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Bufetes, consultoras y el timo piramidal
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Bufetes, consultoras y el timo piramidal

¿No les parece que el modelo de crecimiento de las consultoras y de los grandes despachos de abogados guarda muchas similitudes con un esquema Ponzi?

Foto: Esquema Ponzi es la denominación del célebre fraude y se basa en dos ideas básicas: la naturaleza secuencial de las inversiones y el crecimiento piramidal. (iStock)
Esquema Ponzi es la denominación del célebre fraude y se basa en dos ideas básicas: la naturaleza secuencial de las inversiones y el crecimiento piramidal. (iStock)

El nombre de Carlo Ponzi es probable que no le sugiera nada a aquellos ajenos al mundo del Derecho o, a lo sumo, al de las finanzas. Las chungas, se entiende. Porque este señor tiene el honor de dar nombre a una estafa muy extendida en el XX y el presente, pese a que ni siquiera la inventó, puesto que se remonta a la anterior centuria, cuando él apenas había nacido.

Esquema Ponzi es la denominación técnica del célebre fraude y se basa en dos ideas muy básicas, de las que se nutre: la naturaleza secuencial de las inversiones y el crecimiento piramidal.

En efecto, casi todo en la vida se desarrolla de manera secuencial, pocas cosas suceden de forma simultánea y, mucho menos, las decisiones que revisten cierta complejidad. Este desfase natural ofrece al estafador la oportunidad de remunerar a los primeros inversores con el dinero recibido de los siguientes, aun cuando no exista rendimiento alguno (dado que no hay inversión alguna tampoco), con la intención de crear una ilusión de permanente rentabilidad a sus incautas víctimas.

Es evidente que una estructura así diseñada solo puede aspirar a extenderse en el tiempo, en tanto en cuanto el flujo de nuevos inversores crezca de una manera exponencial. Y es ahí donde entra en juego la segunda característica del esquema Ponzi: el crecimiento en pirámide. Pero dicha falsa rentabilidad, aunque logre perdurar unos años, nunca podrá ser perpetua. Siempre llegará el momento en que el sistema colapse ante su incapacidad de seguir sosteniendo su crecimiento a ese ritmo. Será entonces cuando se destape el timo.

Foto: Un total de 32.000 afectados del país serían víctimas de un presunto criminal (Reuters/Dado Ruvic)

Volvamos ahora la vista al modelo clásico de crecimiento de las principales sociedades de servicios profesionales independientes: las grandes consultoras y los bufetes de abogados. Se trata de organizaciones en las que un reducido grupo de profesionales, denominados socios ('partners', en la jerga) disfrutan de una altísima remuneración que se sostiene gracias a una extensa base de asociados.

A simple vista, esto es lo mismo que ocurre en cualquier empresa de otro sector. La diferencia radica en que, mientras que en las demás compañías la mayoría de los miembros de dicha base no aspiran a llegar a formar parte nunca de la cúspide de la pirámide, en las grandes consultoras y despachos todos los recién incorporados sin excepción aspiran a llegar a convertirse en socios.

Foto: Foto: Pixabay.

¿Es esto posible? ¿Resulta razonable pensar que dichas empresas de servicios profesionales van a ser capaces de seguir creciendo 'sine die' para poder colmar las expectativas de sus juniors, que, desde su incorporación, pagan con un esfuerzo sobrehumano el peaje que ellos creen necesario para cumplir su sueño? Seamos deliberadamente provocadores, porque, así expuesto, ¿no les parece que el modelo de crecimiento de las consultoras y de los grandes despachos de abogados guarda muchas similitudes con un esquema Ponzi?

Es obvio que se trata de una exageración, pero no dejan de existir curiosos paralelismos: una magra cúspide que se alimenta de una base cada vez más amplia; el requisito para convertirse en socio consistente en gestionar un equipo con un ratio mínimo de apalancamiento, tanto en número de personas como en ingresos generados; la necesidad de un imposible crecimiento infinito de la demanda de asesoramiento por parte de los clientes para que siga siendo viable nombrar más 'partners'.

Foto: Edificio Castelar, una de las dos sedes del bufete Pérez-Llorca. (Creative Commons)

Esto es, parece que hemos creado un modelo de empresa en estos sectores que se basa en el (imposible de perpetuar) crecimiento piramidal.

¿Y qué ocurre una vez que se llega al límite, cosa que ya parece haber ocurrido? Una vez se llega al tope, lo único que queda es pervertir la estructura, al modo de una pirámide demográfica de país desarrollado, en la que la base se estrecha y la zona media se ensancha, hasta tener el mismo grosor. Pero es que la réplica es tan fiel, que la base es cada vez más y más estrecha, siendo en extremo difícil encontrar candidatos dispuestos a sacrificar su vida personal durante muchos años para lograr un objetivo que ni siquiera saben con seguridad que vayan a poder otorgarles.

Foto: Dos abogados examinan unos papeles. (iStock)

Entonces, ¿quiénes son los perjudicados? Evidentemente, los 'partners' no. Habrá que mirar a la parte media de la pirámide, compuesta por los seniors atrapados en un perverso sistema del que les será difícil escapar. Ellos conforman el grueso de la estructura y son su motor. Y ellos serán los que sostengan a los socios.

Porque a los de abajo ni los miremos. Los más jóvenes ya no están dispuestos a caer en el esquema Ponzi.

* Javier Vasserot es abogado y escritor.

El nombre de Carlo Ponzi es probable que no le sugiera nada a aquellos ajenos al mundo del Derecho o, a lo sumo, al de las finanzas. Las chungas, se entiende. Porque este señor tiene el honor de dar nombre a una estafa muy extendida en el XX y el presente, pese a que ni siquiera la inventó, puesto que se remonta a la anterior centuria, cuando él apenas había nacido.

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