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La era poscovid, un desafío en clave verde

Debemos convencernos de que una recuperación verde es posible, rentable, generadora de valor y la única forma de seguir hacia delante en el medio y largo plazo

Foto: Foto: Ecovidrio.
Foto: Ecovidrio.

Enfrentamos un verano peculiar y extraordinario en casi todos los aspectos que lo conforman, pero, y qué duda cabe, seguramente también uno de los más deseados de nuestra historia reciente. Deseado porque, tras meses de encierro, preocupación y sufrimiento, la conciencia colectiva está ávida del merecido descanso, disfrute y la tradicional alegría que acompaña al periodo estival en nuestro país. Y deseado también porque supondrá un balón de aire para nuestra golpeadísima economía, en especial para el estratégico sector del turismo y el de la hostelería, que representan el 12,3% y el 6,2% del PIB, respectivamente. No va a ser sencillo, pero tendremos que ingeniárnoslas para que el equilibrio entre la responsabilidad individual y la recuperación de nuestras actividades de ocio y consumo sea una realidad sostenida y sostenible en el tiempo.

Pocas cosas buenas podemos sacar de la tragedia que nos ha azotado, pero los optimistas por naturaleza nos resistimos a desperdiciar la más ínfima oportunidad que nos ha brindado esta experiencia. En este caso, y desde mi punto de vista, es la oportunidad para la reflexión.

Tras la salud de las personas, la recuperación económica es la máxima prioridad de administraciones, empresas y ciudadanos. Sin embargo, ¿queremos cualquier tipo de recuperación? ¿Queremos desaprovechar los pasos que se habían dado tras el Acuerdo de París de 2015 y la sensibilidad social que se ha generado en los últimos años en lo relativo a la amenaza del cambio climático y a la pérdida de biodiversidad? ¿No fue 2019 el año en que millones de jóvenes se echaron a las calles para defender el medioambiente? Personalmente, y tras semanas de encierro en mi casa, no quiero volver a vivir en urbes llenas de ruido, a respirar aires contaminados, a no encontrar espacios de vida en comunidad en nuestros pueblos y ciudades, o a ver espacios naturales destrozados por el abandono de residuos.

Las nuevas leyes que nos afectan establecen un nuevo método de cálculo para equipararnos en objetivos y resultados a Europa

Necesitamos una recuperación verde. Debemos convencernos de que es posible, rentable, generadora de valor y la única forma de seguir hacia delante en el medio y largo plazo. Vemos pasos decididos desde la Unión Europea tales como el Pacto Verde, auspiciado por Ursula von der Leyen, o la Alianza Europea para una Recuperación Verde, promovida por el presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, Pascal Canfin. Las grandes empresas —y entre ellas, gigantes españoles de los que debemos estar más que orgullosos— no han dudado en dar un paso al frente y adherirse a estos planes, siempre que, como es lógico, vayan acompañados de medidas inteligentes desde el punto de vista industrial y fiscal y que tengan efectos positivos sobre el empleo de la forma más inmediata posible.

Desde mi posición en el sector de los residuos, confirmo que el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico ha demostrado una firme voluntad de avanzar en esta dirección y no ha parado de legislar, ni siquiera durante el confinamiento. Es reciente la aprobación del proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, así como la Estrategia Española de Economía Circular, 'España Circular 2030', y el borrador de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, fruto de la trasposición de una directiva europea y que se encuentra ahora mismo en fase de consulta pública.

Como director general de Ecovidrio, entidad responsable del reciclado de los envases de vidrio en todo el territorio nacional, puedo decir que, al menos en nuestro ámbito de actuación, la recuperación verde es un compromiso irrenunciable. Lo es para nosotros y también para las compañías envasadoras españolas que financian el sistema y que, a pesar de los momentos difíciles que están viviendo, aprueban incrementos de cuotas para permitir que Ecovidrio sea más ambicioso en los objetivos de recogida selectiva y reciclado de envases de vidrio.

Poner énfasis en las fases de diseño y producción para fabricar envases más sostenibles y reciclables también es clave

Las nuevas leyes que nos afectan establecen un nuevo método de cálculo para, por fin, equipararnos en objetivos y resultados a todos los países europeos. Por otro lado, se establecen objetivos ambiciosos de tasas de reciclado. Ambición que no solo compartimos, sino que superamos con creces. En el caso de los envases de vidrio, queremos recoger selectivamente el 90% de los envases en 2025, lo que equivaldrá a una tasa de reciclado por encima del 80% con el nuevo método de cálculo. Esto es más de diez puntos de lo que nos exige Europa. El Plan Estratégico y el Plan Director de Responsabilidad Social de Ecovidrio contemplan desde hace años actuaciones para, además, garantizar la trazabilidad a lo largo de toda la cadena de reciclado, la comunicación transparente de toda la información a la sociedad y las operaciones de recogida y tratamiento del residuo de forma sostenible.

Una de nuestras principales demandas en el terreno de la recuperación verde asociada al reciclaje es, tal y como recoge el texto de la nueva Ley de Residuos, definir con claridad las responsabilidades de todos ciudadanos, hosteleros, administraciones, etc. No avanzaremos a la velocidad necesaria si la sociedad no comprende que nos jugamos mucho en ello. Los ciudadanos, por una parte, debemos entender que separar adecuadamente los residuos debe ser una obligación y las administraciones, por otra, deben velar por que esta obligación se cumpla. Además, poner énfasis en las fases de diseño y producción para fabricar envases más sostenibles y reciclables es también clave para alcanzar la tan necesaria transición hacia un modelo de economía circular.

En definitiva, pocas veces la sociedad, no solo la española sino la mundial, se ha enfrentado a un reto de tal trascendencia y calado. La crisis del covid-19 viene a acelerar la toma de decisiones necesaria que nuestro tiempo ha puesto sobre la mesa. Está en nuestra mano aceptar el desafío.

*José Manuel Núñez-Lagos es director general de Ecovidrio.

Enfrentamos un verano peculiar y extraordinario en casi todos los aspectos que lo conforman, pero, y qué duda cabe, seguramente también uno de los más deseados de nuestra historia reciente. Deseado porque, tras meses de encierro, preocupación y sufrimiento, la conciencia colectiva está ávida del merecido descanso, disfrute y la tradicional alegría que acompaña al periodo estival en nuestro país. Y deseado también porque supondrá un balón de aire para nuestra golpeadísima economía, en especial para el estratégico sector del turismo y el de la hostelería, que representan el 12,3% y el 6,2% del PIB, respectivamente. No va a ser sencillo, pero tendremos que ingeniárnoslas para que el equilibrio entre la responsabilidad individual y la recuperación de nuestras actividades de ocio y consumo sea una realidad sostenida y sostenible en el tiempo.

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