Tribuna
Por
El miedo a la libertad
Es preferible una libertad, aun con el riesgo de la equivocación, que una censura informativa que niegue la libertad
España tiene muchas asignaturas pendientes, expresión frecuentemente utilizada para referirse a los campos en los que hace falta hacer un esfuerzo global, un pacto de Estado según lo temas, y conseguir mejorar aspectos vitales de nuestra convivencia. Es difícil hacer una prelación, pero sin duda en el grupo de cabeza de dichos temas es el entendimiento real del concepto y desarrollo de la libertad. El ultimo sondeo del CIS del Sr. Tezanos (que bueno sería que fuera entendiendo que no es un organismo suyo, sino de todos los españoles que son los que lo financian) lo demuestra claramente, con el sesgo de las preguntas referidas a la libertad de información, que no consigue ocultar su finalidad última, que es la de justificar la creación de medidas contra la libertad de información e implantación de la censura gubernativa.
Habría que recordarle al Sr. Tezanos lo mucho que nos ha costado a los españoles, especialmente a los periodistas, alcanzar los niveles de libertad informativa actuales, consagrada en el articulo 20 de la Constitución Española, después de más de cuarenta años (dejando aparte otros antecedentes históricos totalitarios) de censura y servicio de los medios al Estado surgido de la Guerra Civil del 36 (Leyes de Prensa de 1938 y 1966). Y en ese caminar para conseguir la libertad informativa que el Sr. Tezanos y sus amigos del PSOE y Podemos, quieren finiquitar, ha habido muchos y grandes profesionales que han sufrido toda clase de persecuciones, cárceles, multas y, sobre todo, frustración profesional, para conseguir lo que hoy tenemos. La historia del periodismo español esta plagada de ejemplos de ello. Existen numerosas obras de investigación que el director del CIS podría leer, dado su formación intelectual como sociólogo, y ver los sacrificios que ha costado el que hoy el pueda fabricar una encuesta teledirigida y yo le pueda contestar con absoluta libertad.
Entresaco un párrafo de las declaraciones realizadas por el director del CIS y donde plantea claramente los dos enfoques referidos a la libertad de expresión, o bien el ejercicio de dicha libertad aun contando con los posibles errores y peligros derivados de su desarrollo o la censura gubernamental (científica dirá él) que conduce inexorablemente al totalitarismo informativo. Dice: "hay dos posturas: la que prefiere por encima de todo la libertad, aunque nos equivoquemos o la que acabemos ya con los bulos, mentiras y doctores extraños que no son expertos y que haya una fuente oficial que nos diga exactamente la información que hay y que no siembre más inquietud diciendo que hay más muertos de los que se cuentan o que a los abuelos se les deja morir. Eso es tremendo. En este caso la información oficial es la científica". Tiene mala suerte el Sr. Tezanos porque ese mismo día que hacía estas declaraciones la Generalitat afirmaba que existen 3.341 muertos no contabilizados y por otra parte el vicepresidente autonómico de la Comunidad de Madrid, Sr. Aguado, afirmaba que en Madrid puede haber 10.000 muertos, 4.000 más que los reconocidos por el Ministerio de Sanidad, con lo cual la información real y científica gubernamental se evapora como un a mentira más.
"La información ha ido siempre, a lo largo de los siglos, acompañada de la mentira, del bulo, de la distorsión, porque la libertad tiene sus riesgos"
Siguiendo las palabras citadas del director de CIS, se deduce que el planteamiento que nos ofrece es bien sencillo: ¿prefieren ustedes la información, aun con el riesgo de que existan bulos, mentiras, distorsiones de la realidad o una información oficial, edulcorada que bajo el concepto de científica establezca lo que es verdad y lo que no lo es? Y la respuesta es bien sencilla para los que amamos la libertad en su verdadero global y la informativa en su vertiente profesional: es preferible una libertad, aun con el riesgo de la equivocación, que una censura informativa que niegue la libertad, que es el resultado final de la segunda propuesta. Sr. Tezanos, la información ha ido siempre, a lo largo de los siglos, acompañada de la mentira, del bulo, de la distorsión, porque la libertad tiene sus riesgos y en el campo informativo esos riesgos es que la verdad nunca sea cierta al cien por cien y se pueda manipular, tergiversar en beneficio de intereses espurios. Pero es mucho más importante correr esos riesgos, que no someterse a los arbitrios de la censura que es lo que usted propugna y defiende con su encuesta y la orientación de sus preguntas, porque en esas circunstancias la verdad informativa no será nunca posible, siempre irá de la mano de los intereses políticos de turno.
El problema de fondo, Sr. Tezanos, es que a las personas que usted representa, sociológicamente hablando, les da miedo la libertad, prefieren el poder mentir, eludir las responsabilidades, descalificar a los contrarios, evitar la crítica sin consecuencias y para ello tienen que tener amordazados a los medios de comunicación, sobre todo a aquellos que no están alienados clara o sutilmente, sean privados y públicos, con las personas incapaces de entender el verdadero sentido de la libertad.
