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La importancia de hacer prácticas para el estudiante de Derecho
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La importancia de hacer prácticas para el estudiante de Derecho

Los alumnos de derecho dudan si convertirse en becarios. Sin embargo, esta experiencia puede prepararlos para un futuro en un bufete de élite o una 'boutique' especializada

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Desde que comencé mis estudios universitarios, hace ya cuatro años, he tenido una enorme curiosidad por las prácticas profesionales. Ahora, tras haber sido becario en tres despachos ​de abogados durante los dos últimos veranos, me siento en la obligación moral de trasmitir esta experiencia a futuros estudiantes. Por esto, ahora que comienzan los procesos de selección para las prácticas de verano de los grandes despachos, intentaré animar a esos estudiantes que están dudando si mandar o no el currículum. Quizás no tenga mucho éxito en mi empeño, no obstante, con que uno de los lectores aplique a una de las vacantes me daré por satisfecho.

Antes de solicitar las prácticas surgen muchísimas dudas: ¿No es muy pronto hacer prácticas en mi curso?, ¿y si no me cogen?, ¿para qué hacerlas si no me quiero dedicar a la abogacía?, ¿quiero “perder” tiempo de mis vacaciones?, ¿es muy difícil el proceso de selección?, ¿voy a estar “explotado”? En definitiva: ¿Compensa? Mi respuesta es un rotundo sí, compensa. Intentaré dar respuesta a estas y más preguntas que nos rondan la cabeza antes de entrar a cualquier web de careers de una firma.

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En primer lugar, nunca es demasiado pronto (tampoco demasiado tarde) para intentarlo. Es cierto que hay firmas que, como es lógico, exigen que curses uno de los últimos cursos para poder incorporarte; sin embargo, todo lo que intentes hoy será un valor añadido mañana. Es muy probable que, tras hacer el proceso de selección, no seas contratado, pero habrás hecho una entrevista más, que te ayudará cuando te enfrentes a la siguiente. Aunque cada despacho tenga pruebas que lo diferencian del resto, la mayoría de los procesos de selección son parecidos: una prueba escrita y una entrevista con RRHH, con un socio de la firma o ambas. Por esto, cuanto antes empieces a aplicar más pruebas habrás hecho cuando realmente tengas opciones y, en consecuencia, más soltura tendrás.

El primer curso que intenté hacer prácticas era consciente de que era muy complicado conseguir entrar en un gran despacho sin estar en mi penúltimo año de carrera, hice tres procesos de selección y ese verano no trabajé en ninguna de esas firmas. Volvería a hacerlo sin dudas, el siguiente curso ya tenía un pequeño bagaje que me ayudó a conseguir prácticas. Además, no todo el mundo de la abogacía son los Garrigues, Cuatrecasas o Uría. También es muy enriquecedor trabajar en un despacho más pequeño, donde quizás se pueda entrar antes. Ese fue mi caso, conseguí ser becario en una boutique en la que disfruté y aprendí muchísimo. Un despacho más pequeño también tiene ventajas, el contacto con el socio es mayor y las tareas del estudiante también aumentan, lo que aporta muchísimo al aprendizaje.

Foto: La brecha generacional divide a los bufetes en plena batalla por la retención de talento.

Las prácticas en despachos son perfectas para los estudiantes. La universidad no siempre consigue mostrar la realidad de lo que se estudia en las lecciones magistrales. Quizás no te apasione la asignatura de procesal civil y por ello creas que el departamento de procesal de un despacho no te va a encantar. Nada más lejos de la realidad, los litigadores trabajan con derecho sustantivo, la LEC es el instrumento, no el derecho de fondo. Lo mismo ocurre con el derecho administrativo, muchas veces es el denostado por los estudiantes cuando en la práctica hay asuntos muy interesantes que le encantarían a cualquier jurista. Si quieres dedicarte a la abogacía, vas a poder confirmar si ese futuro te gustará y, además, vas a poder ver qué áreas son más atractivas para ti. Cuando se es estudiante muchas veces no sabes en qué área estarás más cómodo, a veces incluso crees que te gusta una asignatura en función de la calidad de la docencia.

Además, un mes en un despacho puede formarte más que una asignatura cuatrimestral. Los planes de formación para becarios en los grandes despachos están pensados para que los estudiantes conozcan la realidad del despacho y aprendan de los abogados. Mi trabajo de fin de grado (TFG), por ejemplo, será sobre una doctrina jurisprudencial que no conocí hasta que hice las prácticas. En contra de lo que se suele pensar, los becarios no están para exprimirlos y quitar trabajo a los abogados, al menos mi experiencia no ha sido esa... y no creo que las firmas busquen eso.

"¿Compensa hacer prácticas? Mi respuesta es un rotundo sí, compensa (...) Anímate, aplica a una de esas vacantes, será enriquecedor y aportará mucho a tu percepción del mundo del derecho"

Otro motivo para que un futuro abogado haga prácticas cuanto antes es que podrá trabajar en diferentes despachos, cada uno con una filosofía y un perfil de trabajador. Eso también pesa en la decisión de dónde trabajar, el lugar en el que más encajes hará que estés más cómodo y, por tanto, crezcas más.

Pero las prácticas no son solo importantes para quien quiere ser abogado, cualquier estudiante de derecho debe, bajo mi punto de vista, hacer prácticas en un despacho. En el mundo del derecho, los profesionales no son independientes unos de otros, sino que están constantemente interactuando. El ordenamiento jurídico es un sistema unificado, si quieres ser juez, te aportará mucho ver lo que se piensa en la abogacía de los magistrados o qué se busca con una demanda.

Lo mismo ocurre con quien quiere ser notario, académico o cualquier otra profesión del sector legal. En conclusión, estudiante de derecho, anímate, aplica a una de esas vacantes que comentaba al principio, será enriquecedor y aportará mucho a tu percepción del mundo del derecho.

* Gonzalo Herrero, estudiante de 5º curso de derecho y economía en la Universidad Carlos III de Madrid.

Desde que comencé mis estudios universitarios, hace ya cuatro años, he tenido una enorme curiosidad por las prácticas profesionales. Ahora, tras haber sido becario en tres despachos ​de abogados durante los dos últimos veranos, me siento en la obligación moral de trasmitir esta experiencia a futuros estudiantes. Por esto, ahora que comienzan los procesos de selección para las prácticas de verano de los grandes despachos, intentaré animar a esos estudiantes que están dudando si mandar o no el currículum. Quizás no tenga mucho éxito en mi empeño, no obstante, con que uno de los lectores aplique a una de las vacantes me daré por satisfecho.

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