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"Nada para las mujeres sin las mujeres"
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Milagros Marcos Ortega

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"Nada para las mujeres sin las mujeres"

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola y, a pesar de ello, no tienen ni de lejos el reconocimiento que merecen

Foto: Foto de archivo de una mujer trabajando en el campo. (EFE)
Foto de archivo de una mujer trabajando en el campo. (EFE)

Ahora que todas las portadas de los medios de comunicación muestran el conflicto que se vive en Cataluña tras la sentencia del llamado 'procés'; ahora, que vemos tan de cerca el efecto de la intolerancia y la confrontación instigada por aquellos que simplemente no piensan igual y quieren imponer sus ideas contra viento y marea, aunque ello atente contra las más elementales normas de convivencia, escritas y no escritas; ahora que la diferencia de opinión se ha traducido en altercados recogidos en páginas y páginas de tinta que ofrecen una triste imagen de nuestro país ante el mundo civilizado, yo quiero alzar la voz y poner en valor lo que nos une, dedicar unas líneas a hablar bien de nuestro futuro, del futuro de un gran país que debe seguir avanzando y pensar más en solucionar los problemas de la gente que en las cuitas electorales a las que nos ha llevado el actual gobierno.

Hoy quiero hablar de un elemento clave para el desarrollo de cualquier nación: las mujeres rurales. Quiero dedicarles unas líneas a ellas, que representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola y a pesar de ello no tienen ni de lejos el reconocimiento que merecen. La prueba está en que, en 2007, Naciones Unidas declaró el 15 de octubre como Día Internacional de la Mujer Rural, lo cual hubiera sido innecesario de tener la consideración social que les corresponde. El tema hubiera sido el pasado martes portada en varios medios nacionales de no ser por la triste situación de Cataluña agudizada por la inestabilidad en la que nos ha sumido el actual presidente de este país.

Es necesario un cambio sociológico para que estas mujeres lleguen a tener las condiciones de vida y oportunidades para vivir en el medio rural

En este momento en que a los demagogos se les llena la boca hablando del reto demográfico, de afrontar la despoblación rural, más preocupados de buscar adjetivos grandilocuentes —la España vacía, vaciada, las ciudades intermedias…— que soluciones prácticas, parece oportuno, aprovechar para tocar tierra, abordando con realismo el importante papel de las mujeres para asegurar el futuro del entorno rural. Es necesario un cambio sociológico para que estas mujeres lleguen a tener, no solo el reconocimiento, sino las condiciones de vida y oportunidades que determinen que puedan optar por vivir en el medio rural en lugar de en las grandes urbes.

Hoy por hoy, la mayoría de las mujeres que viven en el medio rural lo hacen porque esos son sus orígenes, pocas son las que nacidas en la ciudad deciden ir a vivir a un pueblo, y muchas las que realizan el proceso inverso y abandonan el pueblo para ir a la ciudad. De ahí la conocida como "masculinización de la sociedad rural" que necesariamente conlleva el envejecimiento de la población (el 52,4% de la población en pequeños municipios son hombres); del mismo modo que el escaso porcentaje de mujeres con estudios en este entorno provoca una mayor tasa de desempleo femenino que masculino y superior también al del entorno urbano. A este escenario se une la concepción social poco o nada positiva que tiene vivir en el medio rural, bien distinto a la que existe en países de nuestro entorno, en los que la vida en el campo es sinónimo de estatus social y económico elevado.

La mayoría de mujeres que viven en el medio rural lo hacen porque son sus orígenes, pocas son las que nacidas en la ciudad deciden ir a un pueblo

¿Por donde empezar? ¿Qué debemos hacer primero? Quizá ni siquiera sea necesario ponerles orden cronológico a las actuaciones, pero sí un orden lógico a tenor de lo mucho que se ha hecho hasta ahora y los pobres resultados obtenidos.

Se cuentan por cientos las estrategias, planes, acuerdos, declaraciones, etc. que se han aprobado en todos los ordenes institucionales, provincial, regional, autonómico, nacional, europeo, incluso, mundial para abordar esta problemática, antes y después de proclamar el 15 de octubre como Día Internacional de la Mujer Rural. Quizá habría que repensar este modelo institucional y empezar a contar con las verdaderas protagonistas para saber a ciencia cierta qué hay que hacer para conseguir que el entorno rural sea atractivo. Contar con quienes viven ya en él, y con quienes han decidido no hacerlo, conocer las propuestas y demandas de unas y otras directamente, dándoles voz, capacidad de acción y decisión, eso que tan grandilocuentemente llamamos empoderamiento y que en definitiva propone no hacer nada para las mujeres sin las mujeres.

