Isidro del Saz, un ejemplo en todas las facetas de la vida

Recientemente, se nos fue nuestro amigo del alma Isidro del Saz (1961- 2023). Un gran hombre, admirado y respetado compañero en mi vida profesional y muy querido amigo en mi vida cotidiana. Querido por todos los que le hemos tratado, sin excepción, fue un ejemplo en todas las facetas de la vida. Sobresaliente en todo.

Reconocido por todos, era uno de los más prestigiosos abogados fiscalistas de España, pero no solo en esa especialidad destacaba, tenía siempre una visión clara y precisa de los escenarios jurídicos en los que participaba, y su sentido común era clave para definir la estrategia a seguir. Así, fue un ejemplo para varias generaciones de abogados, los que le precedimos, sus coetáneos y los que le sucedieron.

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Isidro y yo trabajamos mano a mano durante casi 20 años, intervinimos en algunos de los más relevantes asuntos que se sucedieron en aquellos momentos posteriores al ingreso de España en el entonces mercado común. La actividad profesional en aquellos años era mayoritariamente presencial, lo que implicaba numerosos viajes profesionales. Esos viajes con Isidro eran pura delicia, disfrutaba de todo y con todos, siempre se encontraba animado, nunca manifestaba cansancio, con lo cual trabajábamos con gran alegría y ello se reflejaba en los resultados. Sabía tanto derecho fiscal y lo aplicaba tan bien que las soluciones venían solas y en plena sintonía con los objetivos y estrategias comerciales y mercantiles que nos demandaban. Isidro fue, en suma, pilar fundamental de nuestro despacho.

Pero además, Isidro disfrutaba enormemente de la vida, como el que más, era alegre y transmitía a todos su alegría, sobre todo a los que tuvimos el privilegio de compartir con él la vida profesional. Disfrutaba con la buena mesa y de las tertulias que se organizaban tras ella. Sus vacaciones eran sagradas, nada le perturbaba, pensaba que así compensaba a su querida familia por sus reiteradas ausencias del resto del año; daba así muestras de un excepcional equilibrio vital, incluso en los asuntos más espinosos. Gran aficionado a todos los deportes en general y al futbol en particular, hincha acérrimo de su querido Atlético de Madrid, al que seguía en todos sus desplazamientos importantes, en especial los de la Champions.

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Pero sobre todo ello destacaban, como siempre me recalcaba, dos cosas: su gran fe y su amor por su estupenda familia, su Piroska —como así llamaba cariñosamente a su esposa, Pilar Albert— y sus hijos, Rodrigo, Casilda y Gonzalo, todos ellos magníficos profesionales en ciernes.

Dos anécdotas simpáticas que denotan su carácter alegre y expansivo. Una, de novios Pilar y él pasaban sus vacaciones veraniegas en Sanxenxo, alguna mañana luminosa del mes de agosto y cercana ya su boda que se celebró en La Toja, se veía surcar el cielo de la playa una avioneta con una pancarta en la que se leía: "Piroska, te amo"; otra, recién nacidos sus hijos y en el nido, sus cunas aparecían adornadas con una bufanda del Atlético de Madrid, a la par que se apresuraba a hacerles socios del club casi antes de acudir a inscribirles en el Registro Civil. Querido Isidro, te nos has ido al cielo y te echamos mucho de menos aquí.

* Luis Fernando López-Chicheri Dabán es cofudador de Estudio Legal Abogados