar en el centro mismo del motor económico de África central. Aunque parezca raro, España hasta 2014 era el principal cliente de Camerún, al que compramos hidrocarburos, madera, cacao… Hoy, seguimos siendo su segundo cliente, solo por detrás de China.

Por otra parte, España es uno de los principales emisores de cooperantes sociales hacia el país africano, y, entre otras cosas, el país por el que las autoridades camerunesas sienten un mayor respeto a la hora de ser asesoradas en temas turísticos, con todo lo que ello podría significar. Además, por su proximidad geográfica con Guinea Ecuatorial —menos de 50 km—,Camerún tiene una natural familiaridad e inclinación por el castellano.

España no parece mostrar demasiado interés en sacar partido de su ventajosa posición natural en Camerún y, por extensión, en toda la zona Cemac

Sin embargo, y pese a todo ello, España no parece mostrar demasiado interés en sacar partido de su ventajosa posición natural en Camerún y, por extensión, en toda la zona Cemac. Nuestro país únicamente mantiene en el país africano una embajada, que no solo debe ocuparse de los asuntos cameruneses sino, también, de los de República Centroafricana y Chad. Demasiadas competencias para la modesta representación diplomática que, muy dignamente, aunque con escasos apoyos y recursos, encabeza el actual embajador español, Jorge de Orueta.

Viajando por la zona, cualquiera puede constatar lo muy a su favor que nuestro país, y nuestro idioma, lo tiene en Camerún. Yo mismo he podido comprobar, por ejemplo, cómo muchos cameruneses muestran un enorme interés por nuestro idioma, aprendiéndolo frecuentemente como segunda o tercera lengua; y cómo algunos de los jefes tribales mas influyentes del país conocen y hablan fluidamente castellano.

Viajando por el mundo, entristece constatar lo poco que España aprovecha las oportunidades que muchas veces le surgen a nuestro país

Por otro lado, tanto el ex primer ministro de Camerún como altos responsables del turismo del país admiran nuestro privilegiado 'expertise' turístico. Además, aparte de la fundación Recover, ocupada en la creación y gestión de hospitales, en Camerún están presentes algunas otras empresas y organizaciones españolas relacionadas con muy diferentes ámbitos de actividad —construcción, ingeniería...—. Ese es el caso, por ejemplo, de Acciona, Elecnor, Makiver, Ceinsa...

Pues, pese a todo lo anterior, a día de hoy, y aunque no se entienda muy bien; ni en Camerún hay una delegación del Instituto Cervantes ni existe todavía ningún vuelo directo desde España al país africano; algo que Thimothee Tabapssi, embajador camerunés en nuestro país, persigue conseguir desde hace tiempo, para dinamizar tanto el flujo turístico español como la actividad económica entre ambos países.

Viajando por el mundo, entristece constatar lo poco que España aprovecha habitualmente las oportunidades que muchas veces le surgen a nuestro país. Ojalá que en algún momento comencemos a rentabilizar, económica, social y culturalmente, el prestigio y posición relevante que, sin ser muy conscientes de ello, a veces tenemos en el mundo.

*Rafael Pola es publicista y comunicador.

Son muy pocos los países ricos que hacen una política exterior responsable, inteligente y sensible para con los países menos desarrollados, especialmente los africanos. En el caso de España, por ejemplo, parece como si ni siquiera se hiciese política exterior, aunque solo fuera en beneficio propio.

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