Hace unos años en Castilla y León iniciamos este camino, 25 mujeres definieron la ruta a seguir para promover y facilitar la incorporación de la mujer al mundo agroalimentario, el resultado fueron las llamadas 'Directrices de incorporación de la mujer al mundo rural', 68 directrices limitadas solo al entorno agrario. Su participación directa en el diseño de las políticas públicas, tres años después, empiezan a dar resultados, aún tímidos y muy localizados en lo agrario, pero sólidos. De hecho, son ya el triple las mujeres que han decidido recibir formación agraria, se ha triplicado prácticamente el número de jóvenes incorporadas cada año al campo de Castilla y León. En 2018, el 56% de los proyectos emprendidos en el medio rural lo eran por mujeres. No en vano las castellanoleonesas se encuentran entre las mujeres más emprendedoras de España (125 nuevas empresas).

Para que el cambio sea factible se requiere una red de comunicaciones físicas y tecnologías de primer orden. Si no hay internet, de lo demás ni hablamos

Este cambio de imagen social, tan complicado como necesario, es la base para recuperar población en el territorio. En paralelo se deberán asegurar los servicios públicos en los pequeños municipios, asistencia sanitaria, educación, conciliación y prestaciones sociales, apoyo a la vivienda rural, etc. y facilitar la implantación de negocios: mejor fiscalidad, terreno a precios razonables, agilidad administrativa en las gestiones que se precisen para iniciar actividad laboral, apoyos públicos y privados al emprendimiento femenino, financiación específica, etc. Sin duda, para que todo ello sea factible se requiere una red de comunicaciones físicas y tecnologías de primer orden, si no hay buenas comunicaciones, o si no hay internet, de lo demás, ni hablamos. Urge recuperar y poner en marcha ese Plan 300x100 que aseguraba 300 Gb en el 100% de los municipios, hoy olvidado y como tantos otros asuntos abandonado por el actual gobierno de la nación.

Todo esto requiere de un claro compromiso en todos los ordenes: autonómico y municipal para agilizar tramites y gestionar ayudas y apoyos puntuales. Europeo, abordando la discriminación positiva en todos los aspectos relacionados con la mujer rural o apostando por una financiación especifica para zonas especialmente despobladas desde el Programa de Desarrollo Rural, sin que ello suponga detrimento de las ayudas agrarias. Y, por supuesto, nacional; el Gobierno de la nación debe asegurar que quienes tienen que garantizar la prestación de servicios en el territorio, es decir las comunidades autónomas, tengan dinero para pagarlo. Urge por tanto aprobar un modelo de financiación autonómica que tenga en cuenta el coste que supone prestar servicios en zonas más dispersas y menos pobladas. Del mismo modo, es competencia estatal aprobar un régimen fiscal más ventajoso para mujeres que emprendan en el medio rural o la simplificación administrativa a la hora de emprender negocios en el territorio.

En este momento, ya se puede prever el crecimiento de actividad laboral de otros sectores, aunque el agroalimentario siga siendo muy relevante, iniciativas empresariales que incluso se pueden realizar desde casa, a distancia, viviendo en un pueblo, sin necesidad de presencia física en el entorno laboral; este es el universo al que nos debemos dirigir, desde mi humilde punto de vista. Para ello y cuanto antes deberemos emplearnos a fondo en mejorar la imagen de la vida en los pueblos, trasladar una imagen positiva y real de la calidad de vida de que se puede disfrutar en el medio rural.

Lo que ni podemos ni debemos consentir es que se haga política espectáculo de despacho con este asunto. Ni nos preocupa, ni nos ocupa si somos o no "bonitas". No podemos consentir que se menosprecie a la mujer por quienes se arrogan la patria potestad de un mal entendido feminismo paternalista, proteccionista e instrumental, que muchas mujeres no compartimos y en el que, por supuesto, no tenemos voz.

Sobran demagogias y se necesitan realidades, acciones directas de las que la mujer rural debe participar, acertar o equivocarse, por que tenemos capacidad de pensar y decidir más allá de las siglas. El medio rural necesita de las mujeres, su participación es imprescindible. Por eso ahora reivindico su voz en este proceso.

Ahora que todas las portadas de los medios de comunicación muestran el conflicto que se vive en Cataluña tras la sentencia del llamado 'procés'; ahora, que vemos tan de cerca el efecto de la intolerancia y la confrontación instigada por aquellos que simplemente no piensan igual y quieren imponer sus ideas contra viento y marea, aunque ello atente contra las más elementales normas de convivencia, escritas y no escritas; ahora que la diferencia de opinión se ha traducido en altercados recogidos en páginas y páginas de tinta que ofrecen una triste imagen de nuestro país ante el mundo civilizado, yo quiero alzar la voz y poner en valor lo que nos une, dedicar unas líneas a hablar bien de nuestro futuro, del futuro de un gran país que debe seguir avanzando y pensar más en solucionar los problemas de la gente que en las cuitas electorales a las que nos ha llevado el actual gobierno.

Castilla y León Financiación autonómica Agricultura