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¿Otra vez, Puigdemont?
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Gabriel Colomé

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¿Otra vez, Puigdemont?

No podrá ser 'president', pero será un elemento de distorsión en el sistema. Puigdemont ha llegado al borde del precipicio

Foto: Carles Puigdemont. (Reuters)
Carles Puigdemont. (Reuters)

Los estrategas del 'president' fugado han leído con atención los manuales de Karl Rove y de James Carville para llegar a la conclusión que la situación actual es la más inconveniente para sus intereses.

El 1 de junio significó la caída del Muro de Berlín por segunda vez. La Generalitat desde el 2012 había jugado al frontón con el Gobierno español. Inmovilismo por un lado, unilateralismo por el otro en un ensordecedor diálogo de sordos. La asunción de Pedro Sánchez de la presidencia, ese sábado 1, cambió radicalmente el escenario. Puigdemont lanzó la pelota contra el Muro, pero este había caído y al otro lado atraparon la pelota y preguntaron: ¿jugamos?

placeholder Quim Torra, Pedro Sánchez y Felipe VI en la inauguración de los Juegos Mediterráneos. (EFE)
Quim Torra, Pedro Sánchez y Felipe VI en la inauguración de los Juegos Mediterráneos. (EFE)

La partida ha cambiado. Reunión Sánchez-Torra. Reuniones bilaterales. Una agenda catalana del Gobierno. Diálogo. Y desconcierto en el núcleo estratégico de Puigdemont. Sin confrontación, sin conflicto, sin la irritación de sus seguidores se pierde la cohesión del movimiento.

El foco, en un primer momento, se dirigió a la figura del Rey como elemento de sustitución del gobierno de Mariano Rajoy pero, a parte de la pulsión republicana de base, el recorrido que tuvo a efectos mediáticos fue mínimo.

Foto: Torra se reúne con Puigdemont en Berlín. (EFE)

Por lo tanto, el cambio de rumbo no se sitúa en la confrontación con el PSOE, sino ganar la hegemonía en el espacio independentista. Destruir al PDeCAT y laminar lo máximo posible a ERC. La creación de la Crida Nacional tiene ese objetivo. La duda es si realmente se identifican con el Scotish National Party o con el Partido Justicialista de Perón. En todo caso, será un artefacto a mayor gloria de Puigdemont.

La tensión entre los tres grupos parlamentarios soberanistas ha tenido su nivel de máximo apogeo y fractura en el Parlament sobre la cuestión de la suspensión de los diputados encausado. Choque de trenes de alto nivel y bloqueo absoluto. Por una parte, ERC y el presidente del Parlament y, por la otra, el PDeCAT y el partido de Puigdemont. La OPA de los seguidores del 'president' fugado sobre el PDeCAT se evidenció en la votación. Y la bronca entre estos y ERC fue intensa. Ruptura. Pérdida de confianza, si alguna vez la hubo.

"¿Disolver el Parlament otra vez? Sí. La idea es hacer coincidir la precampaña, la campaña y las elecciones con el juicio a los 'exconsellers'"

¿Llegará la sangre al río? ¿Se romperá el Govern? ¿Elecciones en otoño? Analicemos los hechos con una visión de conjunto. La bronca entre los partidos y, supuestos, socios es la estrategia diseñada por el núcleo duro de Puigdemont.

En su lógica no pueden permitir que el Gobierno y la Generalitat normalicen sus relaciones y que el flujo de inversiones y de proyectos alimenten la máquina gubernamental catalana. No pueden permitir que el movimiento popular se desmovilice por falta de tensión. La única manera de volver a tensionar el electorado es teatralizar la ruptura y disolver el Parlament a la vuelta de las vacaciones estivales.

¿Disolver el Parlament otra vez? Sí. La idea es hacer coincidir la precampaña, la campaña y las elecciones coincidiendo con el juicio a los 'exconsellers' y a los Jordis. Máxima tensión ambiental para volver a cohesionar a su electorado e intentar ganar las elecciones como primer partido y mandar en el bloque independentista.

Foto: Fotografía de archivo del expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE)

Y asaltar las elecciones municipales para forzar otro desafío al Estado: proclamar la República desde los municipios catalanes independentistas. Convertir el 2019 en 1931.

Ganar las elecciones significa para el grupo de Puigdemont mantener el pulso al Gobierno y al Estado. No podrá ser 'president', pero será un elemento de distorsión en el sistema. Puigdemont ha llegado al borde del precipicio. En función de sus actos sabremos si da un paso al frente.

*Gabriel Colomé es profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Barcelona

Los estrategas del 'president' fugado han leído con atención los manuales de Karl Rove y de James Carville para llegar a la conclusión que la situación actual es la más inconveniente para sus intereses.

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