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Medicamentos: no convirtamos en problema lo que es una solución
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Medicamentos: no convirtamos en problema lo que es una solución

El mejor acceso posible de los pacientes a la innovación, garantizando la sostenibilidad financiera del sistema, solo será posible trascendiendo la visión parcial, a corto plazo, simplista y miope en este sector

Foto: Foto: Freepik.
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¿Gastamos o invertimos en medicamentos? Si nos dejamos llevar por el lenguaje, diríamos que gastamos. Siempre se habla de gasto farmacéutico. En puridad, claro que implican un gasto, pero podemos convenir que la expresión tiene una cualidad peyorativa que no se corresponde con el retorno que el medicamento aporta desde una triple perspectiva sanitaria, económica y social.

El fin último de los medicamentos innovadores es mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes, tratando siempre de superar los resultados de los tratamientos utilizados hasta ese momento en la práctica clínica y sumando conocimiento para garantizar el avance de la ciencia biomédica. Su desarrollo es un proceso largo (10 años de media), complejo y costoso, que supone una inversión cercana a los 2.500 millones de euros y con un alto riesgo: hoy, menos del 8% de los medicamentos en desarrollo que alcanzan la fase clínica de la I+D llegará a ser aprobado.

Los nuevos medicamentos son los responsables directos de hasta el 73% del incremento de la esperanza de vida en los países desarrollados, cuando sabemos que una mejora de un año en la esperanza de vida de la población supone un aumento del 4% del producto interior bruto (PIB). Por ello, la llegada de esos nuevos tratamientos, pese a suponer un desembolso de recursos en primera instancia para los sistemas sanitarios, tiene un efecto secundario positivo para los Estados desde el punto de vista económico y social: ahorran costes de una forma muy importante, tanto en el propio sistema sanitario como en otras áreas de gasto público y privado, mejorando la estructura productiva de un país. Es decir, la innovación farmacéutica mejora la eficiencia y genera crecimiento económico.

"Cada euro invertido en medicamentos ahorra entre dos y siete en otros gastos sanitarios, desde visitas a urgencias a cirugías"

La evidencia científica sustenta esta afirmación. Cada euro invertido en medicamentos ahorra entre dos y siete euros en otros gastos sanitarios, desde visitas a urgencias a intervenciones quirúrgicas; suma ahorros de gasto público y privado en ámbitos no sanitarios, y tiene impactos positivos indirectos en productividad y en mejora del PIB. En resumen, la innovación farmacéutica permite optimizar los recursos sanitarios, genera un importante ahorro de costes directos e indirectos tanto a los sistemas de salud como en otros ámbitos de la economía, mejora la productividad laboral y es la base de un sector productivo muy dinámico que está a la cabeza en inversión industrial en I+D. De hecho, uno de cada cinco euros que la industria española invierte en I+D procede de compañías farmacéuticas.

Esta realidad no impide que a menudo la llegada de innovaciones transformacionales, cada vez más precisas y capaces de cambiar radicalmente tanto la vida de los pacientes como la de sus familiares y cuidadores, se ligue a problemas de sostenibilidad de los sistemas sanitarios. Se suele destacar el elevado número de potenciales medicamentos en desarrollo como si fueran una amenaza para la viabilidad financiera del sistema, pero la realidad, como se ha dicho, es que menos de un 8% de las moléculas que logran alcanzar la investigación clínica llegarán a convertirse en nuevos medicamentos autorizados por las grandes agencias europea y estadounidense. Además, muchos de los que se autorizarán serán competidores directos en las mismas patologías y grupos de pacientes, con lo que el gasto no será aditivo, sino que se repartirá entre varios medicamentos.

"Cerca del 40% de los fármacos que se dispensan a los pacientes en las farmacias de nuestro país tiene un coste inferior a los 2,50 euros"

Tampoco resulta demasiado relevante la llamada de atención sobre el elevado precio de algunas innovaciones. Aunque siempre surgen voces alarmistas que sugieren que dichos precios van a ser la norma en la industria, en realidad son la excepción. Se trata de medicamentos destinados a muy pocos pacientes, lo que implica un precio más alto. Además, hay que recordar que en España el precio de los medicamentos está intervenido por la Administración y así va a seguir siendo, y que la mayoría de ellos tienen un precio muy bajo: cerca del 40% de los fármacos que se dispensan a los pacientes en las farmacias de nuestro país tiene un coste inferior a los 2,50 euros.

Es cierto que el éxito de la medicina de precisión ha generado un nuevo escenario para los sistemas sanitarios. Sin embargo, cuando se hace un análisis completo, tanto de los fármacos que están por llegar como de los ahorros que generarán los medicamentos que pierden sus patentes, la conclusión es que la innovación farmacéutica no supone un peligro para la sostenibilidad financiera del sistema sanitario público español. Así ha sido en el pasado y así continuará siéndolo en el futuro, a la vista de las previsiones que manejan todos los analistas sectoriales.

"De esa racionalidad debe partir el diálogo entre la Administración, la industria farmacéutica y el resto de agentes del sector salud"

Hay que situar el diálogo sobre la innovación en medicamentos y el acceso a ellos por parte de los pacientes en el campo de la racionalidad. La evolución de la investigación biomédica está transformando el cuidado de la salud y está aportando a los pacientes soluciones que eran insospechadas hasta no hace mucho. De esa racionalidad debe partir el diálogo entre la Administración, la industria farmacéutica y el resto de agentes del sector salud para conseguir el mejor acceso posible de los pacientes a la innovación, garantizando la sostenibilidad financiera del sistema.

Esto solo será posible trascendiendo la visión parcial, a corto plazo, simplista y miope en este sector, e introduciendo una perspectiva de análisis más amplia que tenga en cuenta el valor clínico, económico y social de la innovación, además de cómo se traduce en ahorro para el sistema a medio y largo plazo. Esa es la única manera de defender el bien común y el interés del conjunto de la sociedad. No convirtamos en un problema lo que en realidad es una solución.

*Pedro Luis Sánchez es director del Departamento de Estudios de Farmaindustria.

¿Gastamos o invertimos en medicamentos? Si nos dejamos llevar por el lenguaje, diríamos que gastamos. Siempre se habla de gasto farmacéutico. En puridad, claro que implican un gasto, pero podemos convenir que la expresión tiene una cualidad peyorativa que no se corresponde con el retorno que el medicamento aporta desde una triple perspectiva sanitaria, económica y social.

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