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Nueva Ley Concursal: oportunidades para los que se anticipen
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Nueva Ley Concursal: oportunidades para los que se anticipen

La normativa crea un entorno más seguro para las empresas en ciertos ámbitos... sin embargo, beneficiará solo a aquellas organizaciones e inversores que actúen con rapidez

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La nueva Ley Concursal representa un cambio significativo en cómo se abordan los problemas de insolvencia empresarial. Pero para aprovechar al máximo sus beneficios, deudores, acreedores e inversores deben actuar con anticipación. La ley permite la formación estratégica de clases de acreedores para votar en el Plan de Reestructuración. Quien se adelante en la definición de estas clases tendrá una ventaja significativa, pues podrá estructurarlas de manera que reflejen con mayor precisión la situación financiera real de la empresa. Esto reduce el riesgo de impugnaciones por parte de terceros y aumenta la probabilidad de que los planes de reestructuración sean aprobados con éxito, permitiendo la viabilidad de la sociedad.

Otra disposición clave es la que permite a las entidades financieras acreedoras cambiar al experto en reestructuraciones si se cumplen ciertos requisitos. La figura del experto cobra relevancia notable en los supuestos de planes no consensuales y que requieren la valoración de la compañía como empresa en funcionamiento. Este cambio en el proceso de evaluación les da a las entidades financieras un mayor control sobre el proceso. La prontitud es crucial aquí también, ya que no es una cuestión pacífica entre los operadores del sector si la ley permite presentar planes alternativos de reestructuración. Por lo tanto, presentar un plan sólido rápidamente es casi ineludible.

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La anticipación también brinda más tiempo para negociar. Esto es especialmente valioso en un entorno económico incierto y puede ser el factor determinante en el éxito de un proceso de reestructuración. En el tema de los avales ICO, que han sido un obstáculo en el pasado, actuar con anticipación puede simplificar significativamente las negociaciones y el proceso de reestructuración en sí.

Los socios de las empresas también deben prestar atención. La nueva ley cambia su posición en los procesos de reestructuración, y si no actúan a tiempo, podrían perder el control de sus empresas. La estrategia de loan-to-own se perfila como una herramienta útil para los inversores que buscan adquirir empresas a través de financiación directa o compra de deuda en el mercado secundario. Además, la ley crea un entorno más seguro para la venta de unidades productivas, beneficiando a las empresas e inversores que actúan con rapidez.

"La ley crea un entorno más seguro para la venta de unidades productivas, beneficiando a las empresas e inversores que actúan con rapidez"

En resumen, la nueva Ley Concursal ofrece un marco más flexible y estratégico para enfrentar la insolvencia empresarial. Pero su éxito depende de la capacidad de las partes interesadas para anticiparse y actuar rápidamente. Aunque la ley representa un avance significativo, todavía necesita ajustes y aclaraciones para ser completamente efectiva.

Así se confirma un evidente mantra que en sede de derecho de insolvencia resulta de necesaria atención, una actitud proactiva y no reactiva siempre resulta recomendable. Dicho de otra manera, el que, con ánimo de evitar o posponer las obligaciones que le vienen impuestas en sede legal, dilate la toma de decisiones, se enfrenta a un riesgo cuyas consecuencias pueden ser ciertamente negativas.

Foto: El presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO), José Carlos García de Quevedo. (EFE/Kiko Huesca)

En definitiva, aquel que asume una actitud activa e intenta acudir a las soluciones que habilita el texto de la Ley Concursal para remediar las situaciones de dificultad financiera, conseguirá – salvo casos de inevitable fracaso- salvar su patrimonio, poner en valor el negocio que, es o puede, ser insolvente y evitar la tan poco deseada entrada de terceros en el capital social o si se quiere “expropiación civil”.

Basta recordar que el actual texto de la ley concursal con especial anticipación temporal, el concepto de “probabilidad de insolvencia”, para aquellos que puedan prever, nada más y nada menos que veinticuatro meses antes, que en caso de no acudir a un plan de reestructuración su situación de insolvencia se confirmara. No hay mejor muestra del fomento por parte del legislador de las actitudes proactivas en sede de insolvencia que la entrada en juego del citado concepto de “probabilidad de insolvencia” y la habilitación de un plazo tan extenso para evitar situaciones futuras de más complicada solución.

* Alejandro Rey, de la boutique especializada en concursal RSGM Abogados y Álvaro Cid-Luna, director de Inversión y Reestructuración en NK5.

La nueva Ley Concursal representa un cambio significativo en cómo se abordan los problemas de insolvencia empresarial. Pero para aprovechar al máximo sus beneficios, deudores, acreedores e inversores deben actuar con anticipación. La ley permite la formación estratégica de clases de acreedores para votar en el Plan de Reestructuración. Quien se adelante en la definición de estas clases tendrá una ventaja significativa, pues podrá estructurarlas de manera que reflejen con mayor precisión la situación financiera real de la empresa. Esto reduce el riesgo de impugnaciones por parte de terceros y aumenta la probabilidad de que los planes de reestructuración sean aprobados con éxito, permitiendo la viabilidad de la sociedad.

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