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¿Quién fabrica los medicamentos esenciales?
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¿Quién fabrica los medicamentos esenciales?

Es necesario un marco reglamentario que anime a las empresas españolas a ampliar o reorientar parte de su producción hacia este tipo de actividad

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Fabricar medicamentos no es fácil. Cuando tenemos entre los dedos una simple cápsula, podemos estar seguros de que contiene una cantidad determinada de compuesto, exactamente la que se indica en el envase. Esto es así porque en la fabricación de medicamentos se parte de unos elevados estándares —las denominadas normas de correcta fabricación— que aseguran la consistencia en la producción, la validación de los procedimientos y el rechazo de las desviaciones sobre las especificaciones marcadas.

En España, tenemos la suerte de contar con más de 80 plantas de producción de medicamentos de uso humano que cumplen con dichas normas de correcta fabricación. Y no solo para elaborar formulaciones orales, sino también inyectables o colirios —que imponen condiciones de esterilidad— o medicamentos tan extraordinariamente potentes que requieren trabajar en una atmósfera confinada o que obligan a producir a bajas temperaturas. Estamos preparados para fabricar prácticamente todas las formas farmacéuticas. Este es, afortunadamente, nuestro actual potencial.

La industria farmacéutica, resistiendo al fenómeno de deslocalización que se ha producido en otros sectores, ha mantenido sus plantas en España. Esto nos ha beneficiado, sin duda, en esta crisis tan dura que ha provocado la pandemia del coronavirus; como han reconocido nuestras autoridades sanitarias en momentos en los que algunos medicamentos habrían podido escasear si no hubiese sido por el comportamiento de las compañías farmacéuticas, que disponían de capacidades productivas en nuestro territorio y las reposicionaron para hacer frente a esa emergencia.

"La industria farmacéutica, resistiendo al fenómeno de deslocalización que se ha producido en otros sectores, ha mantenido sus plantas en España"

En España, se fabrican algunos de los medicamentos esenciales para el covid-19, mientras que otros dependen del suministro en la Unión Europea. Pero muchos todavía proceden de mercados muy alejados y posiblemente fuera de nuestro control en ciertas circunstancias, por lo que nos queda bastante camino por recorrer si queremos tener una mejor protección en las garantías de suministro de medicamentos y evitar así tener que llegar a situaciones límite ante futuras necesidades o emergencias sanitarias.

Y es que la Unión Europea —y también el resto de economías occidentales— ha perdido mucho potencial en la fabricación de medicamentos, porque algunos países asiáticos, con costes de producción más bajos y condiciones de implantación menos exigentes, han monopolizado buena parte de su producción; especialmente de medicamentos maduros, es decir, aquellos que llevan bastantes años en el mercado, por lo que han perdido su patente y sus precios están sometidos por las administraciones sanitarias a constantes revisiones a la baja. No hay que olvidar que la mitad de los medicamentos dispensados en las farmacias españolas tienen un precio inferior a los 3,5 euros.

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Pese a ser 'medicamentos veteranos', muchos de ellos siguen siendo esenciales para muy distintas patologías. La pandemia ha puesto en evidencia su valor y, por consiguiente, la importancia de tener planes para reforzar la fabricación europea de productos estratégicos y garantizar su abastecimiento; y España, con sus plantas productivas de medicamentos, tiene base para ello. No se trata de ir contra las reglas del mercado global ni de intentar una autonomía total, que no es posible ni deseable, sino de analizar —y paliar en la medida que corresponda— si nuestra dependencia del exterior es excesiva en un ámbito tan delicado como el del medicamento.

Dos cosas parecen claras. Una, necesitamos tener una mayor capacidad productiva estratégica de medicamentos, y con las plantas radicadas en España tenemos la base necesaria para consolidarla. Y, dos, debemos garantizar el abastecimiento de determinados medicamentos esenciales, es decir, estratégicos para la sanidad española, y en este aspecto también hemos cumplido durante la pandemia, aunque con algunos problemas aislados de suministro. La coyuntura actual parece la idónea y es una verdadera oportunidad, posiblemente única, para avanzar en la producción estratégica de medicamentos esenciales que satisfagan las necesidades del Sistema Nacional de Salud, de manera que nuestras plantas puedan evolucionar también hacia lo que se ha demostrado que necesita el sistema sanitario, en una dirección que solo hace unos meses, posiblemente, ni se planteaba.

"La fabricación de medicamentos esenciales debe ser atractiva desde un punto de vista empresarial"

Como es natural, la fabricación de medicamentos esenciales debe potenciarse y ser atractiva desde un punto de vista empresarial. La buena noticia es que hay compañías en España dispuestas a apostar por este segmento de medicamentos maduros, consolidados en terapéutica, desprotegidos de patente y de precios comedidos. Y, puesto que parece mucho mejor planificar que improvisar, solo se necesita disponer de un marco reglamentario que anime a las empresas a ampliar o reorientar parte de su producción hacia este tipo de actividad. Los fondos europeos de recuperación económica, sin duda, deberían contribuir también a ese fin.

Es una cuestión sanitaria, puesto que se trata de garantizar el acceso a determinados medicamentos, pero también una oportunidad desde el punto de vista económico y social, ya que implicaría reforzar el tejido productivo en España, con las repercusiones que supone en aspectos como la creación de empleo y la exportación.

Por descontado, desde la industria farmacéutica, existe una plena voluntad de colaboración con la Administración para lograr una mayor fabricación en España de medicamentos estratégicos, y estamos trabajando intensamente en ello. No puede ser de otra forma, puesto que no hay nada más gratificante para el fabricante de cualquier producto que contar con la satisfacción del cliente y mucho más, como ocurre en el caso de los medicamentos, si ese producto contribuye a mitigar el dolor o a salvar una vida.

*Emili Esteve​ es director del Departamento Técnico de Farmaindustria.

Fabricar medicamentos no es fácil. Cuando tenemos entre los dedos una simple cápsula, podemos estar seguros de que contiene una cantidad determinada de compuesto, exactamente la que se indica en el envase. Esto es así porque en la fabricación de medicamentos se parte de unos elevados estándares —las denominadas normas de correcta fabricación— que aseguran la consistencia en la producción, la validación de los procedimientos y el rechazo de las desviaciones sobre las especificaciones marcadas.

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