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Agua regenerada: las depuradoras pueden convertirse en los nuevos embalses
La regeneración y reutilización de las aguas residuales tratadas en estas instalaciones puede ayudarnos a hacer frente a los escenarios de escasez a los que nos aboca la crisis climática
El uso responsable del agua potable, basado en el ahorro, es una de las medidas más urgentes de adaptación a la crisis climática, y su reutilización una de las mejores estrategias para progresar en términos de adaptación. De ahí que resulte tan pertinente aprovechar la gran oportunidad que nos ofrece el agua regenerada para avanzar en los dos ámbitos: el del ahorro y la reutilización.
La reutilización es el mejor paso para avanzar hacia un uso circular del agua y asegurarnos el acceso a este recurso vital
El agua regenerada es la que se obtiene tras recuperar las aguas residuales y someterlas al tratamiento necesario para que alcancen los niveles de seguridad requeridos por la normativa vigente (Real Decreto 1620/2007 sobre Reutilización de las Aguas Depuradas) y puedan ser destinadas al uso industrial, al riego agrícola o incluso pueden incorporarse al ciclo urbano para cubrir diferentes usos: como el baldeo de calles, riego de zonas verdes y fuentes o zonas lúdicas (excepto las de baño), entre otros.
Si fuéramos capaces de atender esa importante proporción de la demanda con agua regenerada no solo nos aseguraríamos con mayores garantías el acceso a este preciado recurso, sino que reduciríamos en la misma proporción la captación de agua cruda del medio natural, lo que aliviaría nuestro impacto en los ecosistemas acuáticos, respetando el caudal ecológico de los ríos y favoreciendo la regeneración de los acuíferos.
De este modo, las estaciones depuradoras de aguas residuales, además de reducir la carga tóxica de las mismas antes de reintegrarlas de nuevo en el entorno, pueden convertirse en auténticos aljibes y facilitarnos un aporte de agua que nos será de gran auxilio en épocas de escasez como las que nos aguardan, a corto y medio plazo, en virtud de lo que nos anuncian los modelos climáticos elaborados por los científicos.
Reciclar nuestras aguas residuales para volver a usarlas en todo tipo de ámbitos, ¿acaso existe mejor afán para eludir la incertidumbre? No hay mejor iniciativa para impulsar la economía circular y la acción climática. Ni ninguna que atienda más fielmente los requerimientos medioambientales de la UE para la asignación de los fondos de recuperación.
La voluntad de la UE es promover el uso de este recurso. La tecnología está lo suficientemente madura, tan solo hay que compartirla, socializar su conocimiento y alcanzar las alianzas necesarias (instituciones, administraciones y empresas) para convertirla de una vez por todas en lo que es: una de las herramientas más eficaces de adaptación. Y como en tantas otras ocasiones la pregunta vuelve a ser ¿a qué esperamos para hacerlo? Porque ejemplos prácticos no nos faltan.
En la comarca catalana del Baix Llobregat viene funcionando desde hace años una de las mayores y más modernas plantas de saneamiento de aguas residuales de toda Europa. La instalación, que presta servicio a buena parte del Área Metropolitana de Barcelona, dispone de una capacidad de producción de agua regenerada de más de 100.000 millones de litros anuales.
Un enorme caudal de agua en óptimas condiciones para atender la demanda de riego agrícola, de las diferentes industrias y de los servicios municipales que permite la actual legislación. De hecho, la calidad del agua obtenida en esta estación tras ser sometida al tratamiento terciario (la instalación dispone incluso de un cuarto sistema de depuración) es tan alta que podría ser infiltrada en el acuífero del Llobregat para frenar la intrusión salina que lo amenaza desde hace años.
Sin embargo, y de manera absolutamente incomprensible, este equipamiento básico para la adaptación a la crisis climática y su variable económica, esta auténtica obra maestra de la ingeniería ambiental, sigue rindiendo muy por debajo de sus posibilidades, a la espera de que las decisiones políticas se alineen con lo que marca la UE y dicta el sentido común. Acaso para aprovechar el agua regenerada haya que regenerar antes las administraciones.
El uso responsable del agua potable, basado en el ahorro, es una de las medidas más urgentes de adaptación a la crisis climática, y su reutilización una de las mejores estrategias para progresar en términos de adaptación. De ahí que resulte tan pertinente aprovechar la gran oportunidad que nos ofrece el agua regenerada para avanzar en los dos ámbitos: el del ahorro y la reutilización.
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