No deja de ser curioso, y triste, que en medio de esta pandemia y su consecuente crisis economía, el Gobierno haya decidido aportar una buena cantidad de millones de euros a las televisiones privadas que en mayor o menor grado le sirven informativamente. Sobre la televisión pública no hace falta nada que decir ya que su manutención está asegurada por los presupuestos del Estado y, por otra parte, no es preciso condicionarla, que bastante lo hace ella. ¿Y los periódicos? ¿Y los medios digitales? ¿No son merecedores de una ayuda? Si cumplen un servicio público, si contribuyen a la formación de una opinión pública, etc. etc. ¿Por qué no son dignos de las mismas ayudas en el momento presente que las concedidas a las televisiones? La respuesta, desde la óptica de la libertad, es bien sencilla: porque en su mayoría, gracias a Dios no en su totalidad, son voces que en determinados temas y ocasiones discrepan de la versión oficial, buscando la verdad con sus medios, pocos o muchos, de tal manera que sus lectores puedan conocer realmente los acontecimientos. Dicho esto creo que no es bueno subvencionar a ninguna clase de medios, sino establecer medidas de ayuda que, sin afectar a la libertad informativa, ayuden a las empresas informativas en casos excepcionales como los que estamos pasando.
En la base de la libertad existen dos premisas básicas: la discrepancia y la responsabilidad. En este país, aun llamado España, ha pasado, o muchos queremos que así haya sido, la época de las adhesiones absolutas a una persona, a una idea, sobre todo cuando estas son coyunturales y temporales. Llama la atención a lo largo de estos dos últimos meses que no haya habido ni la más mínima discrepancia entre los responsables del Gobierno, cuestión que no ha ocurrido entre los miembros de dicho partido que lo sustenta, desde su expresidente González hasta actuales presidente autonómicos. Hay miedo a la libertad, hay miedo a discrepar y la razón no es otra, rememorando a un político de la transición, que el que se mueve en la foto no sale. Y en este sentido ahora no hay miedo, hay pánico. Una ministra dice una cosa y al día siguiente su presidente pacta con su vicepresidente lo contrario. Cabria esperar alguna aclaración de la afectada. No la esperen. Un ministro declara que se entera por la prensa de una medida con la que no esta de acuerdo pero que su presidente la ha pactado en sentido contrario sin decirle nada. Sería lógico una explicación del ministro afectado. No la esperen. No se permite las discrepancias. Y así podríamos seguir hasta llenar las páginas y paginas. No resulta extraño porque el jefe de todos ellos dijo que no podría dormir teniendo cerca a su actual vicepresidente y por lo tanto jamás estaría en su Gobierno, y ahora es el segundo de abordo, por no referirnos a las mentiras, falsedades, tergiversaciones de la verdad, utilización fraudulenta de noticias de otros medios, exageraciones de optimismo que rayan lo esperpéntico, etc., etc.
La segunda premisa es la responsabilidad. Somos o debemos ser libres, pero de la misma forma debemos ser responsables de nuestros actos. Libertad y responsabilidad son las dos caras de una misma moneda y, claramente, se puede decir que sin una no hay la otra. La pandemia que estamos sufriendo pone en evidencia el mal uso de esta ecuación en muchos de nuestros políticos. Como botón un ejemplo. Un alto responsable del seguimiento e información diaria de la pandemia, aseguró que habría dos o tres casos a lo sumo. Llevamos más de 18.000 muertos y ese personaje, curado a Dios gracia de su infección, sigue en su puesto, pero sin discrepar, obediente al mando y por supuesto sin afrontar su responsabilidad derivada de dicha afirmación. Por no decir, que bastante se ha dicho y más que se va a decir en los tribunales en el futuro, de la responsabilidad respecto a la falta de material, equivocaciones de compras, de la desunión y falta de coordinación y un largo etcétera que es imposible detallar.
"Libertad y responsabilidad son las dos caras de una misma moneda y claramente se puede decir que sin una no hay la otra"
Muchas voces afirman, y pienso que, con toda la razón, que esta pandemia acarreara un cambio sustancial en las relaciones sociales, amen de las económicas, culturales, etc. No cabe duda de que será así, pero de poco nos habría servido este sufrimiento colectivo, si no hemos aprendido, cada uno en su faceta humana y profesional, qué es la libertad, que no es como muchos suponen hacer lo que quiero, lo que deseo, sino hacer lo que debo, lo que mi responsabilidad me exige. Y, en ese sentido del deber, los españoles en su inmensa mayoría hemos dado una lección siguiendo el confinamiento obligado y sobre todo ha habido miles de españoles de los cuerpos sanitarios, policiales, militares (despreciados por aquellos que no es que desconozcan lo que es la libertad, sino simplemente el humanismo), profesionales de todo tipo que han arriesgado, y siguen haciéndolo, sus vidas por sus compatriotas. Es de esperar y desear que, en el campo informativo, pese a todas las presiones, intentos políticos, sociológicos y totalitarios, la libertad informativa siga siendo una gozosa realidad, incluso, Sr. Tezanos, para equivocarse, y sepamos perder el miedo al ejercicio real de la libertad.
*Ignacio Bel Mallen es periodista y doctor en Ciencias de la Información.
España tiene muchas asignaturas pendientes, expresión frecuentemente utilizada para referirse a los campos en los que hace falta hacer un esfuerzo global, un pacto de Estado según lo temas, y conseguir mejorar aspectos vitales de nuestra convivencia. Es difícil hacer una prelación, pero sin duda en el grupo de cabeza de dichos temas es el entendimiento real del concepto y desarrollo de la libertad. El ultimo sondeo del CIS del Sr. Tezanos (que bueno sería que fuera entendiendo que no es un organismo suyo, sino de todos los españoles que son los que lo financian) lo demuestra claramente, con el sesgo de las preguntas referidas a la libertad de información, que no consigue ocultar su finalidad última, que es la de justificar la creación de medidas contra la libertad de información e implantación de la censura gubernativa.