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Tribuna
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800.000 millones de euros en defensa: ¿desafío para la sostenibilidad o motor de crecimiento?
El rearme europeo tiene al capital riesgo como aliado para mejorar la competitividad e innovación europeo, mediante mecanismos de colaboración público-privada
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La Unión Europea (UE) ha aprobado recientemente un aumento del presupuesto de defensa de la UE, incluyendo un paquete extraordinario de 800.000 millones de euros. La pérdida de confianza en Estados Unidos como aliado y la incertidumbre geopolítica liderada por Donald Trump y Vladímir Putin ha dado lugar a una necesidad de rearme que tiene como reto no perjudicar los objetivos de desarrollo sostenible, al tiempo que genere un impacto positivo en la innovación europea y la generación de empleo y crecimiento económico.
Esta inversión y rearme europeos tienen al capital riesgo como aliado para mejorar la competitividad e innovación europeos, mediante mecanismos de colaboración público-privada. Esto se podrá observar rápidamente en tres aspectos: la constitución de fondos de inversión, las compraventas de empresas (M&A), especialmente en determinados sectores, y la formalización de rondas de inversión en start-ups y scale-ups.
En relación con la constitución de fondos, entidades como el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Instituto de Crédito Oficial, el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) o el Institut Català de Finances (ICF) hace años que tienen un peso muy importante en el levantamiento de fondos de inversión españoles, acaparando casi la mitad de los compromisos de inversión de muchos de estos vehículos de inversión. El papel de estos inversores públicos ha sido especialmente relevante en fondos con estrategias de inversión sostenibles, pero en adelante podremos ver este mismo peso en fondos con estrategias de inversión en sectores como la defensa, aeroespacial, inteligencia artificial o robótica.
Este cambio en las políticas públicas europeas topará directamente con una de las exclusiones más habituales en los últimos años para las políticas de inversión de los fondos, esto es, la imposibilidad de invertir en actividades o compañías dedicadas al comercio o fabricación de armamento y munición e, incluso, en tecnologías que puedan tener un uso secundario de carácter militar (es decir en tecnologías de doble uso o uso dual). Entre las tecnologías de uso dual encontramos productos y software que puedan destinarse a usos tanto civiles como militares o nucleares.
Ante esta situación, muchas gestoras de fondos de inversión con restricciones en la inversión relacionada con la defensa militar se encontrarán con dificultades para invertir en este sector en auge. Una solución pasará por modificar la política de inversión del fondo, pero esto normalmente requiere de mayorías de aprobación en la junta de inversores difíciles de obtener. En otros casos, hay fondos que permiten la inversión en proyectos, tecnologías, armamento y munición cuando dicha inversión se dirige a proyectos de defensa de la UE. En estos casos, la gestora del fondo tendrá mayor libertad para reajustar sus estrategias de inversión en determinados proyectos de defensa o en tecnologías de uso dual.
A pesar de que nos hallamos aún en una fase inicial de este nuevo paradigma, recientemente hemos visto la constitución de importantes fondos de inversión dirigidos a la inversión en defensa, como el Hyperion Fund FCR, constituido en 2024 con un tamaño objetivo de 150 millones de euros, y cuya política de inversión incluye: “compañías de componente tecnológico de uso dual en los sectores aeroespacial, ciberseguridad, inteligencia artificial y defensa”.
Otro reciente ejemplo es el fondo Nazca Aeroespacial y Defensa I FCR, promovido por Nazca Capital, y que pretende levantar un fondo con un tamaño de 400 millones de euros dirigido a invertir en aeroespacial y defensa.
La aparición de estos fondos especializados en defensa es el primer paso para un cambio en la actividad de M&A y venture capital en la UE. A medida que el patrimonio de estos fondos incremente veremos también un incremento en compraventas de empresas y en inversiones en start-ups y scale-ups dedicadas a sectores relacionados con la defensa. Entre estos sectores encontramos: inteligencia artificial, aeroespacial (aviones, drones, misiles, satélites, etc.), software y hardware (especialmente en ciberseguridad), telecomunicaciones, semiconductores, robótica, así como todo tipo de tecnologías de uso dual, entre otros.
En cuanto a la realización de operaciones de M&A y rondas de inversión entran en juego determinadas restricciones por inversiones extranjeras, donde la UE y los Estados miembro buscan limitar y supervisar la inversión de personas y entidades extranjeras en determinados sectores de interés, donde se incluyen las actividades de defensa. De este modo, las inversiones en estos sectores podrán ser controladas por los Estados miembro, a fin de impedir que terceros países participen del rearme e inversión en defensa de la UE.
Los principales impulsores de las operaciones de M&A para estos sectores podrán ser empresas de gran tamaño, principalmente campeones nacionales de cada Estado miembro, en tanto en la UE el mercado de defensa se encuentra muy poco consolidado a nivel europeo. Este tipo de compañías se beneficiará de mayores facilidades de financiación, de mayores ingresos por contratos públicos y, con ello, podrán acometer más adquisiciones de otras compañías de menor tamaño, incluidas también entre ellas start-ups y scale-ups. Ejemplos de compañías en esta posición beneficiosa pasan por: ThyssenKrupp (Alemania), Thales (Francia), Rheinmetall (Francia), Dassault Aviation (Francia), Leonardo (Italia) o Indra (España), pero hay muchas más, y todas ellas han visto ya incrementos en su capitalización de mercado de entre el 50% y el 150%.
Las adquisiciones de empresas que llevan a cabo estas compañías les permitirá mejorar su catálogo de servicios y productos, así como optar a más licitaciones públicas con Estados miembros, pero también les ayudará a lograr más fondos públicos de entre los 800.000 millones de euros a movilizar en la UE.
Finalmente, no debemos olvidar que en el sector defensa la innovación es crucial y aquí las start-ups y las scale-ups suelen aportar ideas más disruptivas que las multinacionales consolidadas. Ejemplos de este tipo de compañías son Tekever (Portugal), Helsing (Alemania), PLD Space (España), Blackshark.ai (Austria) o HarfangLab (Francia).
En conclusión, el incremento en el gasto de la UE en el sector defensa se estima que sea un catalizador en los procesos de levantamiento de fondos de inversión, que a su vez generará una mayor liquidez para las start-ups y scale-ups, así como una mejora en la capacidad de las grandes empresas para invertir y comprar compañías relacionadas con tecnologías de defensa. Sin embargo, deberán pasar unos años hasta que veamos si esta estrategia permite mantener las políticas de desarrollo sostenible de la UE y reducir, a su vez, la brecha de innovación que sufre Europa.
*Alex Plana, socio de Across Legal
La Unión Europea (UE) ha aprobado recientemente un aumento del presupuesto de defensa de la UE, incluyendo un paquete extraordinario de 800.000 millones de euros. La pérdida de confianza en Estados Unidos como aliado y la incertidumbre geopolítica liderada por Donald Trump y Vladímir Putin ha dado lugar a una necesidad de rearme que tiene como reto no perjudicar los objetivos de desarrollo sostenible, al tiempo que genere un impacto positivo en la innovación europea y la generación de empleo y crecimiento económico.