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El PSG, el fair play y la patente de corso

Llama poderosamente la atención que, tras constatar el grave incumplimiento por parte del PSG (que, para más inri, era reincidente), la UEFA solo le haya impuesto una sanción de 65 millones de euros

Foto: Paris Saint Germain en un partido contra el Olympique Marseille. EFE EPA IAN LANGSDON
Paris Saint Germain en un partido contra el Olympique Marseille. EFE EPA IAN LANGSDON

Francis Drake fue un exitoso marinero del siglo XVI, figura clave en la derrota de la Armada Invencible en Plymouth y primer inglés en dar la vuelta al mundo, llegando a ser nombrado sir por la Reina Isabel I.

Sin embargo, y pese a lo abultado de su expediente de servicios y honores, no es por el mismo por el que sir Drake es recordado, sino que lo que realmente lo ha hecho célebre es haber sido uno de los más conocidos corsarios de la Historia, esto es, marineros a los que la Corona (inglesa en este caso) les otorgaba patente de corso, una licencia que los legitimaba a asaltar navíos comerciales de otros países y quedarse con las mercancías de las que pudieran apropiarse tras los asaltos. Vamos, lo que viene a ser un delincuente consentido.

Todo este episodio histórico me ha venido a la cabeza de manera inconsciente al hilo de la investigación que la UEFA abrió a un conjunto de clubes de fútbol sospechosos de haber conculcado el 'fair play' financiero, sea lo que sea lo que esto quiera decir.

Hasta aquí, todo correcto. No obstante, lo que llama poderosamente la atención es que, tras constatar el grave incumplimiento por parte de uno de ellos, el Paris Saint Germain, que, para más inri, era reincidente, tan solo le haya impuesto una sanción económica en forma de multa diferida de 65 millones de euros por cinco ejercicios de infracción, de cuya cuantía lo único que ha de pagar ahora son diez millones. El resto al cabo de tres años y si persiste la conducta, se entiende que de forma que opere como aliciente para la redención.

Foto: Mbappé no está terminando de tener el papel ni la comodidad que esperaba en el PSG. (EFE/EPA/Yoan Valat)

La cifra es clamorosa de puro ridícula para una entidad que no ha dudado en gastar cientos de millones (250 de sueldo más 125 de prima de fichaje, según The New York Times) en renovar a su jugador insignia (Kylian Mbappé) y que lleva invertidos más de mil quinientos millones de euros (unas 25 veces la cuantía de la multa) en fichajes durante la última década. ¡Si es que hasta el mismo Cucurella le ha costado más dinero al Chelsea!

Cosas de competiciones privadas, dirán algunos. Más o menos algo así como que a quien no le guste que no venga. Lo malo es que la masa social detrás de los clubes que forman parte de la competición no puede ser menos privada. Resulta que es absolutamente democrática y abierta. Cualquiera puede declararse seguidor del equipo que se le antoje. Y eso merece un cierto respeto.

Porque la levísima sanción impuesta a los galos no puede sino ser interpretada como una moderna patente de corso comprada a muy bajo precio por la entidad parisina. Dicho de otra manera: el PSG ha logrado dar carta de naturaleza a sus incumplimientos financieros a cambio de abonar cada cinco años una pequeña multa.

Foto: Al-Khelaifi, durante la presentación de Galtier. (EFE/Mohammed Badra)

Así que ahí tenemos a la Corona (la Federación Europea, en este caso), otorgando patente de corsario al equipo francés. Ahora la pregunta es: ¿quiénes son esos navíos extranjeros a los que esta Corona permite expoliar? ¿A qué formaciones le interesa a la UEFA hostigar permitiendo una competencia financiera tan desleal? Pongan ustedes los nombres. No resulta difícil identificar a qué clubes considera preciso atar en corto para disuadirlos de proyectos díscolos. La única manera de debilitar a los históricos dominadores de la Copa de Europa (para los más modernos, la Champions), interesados en montar su propia liga para escapar de las garras de una competición privada que no les pertenece y que, además, los somete, es generar alternativas creadas a golpe de talonario y vista gorda financiera.

Sin embargo, con lo que no cuentan los mandatarios del fútbol continental es con la resistencia del aficionado a adoptar camisetas impuestas. Porque, como dice el personaje de Guillermo Francella al referirse al prófugo asesino hincha del Rácing de Avellaneda en El secreto de sus ojos, maravillosa película argentina ganadora del Óscar de la Academia en 2009:

"Te das cuenta, Benjamín? El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar de pasión".

* Javier Vasserot es abogado y escritor.

Francis Drake fue un exitoso marinero del siglo XVI, figura clave en la derrota de la Armada Invencible en Plymouth y primer inglés en dar la vuelta al mundo, llegando a ser nombrado sir por la Reina Isabel I.

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