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Los derechos de autor en la era de la inteligencia artificial
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Los derechos de autor en la era de la inteligencia artificial

Sin duda estamos ante una auténtica revolución tecnológica y la sociedad debe ir preparando el terreno para crear un marco jurídico que pueda legislar sobre estas cuestiones

Foto: Foto: Pexels.com
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Llevamos varios meses trabajando en todos los sectores con una de las herramientas más populares de inteligencia artificial como es ChatGPT. Esta herramienta está facilitando la vida diaria de cualquier persona que necesite generar contenido en su día a día. Sin embargo, como en toda nueva era tecnológica, se plantean diferentes retos y problemáticas a resolver, en este caso, una de ellas son los derechos de autor.

Y, ¿quién es el autor intelectual del contenido generado por una IA? Es una pregunta que actualmente está en varios despachos de abogados, tanto por quienes consumen esta inteligencia, como por las fuentes abiertas consultadas por la IA en su aprendizaje y que, obviamente, disponen de derechos de autor.

Desde el punto de vista legal, existen sentencias en Estados Unidos donde se resuelve la primera cuestión indicando que para aplicar derechos de autor, el trabajo debe haber sido desarrollado por una mente humana y no por una máquina, por ende, cualquiera que usara nuestro código o trabajo, no estaría vulnerando nuestra propiedad intelectual.

En el ámbito de la Unión Europea se vincula la autoría a las personas físicas en el artículo 2.1 de la Directiva 2009/24/CE y en el artículo 4.1 de la Directiva 96/9/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, donde se indica que siempre debe de existir una persona física que realice el trabajo creativo, el autor debe de ser una persona y no podemos atribuir un copyright a un robot o máquina. Algo similar a lo que ocurre en España, en cuyo marco jurídico hemos de guiarnos por el artículo 5 del Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, que considera al autor "persona natural que crea alguna obra literaria, artística o científica". Esto significa que rige el principio de originalidad.

La conclusión jurídica que extraemos de las tres legislaciones citadas es que "no hay obra sin autor, ni autor sin obra". Por ello, podemos afirmar, a día de hoy, que una inteligencia artificial nunca será autora original, este es un privilegio le corresponde, con la legislación vigente, a los humanos.

El otro debate, que, si cabe, es aún más importante porque afecta a los creadores “humanos”, es el relacionado con las fuentes originales a las que la inteligencia artificial consulta y recurre para generar su propia obra. Este caso es un problema más complejo de lo que a priori podría parecer, ya que bastaría con que la IA indicara las fuentes consultadas como en cualquier documento y así preservaría la originalidad del autor.

Foto: Mesa redonda 'Inteligencia artificial y creatividad'.

Sin embargo, una inteligencia artificial elabora el contenido sin mostrar sus fuentes, consultando millones de documentos en fuentes abiertas, lo cual no significa que estén exentas de derechos de autor. Pero el funcionamiento de la IA es, permitidme el símil, como si se tratara de un cerebro humano, dispone de un periodo de aprendizaje hasta llegar a un nivel de madurez que le permita generar su propio contenido "original" de forma autónoma. Este proceso nos plantea una serie de cuestiones éticas y legales en relación con los autores originales.

¿Por qué no es este el mismo proceso por el que los humanos adquirimos conocimientos, leyendo diferentes libros o artículos para generar nuestro propio contenido? ¿Debemos afirmar que los humanos no somos originales porque hemos leído y consultado a otros autores? El problema no es tanto la originalidad o cómo aprende, y sí más el aspecto económico que existe tras estas herramientas. Está previsto, y anunciado, que en el futuro habrá inteligencias artificiales que tendrán licencia de pago por uso y por consultas generadas, por ello, sería justo que los autores originales a los que consulta para "aprender", recibieran una compensación por el beneficio económico que reciben, tanto el propietario de la inteligencia como quien la consume para mejorar su eficiencia en código o procesos que se traducirá en una maximización de los beneficios.

Foto: Foto: EFE/EPA/Wu Hao.

No obstante, hemos de ser realistas y de decir que la IA, tal y como la conocemos y estamos consumiendo ahora mismo, aún está en una fase temprana tanto a nivel tecnológico como a nivel de aprendizaje. Y aunque ya sea capaz de crear obras de arte, imágenes originales y otro tipo de documentos, la realidad es que todos nosotros la estamos usando como una herramienta que nos ayuda en nuestro trabajo diario para mejorar la productividad. De hecho, el mayor uso que estamos haciendo los usuarios de ChatGPT es resolver dudas, generar código de programación e incluso utilizarlo como buscador inteligente, algo que precisamente está explotando el explorador Bing para mejorar las búsquedas web, desde hace muy poco. Pero queda mucho para que hablemos de una inteligencia artificial autónoma al cien por cien.

Sin duda estamos ante una auténtica revolución tecnológica y la sociedad debe ir preparando el terreno para crear un marco jurídico que pueda legislar sobre estas cuestiones que estamos planteando antes de que sea demasiado tarde. Porque, aunque son muchos los interrogantes y las cuestiones que resolver en este sentido, algo de trabajo se puede ir adelantando porque está claro es que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Hay que legislar como se ha hecho antes, con diferentes avances tecnológicos, para disponer de medios que nos permitan conocer cuándo un contenido ha sido generado por una inteligencia artificial para evitar posibles fraudes y que, como dice nuestro refranero, no nos den gato por liebre.

* Rafael López es head of Solution Architecture EMEA/LATAM de Perception Point.

Llevamos varios meses trabajando en todos los sectores con una de las herramientas más populares de inteligencia artificial como es ChatGPT. Esta herramienta está facilitando la vida diaria de cualquier persona que necesite generar contenido en su día a día. Sin embargo, como en toda nueva era tecnológica, se plantean diferentes retos y problemáticas a resolver, en este caso, una de ellas son los derechos de autor.

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