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Incendios en Portugal, inundaciones en Centroeuropa: hola, soy el cambio climático ¿todo bien?
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Jose Luis Gallego

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Incendios en Portugal, inundaciones en Centroeuropa: hola, soy el cambio climático ¿todo bien?

Mientras debatimos sobre la rentabilidad de la acción climática, los efectos del calentamiento global siguen recordándonos que esto va muy en serio, y que si seguimos sin reaccionar va a ir a peor

Foto: Un helicóptero del ejército en labores de rescate tras las graves inundaciones de esta semana en Austria (EFE)
Un helicóptero del ejército en labores de rescate tras las graves inundaciones de esta semana en Austria (EFE)

La situación que atravesamos en Europa estos días, con graves inundaciones y devastadores incendios que causan a la vez elevados daños materiales, la evacuación de miles de personas y numerosas muertes, es una consecuencia directa del avance de la crisis climática en nuestro continente, tal y como vienen pronosticando desde hace décadas los científicos.

El último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el estado del clima mundial destaca que "las olas de calor, las crecidas de los ríos, las sequías y los incendios forestales" están teniendo graves consecuencias en distintas regiones del planeta, provocando miles de víctimas, trastornando la vida cotidiana de millones de personas y ocasionando pérdidas económicas valoradas en miles de millones de dólares. Y los autores subrayan que Europa está entre los continentes más afectados.

El Comisario Europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Janez Lenarčič, expresaba esta semana desde Estrasburgo su preocupación por los graves daños causados tanto por los incendios en Portugal como por las inundaciones en toda Europa central y oriental, donde casi dos millones de personas se han visto afectadas y ha habido que lamentar numerosas víctimas.

Foto: Daños por las inundaciones de 2021 en Alemania (EFE/S.Hoppe)

Con precipitaciones tres o cuatro veces superiores a la media anual en tan solo unos días, algunos ríos como el Danubio han alcanzado niveles no vistos en más de un siglo, desbordándose a su paso por ciudades y pueblos y provocando graves destrozos en viviendas, comercios, industrias e infraestructuras. Mientras tanto, al otro lado de Europa, miles de hectáreas de bosque ardían sin control en Portugal en pavorosos incendios imposibles de extinguir.

Para el político esloveno, que se declaraba "conmocionado por las dramáticas imágenes que hemos visto en los últimos días" la situación era el reflejo de la gran amenaza de la que nos alertan los científicos: "Nos encontramos ante una Europa que arde y se inunda al mismo tiempo: vivir en los extremos se está convirtiendo en la norma".

placeholder Los incendios de Portugal han provocado la evacuación de pueblos enteros (EFE/ Carlos Garcia)
Los incendios de Portugal han provocado la evacuación de pueblos enteros (EFE/ Carlos Garcia)

Tal y como reconocía en el plenario de la Eurocámara "estos fenómenos meteorológicos extremos, a los que antes asistíamos una sola vez en nuestra vida, se han convertido ahora en una catástrofe casi anual: la realidad global del cambio climático se ha trasladado a la vida cotidiana de los europeos".

Las palabras del máximo responsable comunitario de emergencias no podían ser más directas: "Hoy lamentamos esta tragedia y nos solidarizamos con las víctimas, pero también debemos mirar hacia el futuro y asegurarnos de estar preparados cuando se produzca el próximo desastre, porque llegará, más pronto que tarde: porque vivimos en una época de crisis".

El alto coste de la inacción

Europa es el continente que se está calentando más rápidamente del mundo y es especialmente vulnerable a graves fenómenos adversos como los que estamos afrontando estos días. Y esa es una realidad que todos debemos aceptar, pues como afirmaba Lenarčič "no podemos volver a un pasado más seguro".

El coste medio de los desastres en la década de los ochenta fue de 8.000 millones de euros al año. En cambio, solo en 2022, los daños superaron los 50.000 millones de euros: ¡en un solo año! Y en 2023 los daños fueron mucho más graves. Por eso es imprescindible activar las medidas de resiliencia ya aprobadas por la UE en la agenda común, pues, como volvía a reconocer el comisario en su comparecencia "el coste de la inacción es mucho mayor que el de la acción". Y es que está demostrado que cada euro invertido en prevención y preparación evita diez euros en pérdidas.

placeholder Inundaciones en Polonia por el desbordamiento del río Odra (EFE/M.Kulczynski)
Inundaciones en Polonia por el desbordamiento del río Odra (EFE/M.Kulczynski)

El pasado mes de abril el Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (PIK) en Alemania, publicaba un informe en la revista Nature según el cual los efectos sobre la actividad productiva derivados del aumento de las temperaturas, los cambios en el patrón de las precipitaciones y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos asociados al calentamiento global, causarían un volumen de pérdidas cercano a los cuarenta billones de dólares anuales hacia 2050. Y los autores volvían a señalar a la economía europea como una de las más afectadas.

El cambio climático está aquí, las devastadoras inundaciones en Europa central y los terribles incendios de Portugal son su tarjeta de visita. Se trata de una verdad incómoda que debemos aceptar, y que seguirá afectándonos aunque la ignoremos. Porque estamos ante una cuestión de ciencia, no de creencia. "La realidad del colapso climático se está trasladando al día a día de nuestras vidas", insistía en señalar desde su perfil en las redes sociales Janez Lenarčič, quien también ejerce como Coordinador Europeo de Respuesta a Emergencias. Una realidad "ante la que debemos actuar ahora para construir un mundo más resiliente a los desastres y más seguro", añadía. Y la primera actuación es aceptarlo.

La situación que atravesamos en Europa estos días, con graves inundaciones y devastadores incendios que causan a la vez elevados daños materiales, la evacuación de miles de personas y numerosas muertes, es una consecuencia directa del avance de la crisis climática en nuestro continente, tal y como vienen pronosticando desde hace décadas los científicos.

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